domingo, 25 de julio de 2010

Suave como el peligro


Brotan de tus labios frases arborescentes
para renombrar
al jardín celeste del universo
(Del poema Que nadie sepa)


Casi siempre preparo a detalle lo que voy a decir de otros libros; usualmente me toca ser presentador y/o reseñista de obras ajenas y ello representa una emoción distinta. Es difícil tratar de describir el trabajo propio. Suave como el peligro es mi libro de más reciente publicación (apenas el lunes pasado se presentó en la Feria del Libro Infantil y Juvenil). Tal acontecimiento me provoca unas cuantas digresiones sobre lo que representa dar a conocer un trabajo terminado y el concepto que tengo acerca de la poesía.

Para empezar, celebro en todo lo que cabe su aparición porque representa la confirmación de una amistad fraguada a sangre, fuego y vino durante muchos años. El artista plástico Enrique Garnica y yo, durante años, nos hemos sentido como un par de islas que con su lento desplazamiento han ido creando un archipiélago. Con el tiempo funcionamos ya como una suma de ínsulas que confluyen en el intento de sacudir a una geografía aparentemente llana y carente de atractivos.

Sobre todas las cosas siempre ha prevalecido la creación; una y otra vez han surgido proyectos que nos mantienen juntos. En unos vamos con ciertas compañías, en otros cambian los nombres pero no las intenciones. El apoyo mutuo se convierte en el acicate para no soltar las amarras que unen a las islas.

Más allá de polémicas, diatribas e insolencias hemos trabajado en pos de que lo que quede sea nuestro trabajo, la obra que surge. Suave como el peligro nos permite subrayar que hoy más que nunca creemos que las fronteras entre las disciplinas artísticas se han ido difuminando. En la utópica nación que hemos constituido no hay distingos entre técnicas y procedencias. Aquí se puede oler la arquitectura; escuchar el canto de una pintura o paladear el sabor de una escultura.

Este libro surge de la necesidad personal de escribir una obra que no tuviera ninguna cita, ya que en Loop traicionero (05) recurrí a diversos remixes poéticos. Al final hubo una única concesión, el título es un verso del admiradísimo poeta y loco Leopoldo María Panero. Y nada más, el resto fue rendir un homenaje estético a una obra como la de Enrique, que trasuda vitalidad y riesgo, que encierra un sinnúmero de significados sin asumir por ello una actitud metafísica o mesiánica. Luego vendría una cita puesta antes de la impresión por quien estuvo al cuidado de la edición, Daniel Fragoso, quien completa la plataforma de Pachuco Press.



Quien ha contemplado cada una de las obras de Garnica sabe que en ellas hay una hermosura salvaje y un cierto latido de que algo siniestro subyace en el fondo. No puede ser de otra manera, es Suave como el peligro. Así le gusta ser, un cazador de belleza y verdad en lo profundo de los bajos fondos de la existencia.

Por otra parte, acotó acerca del porqué escribir un libro de poesía y no otra cosa. Aun cuando esta rama de la escritura no atraviese por el más popular de sus estadios sobre la línea del tiempo.

Considero, pues, necesario entender a la poesía -una derivación del lenguaje- como si de un organismo vivo se tratase; por lo que dada su naturaleza se mantiene en un permanente proceso de adaptación-mutación como parte de una estrategia que le permite sobrevivir.

Cada iniciativa de ajuste al medio permite elevar las posibilidades de sobrevivencia a cada individuo. En ese sentido, la literatura se muestra como una posibilidad íntima de salvación ante una fatalidad que agazapada espera el momento oportuno para ceñirse sobre una nueva víctima.

Ante el inevitable proceso de degradación y muerte, sólo nos sobrevivirá la palabra, hija putativa de su tiempo y en pos de una fuga que anticipe un fragmento del porvenir. Cuando no seamos más que restos de materia orgánica en reposo, la poesía –el lenguaje- dará cuenta de aquello que fuimos. Su eco habrá de encontrar la manera de perpetuarse, ya sea en las estrofas de una canción, el fluido digital contenido en una red infinita o la voz de una especie en pos de un poco de eternidad.

Quizá en el ordenador de los tiempos la escritura postrera consista en un poema, tal vez la exhalación final del último de los seres humanos sea un verso. Si la batalla está perdida, el arte es la única estrategia posible para dilatar una partida en contra del olvido y la extinción.

Suave como el peligro está a la venta en la librería Margarita Michelena (interior del teatro Hidalgo Bartolomé de Medina, en la Plaza Juárez).