sábado, 27 de septiembre de 2008

La última broma de David Foster Wallace


Intentar describir de que trata una novela tan extensa como La broma infinita implica de entrada acotar que, como las matrushkas rusas, tenemos delante a una obra que encierra otras muchas en su interior. Es una maquinaria narrativa desplegada en más de 1000 páginas que contiene varias novelas en su seno y que a la postre funcionan como una sola. Pasa de abordar el destino de Norteamérica desde una perspectiva política a retratar con sorna e ironía el fin de la familia tal y como la conocemos; es también una delirante novela de espionaje y terrorismo (con travestismo incluido) entre norteamericanos y canadienses, y una más, de ciencia ficción, acerca de un territorio biotecnológicamente modificado.

En ella, una academia de tenis y una clínica de desintoxicación sirven como pasarela para un desfile de personajes que exhiben la miseria humana. Alcohólicos, drogadictos y deportistas con instintos de superación se arrebatan un mendrugo de vida, mientras en el cuarto de al lado un famoso jugador de fútbol americano despliega una hilera de conquistas sexuales. Aunque tampoco podemos dejar de lado la historia fantástica sobre una película asesina y una ex musa fílmica que esconde su rostro ante una belleza terrible.

Con este libro, Foster Wallace intentó prácticamente contarlo todo y se volcó en el intento, logrando un summun de las neurosis contemporáneas y todo tipo de adicciones. Ya el propio autor trazaba su obsesiva percepción de la existencia: "Todos nos morimos por entregar nuestras vidas, quizá a Dios o a Satán, a la política o a la gramática, a la topología o a la filatelia… a lo que sea”.

Con La broma infinita, publicada en inglés en 1996 (hasta el 2002 apareció en castellano vía Mondadori), le vino el calificativo de escritor de culto, de un adicto patológico a la escritura, de un autor para autores. Muchos de sus colegas consideraron al libro como: “la novela más audaz e innovadora escrita en Estados Unidos en la década final del siglo XX”.

Nacido en Ítaca, Nueva York, en 1962, creció en el ambiente universitario, pues sus padres impartían filosofía y literatura. Sus primeros libros La escoba del sistema (1987) y La niña del pelo raro (1989), le allanaron el camino en el medio editorial, interesado por encumbrar a un nuevo enfant terrible que provocara a los conservadores mediante algunas ideas incendiarias, vertidas en una prosa sumamente cuidada. Tal provocación ideológica se montaba en un estuche minuciosamente detallado.

Admirador de personajes tan polémicos como el conductor televisivo David Letterman y el cineasta David Lynch, de quien aprendió la presencia cotidiana del absurdo y la existencia como un fenómeno delirante, encontró sitio en el ámbito académico (impartía clases de escritura creativa en la Universidad de California en Pomona) y dedicaba tiempo a la redacción de brillantes trabajos periodísticos (recientemente seguía y analizaba la campaña del senador McCain).

Pese a la buena fortuna de sus libros de cuentos y ensayos, entre los que se encuentran Algo supuestamente divertido que no volveré a hacer (1997), Historia abreviada del infinito (2003), Olvido (2004) y Hablemos de langostas (2005), y a llevar una estable (aparentemente) vida matrimonial, entendía la existencia como algo sombrío y decepciónate. Durante una conversación con el periodista Eduardo Lago para el diario El país, declaró: "los Estados Unidos son un buen lugar para vivir. La economía es muy potente, y el país nada en la abundancia. Y sin embargo, a pesar de todo eso, entre la gente de mi edad, incluso los que pertenecemos a una clase acomodada que no ha sido víctima de ningún tipo de discriminación, hay una sensación de malestar, una tristeza y una desconexión muy profundas”.

En varias ocasiones solicitó a su familia que lo internaran en una clínica, pues no creía poder controlar de otra manera sus impulsos suicidas. Tales iniciativas fueron inútiles, el pasado 12 de septiembre se ahorcó en su residencia de Claremont. El cuerpo fue descubierto por Karen Green, su mujer, quien notificó a la policía. La noticia no se hizo del conocimiento público hasta 24 horas después, causando consternación pues aunque era una persona taciturna era muy apreciado entre la comunidad literaria y estudiantil.

A los 46 años de edad puso fin a su vida, quien fuera considerado: “el mejor cronista del malestar de la sociedad norteamericana de finales del siglo XX y comienzos del XXI”. Su obra abrió puertas para una generación entera, que incluye los nombres de Richard Powers, A. M. Homes, Jonathan Franzen, Mark Layner Chuck y Palahniuk; un grupo no formal que algunos llamaron la Next generation.

Heredero de una tradición novelística que pasa por Thomas Pynchon, Don DeLillo y John Barth, Foster Wallace percibió que el realismo no era suficiente para plasmar la irracional forma de vida contemporánea, marcada por la dictadura mediática, la sobreoferta de información, la voracidad de la industria del entretenimiento y la amenaza constante del terrorismo.

De ello dio cuenta en La broma infinita, ubicada en los Estados Unidos del año 2025, una época en la que el cine sigue siendo la fábrica de mitos, que encandila a los cada vez más solitarios seres humanos. Aun planteada en clave futurista, la obra es una crítica despiadada de la sociedad actual, es por ello que uno de sus amigos cercanos, Jonathan Franzen, autor de Las correcciones, afirmó que David era: “nuestro escritor retóricamente más afilado”. La novela fue considerada por la revista Time dentro de las cien mejores novelas escritas en lengua inglesa desde 1923, por sus "diálogos dolorosamente graciosos" y "la fantasía casi infinitamente rica".

Por su parte, Javier Calvo, traductor de la obra de Foster al español, acotó: “Él analizaba muchas formas de soledad de esta sociedad fragmentada, que no tiene defensa para el individuo. Fue la incapacidad para defenderse, la vulnerabilidad del individuo precisamente, la que ahora se muestra como un comentario autobiográfico".

Afectado por profundas depresiones, se mantuvo en tratamiento durante 20 años, pero los molestos efectos secundarios llevaron a Foster a suspender el tratamiento desde el año pasado y buscar apoyo en terapias alternativas de escaso o nulo efecto. Para Michiko Kakutani, crítico del New York Times, la personalidad del también autor de Extinción era compleja pues podía ser: “triste, gracioso, conmovedor y absurdo. Todo con la misma facilidad e incluso al mismo tiempo".
Convencido de la importancia de la experimentación en la literatura, su legado su basa en una obra que con el paso del tiempo va cobrando mayor importancia, y que, más allá de cualquier juego estilístico, tocó fibras nerviosas del tejido social norteamericano, además de reflejar lo que siempre valoró de la escritura, como lo explicaba a Lago, director de Instituto Cervantes de Nueva York, en aquella conversación: "Lo esencial es la emoción. La escritura tiene que estar viva, y aunque no sé cómo explicarlo, se trata de algo muy sencillo: desde los griegos, la buena literatura te hace sentir un nudo en la boca del estómago. Lo demás no sirve para nada".

sábado, 20 de septiembre de 2008

El ritual irlandés de Jape


Jape
Ritual
V2, 08
Prosigue la estupenda racha de primeros trabajos que dan sello a este año e inyectan vitalidad al tiempo presente y dan impulso al relevo generacional. Desde Dublín llega Richie Egan abanderando Jape, cuya celebridad le cayó encima cuando el año pasado una de sus composiciones, que mezclan ánimo rave con folk, se convirtió en un himno festivalero; “Floating” es versionada además en el directo de los Raconteurs (cosa que no le hizo ninguna gracia, pero lo dio a conocer).
Desde la portada el tipo establece que conoce de sintes viejos, cuyos sonidos pone a disposición de la estructura típica de canción; se trata de un cantautor posmoderno que ha escuchado con atención a bandas como Hot chip y LCD Soundsytem. Tiene gran intuición para disparar la chispa pop y bañar de sonidos analógicos su material.

Orgulloso de su origen irlandés canta con marcado acento y le dedica incluso un tema a su fallecido compatriota Phil Lynott, vocalista de Thin Lizzy. Richie es un nerd electrónico con corazón rocker (incluso comenzó tocando hard core). Su primer sencillo “I Was A Man” es la fiesta total a base de un buen riff y melodía. A las otras nueve no les falta ni personalidad ni encanto, ya sea en versión casi acústica (“Nothing Lasts Forever”) o cuando se acuerda de New Order (“Replays”).

Afortunada opera prima que deja en claro que lo nuevo puede ser excitante y lucido por igual.

Estrellas: 3.5

El círculo de Eranos, novela de Carlos Reyes



Acompañó la lectura de las 129 páginas de la novela El círculo de Eranos con Carried to dust, un disco grabado por Calexico, donde uno de sus personajes se siente solo y perdido durante un viaje que lo llevará del desierto californiano y el Yucca Valley hasta las planicies de Arizona.

El hombre está extraviado y solitario durante su incursión, como quizá también me sienta yo durante el recorrido de Paolo César Portinari, el personaje que el torreonense Carlos Reyes Ávila utilizó para narrar un viaje que se siente largísimo a través de un territorio europeo, que si bien se conoce que existe en el plano real más bien se percibe como una ínsula mítica en la que únicamente habita la literatura.

Desde sus orígenes, el arte de contar historias ha tomado al viaje como un pretexto fundamental, en el que la recompensa no se obtiene con su conclusión o con el regreso al punto de partida sino a través del proceso en sí mismo. Pensemos en el cazador que salió de su caverna e inútilmente trató de matar a un mamut; vuelve decepcionado por la falta de alimento, pero motivado por el hallazgo de tierras ignotas que ahora comparte al calor de la hoguera con su tribu.

Ahí tenemos a los que partieron a Troya a librar una guerra ajena tan sólo comprometidos por el honor. Tras la batalla uno de ellos hallará en el extravío su propio destino, haciendo de la Odisea un paradigma. Muchos años después el caballero de la triste figura cabalgará La Mancha inventando que vive capítulos heroicos que sólo su demencia puede crear.

Tampoco podríamos entender los veinte años que separan a 1950 de 1970, sin imaginar a un pandilla de aventureros recorriendo las carreteras norteamericanas de punta a punta. De Nueva York a San Francisco pasando por Denver, o de la Urbe de Hierro hasta las entrañas de una ciudad de México empapada de mezcalina. La esencia beatnick sólo se entiende On the road y a bordo de un automóvil.

Recientemente, la literatura latinoamericana nos entregó una de sus más grandes obras. Los Detectives salvajes de Roberto Bolaño, no es otra cosa que el instinto permanente de Ulises Lima y Arturo Belano por escapar y someterse a un azaroso periplo que pueda congraciarlos con la vida misma.

Los temas pueden variar según la época, lo que está claro es que para la literatura el verdadero viaje radica en el lenguaje, en un recorrido por las palabras y las ideas que permita a su autor conocer primero su esencia y luego plasmar su visión de uno o muchos mundos posibles.

Carlos Reyes emprendió un reto narrativo de grandes dimensiones. Su novela El círculo de Eranos implicó primero un descenso a las profundidades de su propio ser para trazar después el veleidoso mapa de su ruta literaria.



A fin de cuentas, Paolo César Portinari, su personaje, puede ser él mismo, un complejo alter ego o bien un arquetipo del hombre que busca, según los conceptos del psicólogo Carl Jung, cuya figura aparece reiteradamente para dirigir los movimientos de un hombre que intenta interpretar su destino en un escenario onírico, a medio camino entre la pesadilla y el delirio.

Si bien hay escritores cuya preocupación es alcanzar la transparencia y la ligereza, tal como propusiera Italo Calvino; puedo decir que Reyes no pertenece a tal saga, su cofradía es otra, una que apuesta por las veladuras, por las sombras, por el ocultamiento, y que en este sentido se vuelve prosa densa, pero no por ello menos intrigante o misteriosa.

He descubierto- tras finalizar la lectura del libro- que Carlos es un conocedor de los enigmas del Tarot, lo que no me resultó extraño. El círculo de Eranos es una novela que funciona como un texto de filosofía hermética, como un manual alquímico para iniciados, en el que sólo quienes conozcan el código podrán interpretar correctamente la extensa galería de símbolos que se cruzan o cohabitan con Portinari.

En el plano externo y más evidente del libro, sabemos que el joven se desplaza de Suiza a Portugal o viceversa, pero las ciudades no son tan vacuas como las puede mirar un simple turista, sino que son puertas que se abren hacía otras dimensiones, hacia un hábitat metafísico, como el que el pintor Giorgio De Chirico plasmaba en sus cuadros. Plazas fantasmales, carentes de figuras humanas, en los que la acción se concentra en el interior de las casas o edificios de puertas cerradas.

Así funciona El círculo de Eranos, que comienza sin contemplación alguna. Cito:

“El 18 de agosto de 1951 el Doctor Carl Gustav Jung no despertó a la hora de costumbre, ni antes ni después. Simplemente no despertó (…) La razón era simple: dormía, dormía y soñaba, lejos de este mundo.”

En el caso de muchas otras novelas puedo decir que su principio está en la palabra misma, pero no en este. El círculo de Eranos se alimenta del mito, lo convierte en su alimento narrativo, que el propio Portinari habrá de desentrañar a través del trato con seres metafísicos, como los elementales, o demoníacos, como las mujeres llamadas Hienas, que constituyen la cartografía pasional de Portinari.

Apenas entrevemos sus vínculos con el grupo que da nombre al título y que en la vida real fundara Olga Fröbe en 1933 y al que se unieron el fenomenólogo Rudolf Otto (quien propuso el nombre, que significa en griego “comida en común”, y el propio Carl Jung. Anualmente se reunían en Suiza para intercambiar posturas acerca de lo mítico, lo espiritual y el conocimiento.




La novela no busca pues el registro histórico sino crear un plano ficcional, fragmentario, en que las figuras simbólicas conduzcan al protagonista por su propio infierno dantesco. Se trata de un texto enigmático que habrá de demandar del lector su atención completa, ya que al conseguir descifrar al personaje conseguirá también interpretarse mejor a sí mismo.
El círculo de Eranos es una novela personalísima, que logra desmarcarse completamente de la producción nacional. De naturaleza críptica mantiene al lector en una especie de trance del que habrá de emerger fortalecido, pues habrá superado una experiencia demandante y poco habitual. A fin de cuentas, no es poca cosa darle la cara a los mitos y arquetipos, y enfrentarnos, como alguien ya ha dicho de esta obra, con: “símbolos de personajes que a su vez son símbolos de hombres”.

Las burrradas de Cansei de Ser Sexy



Cuando el candente temperamento brasileiro se combina con electrónica desmadrosa y algunos punzantes riffs de guitarra, la fiesta está asegurada. Bajo tal premisa, Cansei de Ser Sexy puso de cabeza al panorama internacional hace un par de años. El fenómeno se baso en la existencia de un puñado de canciones letales al momento de encender cualquier pista de baile respetable: “Let´s Make Love And Listen To Death From Above”, “Alala”, “Music Is My Hot, Hot Sex”, “Off The Hook” fueron el basamento ideal para que naciera un nueva diva de la modernidad y el fashion de reciclaje: Lovefoxxx se desgañitaba sobre los escenarios desplegando coreografías surrealistas y ataviada con vestidos envidiados por el avant garde del planeta entero.

El resto de la banda montaba un reventón despatarrado que con gran orgullo presumía de su naturaleza amateur. Cuando todo pudo quedar en un exabrupto más del marketing, el diseño de modas y las portadas del momento se da un episodio que nos permite dimensionar el impacto del grupo, no sólo entre los escuchas, sino entre compañeros de profesión.

Durante el verano pasado, el influyente locutor de Radio 1 de la BBC, Zane Lowe, tomó unas merecidas vacaciones, dejó en su lugar a buenos amigos músicos. Gente llena de talento como The Streets, Kaiser Chiefs, Snow Patrol y Coldplay utilizó en sus respectivos sets algún tema de los cariocas. Sin duda que es digno de elogio cuando te ganas el respecto de los colegas; incluso Alison Goldfrapp fue muy entusiasta con ellos durante un entrevista con el New York Times.

Del 2006 a la fecha han compartido escenario con distintas figuras del circuito festivalero, de Gwen Stefani a Ladytron, de Klaxons a Diplo. Súbitamente el combo latinoamericano ya pisaba las tarimas de Coachella y Pitchfork, e incluso los influyentes Reading, Benicassim y Roskilde.

La paradoja consistía en que mientras ellos trabajaban como “burros”, en su tierra natal el responsable de manejar su carrera se los estaba “literalmente” transando. Un tipo llamado Eduardo, que laboraba en el sello Trama (su primera disquera) les hizo firmar un documento que le daba control total sobre las finanzas y asuntos legales. Cuando se dieron cuenta, no ingresaba efectivo ni para comprar medicinas o pagar la renta. Cuestión apremiante, potenciada si se vive en Londres, una de las ciudades más costosas del mundo.

Tras el correspondiente lío legal, los Cansei (Adriano Cintra (bajo y voz), Luiza Sá (guitarra, cencerro y teclados), Ana Rezende (teclados y guitarras), Carolina Parra (guitarra, teclados y coros) y la mencionada Lovefoxxx) hubieron de enfrentar la pérdida de uno de sus miembros originales. Ira Trevisan dejó al grupo para dedicarse de lleno al diseño de modas, asunto contemplado de antemano, por lo que no les resto ánimo y sólo implicó que su baterista se calzara el bajo.

La euforia que provocaron sobre todo en Europa, así como el trabajo constante, les tiene en un nivel óptimo de inspiración, lo que sumado al romance de Love con uno de los miembros de Klaxons, los mantiene en el top de los tabloides y programas del corazón. El ascenso en el medio de las celebrités continúa, por lo que aprovechan el envión para proyectar más fuerte su segunda incursión discográfica, realizada –según refieren- ahora si con consciencia de causa y dedicación. El primer disco lo grabaron por puro instinto y al parecer ahora lo han meditado todo con calma. ¿El resultado más notorio? menos electrónica y más guitarras, como un homenaje a los héroes de su adolescencia: Sonic Youth, The Bredeers y Dinousaur Jr.

Así aparece Donkey (Sub pop, 08) cuyo nombre se debe primero a otra brasileña –amiga de la banda- afincada en Londres y cuyo slang incluye la palabra en inglés aun cuando está hablado en portugués. Tal costumbre les hacía gracia, considerando después el trago amargo por el que pasaron y en el que se sentían como dicho animal de carga.

Pero no había que amedrentarse, ¡qué siga la fiesta! Optaron por soltar el disco en pleno verano y aprovechar que, aunque más rocker, su música se sigue prestando para desatar el baile y el desbarre. Claro que se trata de un reventón más elegante, baste señalar que ahora fue Mark “Spike” Stent (Bjork, Massive Attack, M.I.A. y Arcade Fire), quien mezcló y masterizó el material en Los Angeles.

Grabado en Brasil y producido por el propio Adriano, en esta ocasión si fue concebido como un álbum y no como piezas sueltas amontonadas, según cuenta Ana Rezende a la prensa española: “Lo hemos hecho en el último año y medio, que ha sido una época muy frágil y difícil para la banda. Pero a la vez ha sido una época de gran crecimiento. Estuvimos de gira alrededor del mundo, nos fuimos a Londres a vivir... Un disco refleja la época en que nace, y creo que todo lo que hemos vivido en este tiempo se refleja en las letras. El nuevo disco está más pensado para los directos, pero como no nos gustaba la idea de tocar música deprimente en la gira, le hemos dado un toque muy enérgico”.

De nueva cuenta los trayazos rompepistas no escasean. Con todo y sus teclados new wavers y coros enloquecidos, ahí están “Jager Joga”, “Reggae All Night”, “Believe Achieve” y Move”.

El sentido colectivo del trabajo cunde por todo el disco: Lovefoxxx realizó la escultura para la portada, Luiza Sá (guitarrista) se encarga de las fotos promocionales. Con lo que aun en su nueva condición de estrellas emergentes preservan el Do it yourself de sus orígenes, cuando hasta empacaban los discos. Para Ana es muy importante porque: “la imagen del grupo es algo que no puede construir una discográfica. Nadie puede determinar lo que nos gusta o no, es nuestra representación de nosotros mismos. Y además es divertido. Estar en una banda no significa que te dediques exclusivamente a la música, conlleva muchas más cosas”.




En Donkey, Luísa Hanaê Matsushita (nombre de pila de Lovefoxxx; ya que tiene orígenes japoneses) se da tiempo de componerle una canción a su novio, Simon Taylor de Klaxons. “Believe Achieve” da cuenta del romance que comenzó realmente en el festival Les Transmusicales de Rennes, aunque el tipo le mandaba mails desde tiempo antes.

Admiradora de John Waters -quisiera que el cineasta les dirigiera un video- aportó su talento, pese a no sentirse cómoda en el estudio: “Quería expresarme mejor cantando porque en el primer disco no tenía idea de lo que estaba haciendo, y cuando lo escucho no me gusta demasiado. Quería hacer algo de lo que iba a estar orgullosa todo el tiempo”.

Hoy por hoy, Cansei de Ser Sexy es una banda que ha superado un éxito vertiginoso. De ser un fenómeno de internet a musicalizar el comercial de iPod Touch y ser consentidos del New Musical Express. Se han ubicado en las grandes ligas de la música pese a que en su propia tierra les deseaban el fracaso.

Una vez que han saneado sus finanzas y tienen gente profesional trabajando para ellos pasan por un momento brillante, en el que no decae la emoción y la vitalidad, más aun cuando la base rítmica se ha reforzado con un baterista inglés. Ahora la fiesta se prolonga al infinito, sin perder un momento su carácter multicultural.