lunes, 26 de mayo de 2008

Tinariwen: Blues desde el corazón del desierto


"Con el desierto ante ti no digas: ¡qué silencio!, di... no oigo"
Proverbio Tuareg

Cinco millones de kilómetros cuadrados son una inmensidad, más aún si la mayoría de este territorio lo conforma uno de los desiertos más hostiles del planeta: el Sahara. En esa enormidad se desarrolló el pueblo Tauareg, una sociedad nómada de origen bereber, que ha sido conocida como "los hombres azules", debido al tono índigo con que se tiñe su piel debido a la decoloración de las telas y turbantes con los que se visten. Este fenómeno reduce al mínimo la sudoración, por lo que la pérdida de líquidos es casi nula, lo que brinda protección adicional en las condiciones extremas de la zona.

Hoy día apenas existe una población de 300 mil, pocas realmente conservan el estilo de vida nómada, pero todas se dedican al pastoreo, lo que implica desplazamientos de hasta 1500 kms, entre Argelia, Níger y Mauritania. Se orientan para tales menesteres exclusivamente por las estrellas, que además les señalan pozos de agua que ellos únicamente conocen.

Los conflictos políticos, debidos a la posesión de la tierra, aunados a sequías prolongadas, obligaron a los Tuaregs a desplazarse durante la década de los 80. Fueron aceptados en campos libios para refugiados, creados por Muhamad Ghadaffi para preparar futuros combatientes. En ese ámbito se conocieron un puñado de músicos interesados en reivindicar su tradición a través de canciones; así se formó Tinariwen, una agrupación que da voz a una cultura milenaria a través del canto y el sonido de las guitarras eléctricas. Lo que les da una estética impresionante (una banda de beduinos con turbante detrás de las Estratocaster).

Al frente del grupo se encuentra Ibrahim Ag Alhabib, quien participó como guerrillero, con una Kaláshnikov al hombro, durante la segunda rebelión Tuareg (junio de 1990), que pretendía liberar la región de Adrar des Iforas, al norte de Mali. La lucha duró 3 años y cobró miles de víctimas.

Tras el tratado de paz y el adiós a las armas, Tinariwen prosiguieron con su labor de músicos-poetas alejados de los fusiles y ataviados de azul para recrear el sentido más original del blues: canciones de añoranza y pérdida. Sentimientos omnipresentes sobre los que abundan: "No podemos sustraernos al dolor y la nostalgia: son parte consustancial de nuestras propias existencias. Perdí a mi padre de niño y no supe de su muerte hasta muchos años después. También vi la primera rebelión Tuareg, en 1963, y sufrí en carne propia la represión. Todo ello me dejó un pozo de ira y amargura que no pude sofocar durante años".

Al escuchar las vibraciones de esta música, cantada en Tamashek -la lengua nativa del Targui- se constata aquello que el legendario griot Ali Farka Touré solía repetir: "el blues nació en África". Cuando este septeto Tuareg ejecuta su música tiene de su lado al fantasma de John Lee Hooker. Debido a ello, fueron invitados para abrir el concierto de los Rolling Stones en el castillo dublinés de Slane, el pasado mes de agosto. Tanto Keith Richards, como "The edge", guitarrista de U2, no han escatimado los elogios, señalándolos como: "la mejor banda de rock de hoy en día"; e incluso Tom Yorke de Radiohead acotó que ellos fueran una referencia crucial al momento de componer su disco solista The Eraser (06).

Tinariwen, que puede traducirse como "Lugares Vacíos", han editado un tercer álbum, cuyo título proviene de un dicho popular, Aman Iman, o lo que es lo mismo, "el agua es la vida", que fue grabado en Bamako, capital de Mali, bajo la producción del inglés Justin Adams, cuyo conocimiento en música africana le llevó a trabajar con Robert Plant, cuando el ex - Led Zepellin recurrió a estas sonoridades.

Doce canciones que evocan episodios de lucha y momentos de esperanza, que conviven con baladas de amor, sobre las que Ibrahim expone su origen: "A veces me pregunto si no podríamos cantar historias soleadas y divertidas, pero lo veo complicado: toda nuestra poética Tuareg gira en torno al sufrimiento, la nostalgia y, desde luego, el orgullo".

Conformados por bajo, tres guitarras, percusiones, palmas y coros, han dedicado el sucesor de The Radio Tisdas Sessions (2000), debut que fue grabado con ayuda de energía solar en los estudios de la emisora, ubicada en Kidal, y que se logró tras que el grupo Lo´Jo, asentado en Francia, descubriera a la agrupación Tuareg, durante uno de los Festivales del Desierto, a la paz, la tolerancia y el desarrollo en el Sahara y en el mundo de los oprimidos. "La guerra es guerra y la música es música, no conviene confundirlas", reflexiona el cantante, “Mi carrera de soldado fue sólo un episodio de mi vida, pero ahora sé que la música es un arma mucho más efectiva. Cuando los hombres del desierto nos sublevamos, sólo se enteraron en Malí y Níger, además de algún intelectual y un puñado de periodistas franceses. Ahora el éxito de la música Tuareg nos permite enseñar al mundo que existe una ciudad llamada Kidal, al sur del Sahara, donde habita una de las civilizaciones más antiguas de la tierra".

Su discografía se completa con Amasakoul (2004), que les valió para presentar su música en directo por todo el mundo, en calidad de embajadores; ¿está el rock and roll preparado?, inquiría en portada la revista británica Songlines y por respuesta Aman Iman (World Village, 07) alcanzó el primer puesto en la lista europea de ritmos étnicos, gracias a canciones como “Cler Achel”, “Imidiwan Winakalin” y “Mano Dayak”.

Tinariwen es el desierto mismo. Reflejo sonoro de un horizonte infinito, del calor; blues arenoso que surge de entre las dunas; música impresionante y sentida que parece proceder de un tiempo y un mundo muy distinto: "A veces me deslumbran algunos edificios de Londres o la iluminación de los estudios centrales de la BBC, pero disto mucho de envidiar la civilización occidental. No entiendo el ritmo de vida que llevan ustedes, la velocidad a la que se mueven o el espacio tan escaso con el que se conforman. Me amoldo a lo que sea necesario mientras estoy trabajando, pero, cada vez que regreso a casa, comprendo que la libertad y quietud del desierto no tienen comparación con nada".

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