lunes, 28 de diciembre de 2009

15 películas de la década



Los ingleses han bautizado a la década que concluye como la de los noughties, los años 00, los años nada; sin etiqueta, sin hilo conductor, quizá ensimismados, o perdidos en su modo de entender la historia.

El siglo XX acabó con la caída del muro de Berlín, pero el XXI despertó con el derrumbe de las Torres Gemelas, un devastador tsunami y una profunda crisis financiera. Todo ello influyó en un proceso sociocultural alentado por una vertiginosa sucesión de innovaciones tecnológicas.

Todo arte es hijo de su tiempo, por lo que es comprensible que el cine reflexione acerca de tales preocupaciones y dilemas. Los filmes que representan a la década reflejan con crudeza a una sociedad angustiada por sus demonios: la soledad, la desolación emocional, la incomunicación, la violencia extrema, las perturbadoras raíces del mal, el ajuste de cuentas con el pasado, el miedo al mañana y la dificultad de amar.

Tanto en las grandes producciones como en el cine independiente se perciben estos elementos, manifiestos en el conjunto que ofrezco a continuación para que cada lector lo recomponga y arme según su criterio. El orden será lo de menos, lo importante es validar que merezcan estar entre las 15 grandes.

1. Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (04)
Dir. Michel Grondy
El director lo es todo y este francés un genio, incluso para sacar lo mejor de Jim Carrey y hacerlo un actor serio. Entrecruzamiento entre thriller psicológico, drama existencial-amoroso y asunto de ciencia ficción; se trata de una rara avis maestra.

2. Elephant (03)
Dir. Gus van Sant
La figura por antonomasia del cine independiente revisa en clave la matanza de Columbine y se llevó la palma de Oro en Cannes. Aquí el cineasta muestra su lado más especulativo sobre la nación más violenta del mundo.

3. Réquiem por un sueño (00)
Dir. Darren Aronofsky
Una radiografía de las adicciones: de la vida junkie juvenil al anzuelo al que pueden colgarse las amas de casa (dietas y programas de televisión). Una decadente sociedad contemporánea cancelando la posibilidad de cumplir los sueños. Cuenta además con una realización impecable.

4. No hay lugar para los débiles (07)
Dir. Joel y Ethan Coen
Una gran novela de Cormac McCarthy (No es país para viejos) es llevada a la pantalla por una de las mancuernas más sólidas del panorama internacional. Estos hermanos dan cátedra del modo de contar una historia negra ambientada en Texas en 1980, en la que un cazador descubre a unos hombres asesinados, droga y dinero.



5. Bailando en la oscuridad (00)
Dir. Lars von Trier
Se olvidó un rato del Dogma, para hacer un bizarro melodrama musical agridulce, donde cabe además una reflexión sobre la vista. Bjork hace un trabajo espléndido y el cine sin ataduras corre a rienda suelta.

6.- El pianista (02)
Roman Polanski
Un pianista judío tocaba un nocturno de Chopin en una radio polaca cuando la Luftwaffe arrasó la emisora. Fue recluido en el gueto de Varsovia y fortuitamente escapa de los trenes de la muerte. De todo nos enteramos vía las memorias recuperadas. Una historia muy similar a la de su realizador, ahora sumido en un polémico juicio.

7. Cinco días para vengarse (Oldboy) (04)
Dir. Park Chan-wook
En Corea, un hombre permanece secuestrado 15 años sin explicación en un departamento (tiene televisión y comida). Al ser liberado concentra su furia en hallar al culpable de su encierro. El cine oriental ha acaparado la atención por sus frescos tratamientos y este filme ultraviolento no es la excepción.

8.- Deseando amar (00)
Wong Kar Wai
Hong Kong a principios de los sesenta. No hace falta realmente una historia, existe gran belleza en la creación de imágenes y ambientes. Kar Wai es un sibarita, un esteta interesado en mirar con parsimonia y casi en silencio. Una oda a los pequeños detalles.

9. Amores perros (00)
Dir. Alejandro González Iñárritu
El contundente debut del director mexicano en mancuerna con el espléndido guionista Guillermo Arriaga. Aquí se entrecruzan tres historias (como será su estilo) y el México actual arroja personajes movidos por un instinto animal a medio camino entre la sobrevivencia y la violencia como modus vivendi.

10. Hable con ella (02)
Dir. Pedro Almodóvar
En Francia fueron muy enfáticos para con esta película: "Filmar la muerte es, a veces, la forma más bella de hablar de la vida. Gracias Pedro." Dos hombres se enfrentan de distintas maneras a la incomunicación, la soledad, pasión irracional y fatalidad. Una obra maestra conmovedora, allá donde las haya.

11. Zodiac (07)
Dir. David Fincher
Un thriller impecable acerca del famoso Asesino del Zodiaco, que operó en California entre 1966 y 1978. Ahí están dos detectives que pretenden cazarlo y dos periodistas en busca de su identidad. Obsesión y capacidad de sacrificio marcan esta joya reciente del cine negro.


12. Ciudad de Dios (02)
Dir. Fernando Meireles)
El eslogan del filme fue: "Lucha y nunca sobrevivirás... Corre y nunca escaparás...". Así de lapidaria es la vida en las favelas brasileñas. Se basó en el libro escrito a partir de una guerra real entre personajes del hampa callejera y se sumaron a personajes del barrio como actores. Un brutal encontronazo con la realidad desde la ficción.

13. Persépolis (07)
Dir. Vincent Paronnand
Marjane es una niña que vive en una familia pro-occidental en el Irán de la década de los 70. Tras la revolución islámica y su vuelta al fundamentalismo, la chica debe viajar al exilio francés. Versión cinematográfica de un comic célebre, ganó el Premio del jurado en Cannes y en Francia se convirtió en todo un fenómeno social. Sencillamente, encantadora.


14. Secreto en la montaña (Brokeback mountain) (05)
Dir. Ang Lee
Una vida de hipocresía y disimulo para una pareja de vaqueros gays insertos en la conservadora sociedad gabacha del Oeste. Un amor imposible domando por las convenciones sociales. El director traspone clichés para acercarse con veracidad al drama humano.

15. 4 Meses, 3 semanas y 2 días (07)
Dir. Cristian Mungiu
Filme crítico de la sociedad comunista –en este caso, Rumanía bajo Ceausescu–. La hipocresía de una moral oficial que dista mucho de empatar con la realidad social. Una joven quiere abortar y para hacerlo, deberá bregar con las miserias –más espirituales que físicas– de todo aquello que la rodea. La película, de lenguaje visual directo, se pasea por el infierno, pero lo hace desde el lado de la compasión.

Nota: De mi columna Las posiblidades del odio de Milenio Hidalgo (03/01/10)

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Rock mexicano: 12 discos de la década (2000-2009)


Siempre polémico y convulso, al rock nuestro de cada día hay quien lo considera de segunda o como un “rockcito”, aunque en otras latitudes del continente lo señalen como el país en boga. Cuenta con una endeble infraestructura y escaso apoyo de los medios. Gracias a las nuevas generaciones y sus hábitos de consumo y gustos, el rock hecho en casa levantó la cabeza, y pese a los pesares nos entrega una docena respetable y virtuosa.
Cuatro Caminos (03)
Café Tacuba
El impacto y la notoriedad de una canción como “Eres” resulta decisivo, pero además está conformado por otros buenos temas. Muestra al grupo en total madurez creativa y con un sonido siempre innovador. Suena mexicano e internacional a la vez. ¿Quién puede argumentar en contra de nuestra mejor banda?
Kinky (01)
Kinky
Un grupo enteramente cosmopolita que metía en una licuadora sonidos latinos, funk, música disco, electrónica y rock. De repente podía sonar un guitarrón norteño y luego una secuencia house o instrucciones de una lección de baile. Esta excitante combinación corrió como reguero de pólvora en el panorama internacional (incluso fueron fichados por un sello extranjero). Un disco vibrante que aun no deja de emocionar.
Tijuana sessions vol. 1(01)
Nortec
Recomendado por gente de la talla del manager de U2 y Bill Gates. Sonó en ferias mundiales y fue tocado en directo por casi todo el mundo. La ópera prima del colectivo norteño puso a su ciudad y a México en el mapa de la música de vanguardia. ¿Sonidos de banda combinados con electrónica avanzada?, ¿Puede existir una mezcla más delirante?


Memo Rex Commander y el corazón atómico de la vía láctea (06)
Zoe
Ejemplo de tenacidad y persistencia. Una banda que inicialmente las disqueras no querían, se convierte en un fenómeno de masas con el relevo generacional. Quizá su propuesta no sea tan peculiar en el concierto internacional, pero en nuestra escena su calidad compositiva y dominio técnico son sobresalientes. “No me destruyas” aboga mucho en su favor.
MTV Unplugged (08)
Julieta Venegas
Arreglos de gran finura y elegancia, realizados por músicos prestigiados como Gustavo Santaolalla y Jacques Morelenbaum. Una orquesta de 15 músicos (incluidos Natalia Lafourcade y Cecilia Bastida). La Venegas es capaz de acercarse a distintos ritmos y adaptar su muy buen repertorio. Por si fuera poco, dos divas hacen duetos: la brasileña Marisa Monte y la españolísima Mala Rodríguez, además de Juan Son. Musicalmente es una lección de gran altura.
Sufro sufro sufro (03)
San Pascualito Rey
Una banda interesada en retomar la estética de las rancheras y los boleros de arrabal para juntarlos con el rock. Generan gran tensión dramática en sus canciones, que poseen el agregado de letras de gran belleza y calidad casi poética. Son energéticos, llegadores, pasionales y algo obscuros, ¿se debe pedir más a un grupo?
La última noche del mundo (03)
Austin tv
Eran casi unos niños cuando editaron su primer lp, pero en cuanto a ideas sorprendieron a propios y extraños. Elaborando una música completamente instrumental, en que la voz sólo aparecía en sampleos de viejas películas. Emocionales hasta la médula; poseedores de una cuidada imagen mediante variados disfraces. Sonaban frescos y únicos en nuestro contexto. Su debut estaba lleno de esperanza y maravilla.


Bestia (09)
Hello Seahorse
Sapiencia al momento de recurrir al pop y la electrónica. Actitud de cierta timidez y espontaneidad (¿espíritu indie será eso?). Las nuevas generaciones asimilando las influencias de un mundo que cada vez tienen más cerca de su mano. Canciones que brillan como el sol y que comenzaron un garaje y que luego llegaron a los premios Grammy.
Música Moderna (02)
Sussie 4
Un dueto tapatío que logró coadyuvar el arsenal de ritmos latinos con su onda housera y hacer de su propuesta toda una alegoría del hedonismo más fiestero. Se trató del proyecto más logrado del colectivo Nopal beat, que haciendo honor a su nombre, agregaron ese tinte sabrosón a la expresión tecno. Memorable es su suite tropical.
Sweet & sour, hot y spicy (04)
Ely Guerra
Al rock le hace falta sensualidad, elegancia y glamour; todo ello se lo da Ely, pero le agrega su interés por generar un brebaje de pop que provenga de diversas raíces. Sus toques jazzy, pinceladas electrónicas y hasta lo calador de algunas baladas. “Mi playa” –compuesta con Meme Tacubo- es un monumento de engrandece al álbum. Un trabajo para paladearse.

Pop Street Sound (02)
Wakal
Un creador avezado en las técnicas y recursos de la electrónica vagando por el centro histórico del DF armando con una grabadora. Luego construye un estudio en una azotea y procesa sus hallazgos. La locura y exuberancia de la gran Tenochtitlán convertida en tecno bailable. Francia se rindió ante está rara belleza. Sin duda, la parte visionaria de esta historia.


Atemahawke (07)
Porter
Desde Guadalajara llegó una banda, lastimosamente efímera, con gran soltura para recurrir a la psicodelia y el surrealismo casual. Crearon una brumosa maraña en la que cabían todo tipo de influencias, ya fueran folk, sonidos etéreos y un pop mutante de reciente cuño. Excelente presencia escénica potenciaba a Porter, que en cuanto a composición no conoció limitante alguna al momento de concebir estas piezas bizarras pero contagiosas.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Dub Colossus: Etiopia futura en el presente


Nick Page, conocido como Count Dubulah mientras formó parte de Transglobal Underground, y luego miembro de Temple of Sound, ha sido un explorador y manipulador incansable de músicas de raíz (principalmente africanas y orientales) a las que lleva al territorio electrónico.
Con la intención de incentivar el surgimiento de un sonido contemporáneo de Etiopia, realizó varios viajes a su capital para interactuar con los músicos tradicionales Azamari e ir de lo ancestral al etio-jazz y otros ritmos como el dub y el reggae. En marzo del 2008 se invitó a un grupo de destacados intérpretes locales para que viajaran a Inglaterra para grabar en los legendarios estudios Real World.
El talento africano da su carácter distintivo al disco, ahí están la cantante Sintayehu 'Mimi' Zenebe (conocida como la Edith Piaf etíope y propietaria del Doku Club, lugar de culto de la música Azmari, enclavado en Addis), el maestro saxofonista Feleke Hailu (director de la Yared Music School), Teremag Weretow, dueña de una voz de registro lastimero e intérprete del messenqo (violín de una sola cuerda) y Tsedenia Gebremarkos, una cantante de excepción.
Un viaje iniciático por una tradición milenaria que se mantiene viva en el presente y sabe utilizar sus recursos y herramientas.
Dub Colossus
In a town called Addis
Real world, 09

jueves, 29 de octubre de 2009

El arte extremo de Joe Crepúsculo


Chill Out es su tercer Lp

Da gusto encontrar en el panorama musical contemporáneo una propuesta que sea tan peculiar, tan torcida, tan irritante y seductora. El personaje conocido como Joe Crepúsculo se coloca detrás de una baraja de añejos teclados, usa cajas de ritmo de otras eras y tiene una habilidad para la composición que puede convertir a San Agustín en su letrista principal y acuñar una frase de combate como “Ama y haz lo que quieras”, también puede usar con orgullo y cinismo un fragmento de Barbra Streisand o Elton John para bautizar alguna de sus canciones.

Joel Iriarte (nombre de pila de Crepúsculo) sabe como hacer eclosionar estéticas e ideologías y lograr que la gente se cuestione si lo suyo es ultracursi, kitsch de veta intelectual, o si alcanza a rayar de plano en la corriente del feismo. A fin de cuentas, hace canciones que sueltan frases que calan, que pueden seducir o repeler por igual.

Quien también funge como tecladista del grupo Tarántula, hizo del 2008 el año que lo convirtió en un suceso en su natal España. Ganador del disco nacional del año según la influyente revista Rockdelux, no sólo publicó Supercrepus –que lo hizo célebre-, unos meses antes debutó con Escuela de zebras. Ambos trabajos fueron ofrecidos gratuitamente a través del portal de Producciones Doradas, lo que no obstó para que posteriormente le fuera muy bien en cuanto a ventas.

Acostumbrado a trabajar como Joe en solitario, tuvo que inventarse una banda (los destructores) para hacer frente a la gran cantidad de directos que lo reclamaban. En unos cuantos meses dejó su empleó digitalizando documentos antiguos en una biblioteca para ser un músico de tiempo completo. Canciones como “Amar en tiempos de Democracia” transformaron drásticamente su situación, tan es así que aunque en esencia no haya cambiado se perciben cambios notables en su tercera entrega.

Para empezar, Chill out (Discoteca Oceáno, 09) no tiene tantos temas –es mucho más breve-, pero posee un sonido trabajado, mucho más “profesional” o pulcro con relación al acabado rústico de sus anteriores materiales.

Artistas y proyectos de esta naturaleza corren el riesgo de perder la gracia si se les liman las asperezas, si se aburguesan de la noche a la mañana; si la felicidad y el éxito los arropa, pero afortunadamente Crepúsculo se mantuvo indemne. Ahora contó con mayores recursos y mejores condiciones, pero lo despatarrado y verbenero no lo perdió, si acaso bajo la velocidad en algunos cortes.

Lo principal tras escuchar la cosecha reciente es reflexionar si en verdad en el pasado le interesaba la onda low fi o el tipo de sonido pasaba por la estrechez de infraestructura y presupuesto; lo que conlleva a pensar si la actitud para con el kitsch no se basa estrictamente en el humor y para él la cosa es seria al 100% y parte del chiste un aspecto involuntario.




En esta docena de canciones chillouteras destaca la presencia de músicos reales y no sólo cachivaches tecnológicos; ahora lucen a pleno pianos, guitarras eléctricas y acústicas, acordeones, saxos y baterías reales, en lo que para su autor es el álbum más oscuro a la fecha, sin que por ello falten al menos tres estruendosas joyas de techno-dance: “Ritmo mágico”, “Diriri Diririra” y “Todo lo bello es gratis”, donde al sonido ya conocido se agrega una guitarra española que le da una nueva dimensión a lo que a la postre es también una pegadiza canción anarquista.

Abrigado por el mismo sello que El guincho, Joe se ha propuesto llegar a un público más amplio y se halla en vías de conseguirlo. Se sabe un rara avis, una figura atípica e inimitable. No se detiene para recurrir a la balada (“Canción del adiós”) o al viejo rock and roll (“Momentos bestias”).

Aun con la túnica del pop como cobertura se puede hacer un arte mayor que cuando menos desconcierte a las masas e irrite a los puristas. Joe Crepúsculo es extravagante. Si lo haces tuyo verás como tus fiestas además de subir de nivel se convierten también en un campo de batalla intelectual. ¡Que venga la controversia, muera la inquisición del siglo XXI!

domingo, 18 de octubre de 2009

Wild beast: la inglaterra rural también rockea


La importancia de disquera les abre positivamente el panorama y en consecuencia el sello no firmaría a cualquiera. Esta peculiar banda originaria de un poblado pequeño (Kendal) se ha movido a Leeds para tener mayor presencia y vaya que lo consigue. La BBC los está apoyando con fuerza, ya que su poderoso sonido no parece provenir de una banda emergente.

Guitarras procesadas y programaciones intensas acompañan a un cantante de registro muy agudo cantando en falsete (una rareza parecida a lo que hace el cantante de Miranda, pero de alto nivel). Letras muy trabajadas surgen de una banda de imagen silvestre y calmada, -otra peculiaridad-. “Hooting & Howling” y “The fun powder plot” nos mantendrán hablando del segundo disco de estas bestias salvajes que combinan sofisticación con animalidad.

Wild Beasts
Two dancers
Domino, 09

sábado, 17 de octubre de 2009

Conversando con Bernardo Fernández, Bef



  • A propósito de Ojos de Lagarto

En ocasiones la reflexión y el análisis ameritan un sentido unidireccional; requieren de un periodista solitario cavilando y poniendo a disposición de los lectores sus hallazgos. Pero en muchos otros momentos, el aprendizaje surge a través del diálogo. Es la conversación una fuente inagotable de conocimiento que permite crecer a quien escucha y posteriormente también a quien se entera de dicho intercambio.
Es por ello que comparto una parte de la charla con un espléndido y muy joven escritor, cuyo reconocimiento pleno se ha dado incluso con más fuerza fuera de México. Bernardo Fernández, Bef, (D.F., 1972) es autor de la celebrada novela Tiempo de Alacranes y por Gel Azul ha obtenido el Premio Ignotus. Es un experto también en libros para niños (Cuentos de Hadas para conejos, Vacaciones en Marte) y un dibujante de comics de talla internacional.
Su nueva novela, Ojos de lagarto (Planeta, 09) nos reconcilia con las grandes sagas de aventuras, homenajea la escuela clásica al tiempo que especula sobre la posible existencia de los dragones y su casi extinción en Mexicali. La obra además aborda la migración de orientales a nuestro país; la llamada cuarta raíz, que poco o nada se consigna en nuestra literatura.
En muchas ocasiones los escritores se ven seducidos por una parte por la vanguardia, por los autores punta de lanza, pero también suelen citar como fuente de inspiración a los clásicos, al canon inapelable, pero aquí siento que hay un homenaje a escritores inmensos que son poco apreciados, del tipo de Mark Twain, Verne, pero sobre todo Emilio Salgari. Escritores de esas grandes novelas de aventuras que al ser abrazadas por el gran público fueron mal vistas por la crítica exquisita, ¿coincides con esta apreciación?
Claro. Por alguna razón que desconozco el género de la aventura es poco frecuentado por nuestras letras. Destacan en ese rubro Pablo Soler Frost e Ignacio Padilla. Creo que lo que sucede con nuestro canon literario, solemne y pedorro, es que si es amena o divertida, lo considera automáticamente subliteratura. Ni modo. (Y desde luego, la apreciación es correcta: mucho me robé de Twain, Joseph Conrad y especialmente de Salgari. De hecho, me robé cínicamente un par de personajes de Las tribulaciones de un chino en China, de Verne).

En el Post scriptum del libro cuentas acerca de algunas de las investigaciones que realizaste para la novela, sin que por ello tenga un carácter histórico, pero no indicas si buscaste también material sobre la historia de los dragones como tal.
Eché mano de un par de libros sobre dragones. Especialmente uno llamado Dragons and Unicorns, a Natural History, especie de falsa monografía escrita por Paul Johnsgard, un ornitólogo que al alimón con su hija de trece años escribió este tratado naturalista que es una delicia por lo conciso. De otro modo me hubiera perdido en la vastísima bibliografía que hay sobre el tema.
¿Le debía la literatura mexicana una buena obra a la migración de orientales, a perfilar una historia escasamente contada?
Sí, no hay muchas voces que hablen de esta cuarta raíz. La migración oriental tiene más de cien años y muy poco se ha hablado de ella. Tengo cercanía personal con la comunidad japonesa-mexicana y ello me dio la materia prima para escribir mi novela El esturendo del silencio incluida en mi libro Gel azul. Ahora se la debo a los chinos. Curioso que haya pocos escritores orientales-mexicanos. Sólo puedo pensar de momento en el poeta Óscar Wong (cuyo trabajo no me es familiar).
¿Será esta la novela que habrá de llevarte hacía un público más amplio, no sólo los consumidores de fantasía y ciencia ficción?
Curioso que lo señales. Quise que no dijera por ningún lado que es una novela de subgénero. Ni siquiera aparece la palabra “dragón” en la cuarta de forros. Sí, es parte de esa estrategia. Después de años de militar en los subgéneros ahora estoy por romper las fronteras de los ghettos literarios.
Encuentro cierta semejanza en la estructura de Ojos de lagarto con alguna de las grandes novelas de Paco Ignacio Taibo II, ¿te influyó de alguna manera este autor en la construcción de la novela? Incluso el manejo del leguaje popular es coincidente.
Hum, no especialmente, aunque desde luego tengo una deuda con el gran jefe PIT II (toda mi generación la tiene, aunque renieguen de él). En realidad pensaba en la estructura de Noticias del Imperio, de Fernando del Paso, que es una novela por la que tengo una gran devoción. Desde luego, estoy a años luz de escribir una obra tan ambiciosa.


¿Imaginas en algún momento que alguna de tus obras se convierta en película?
Las pienso más en términos de cómics. Pero me encantaría, claro. Creo que por ser pensadas como historietas suelen tener gran vocación visual. Sería lindo.

sábado, 10 de octubre de 2009

Parade y la Fortaleza de la soledad


Sería una verdadera lástima que el vínculo perdido entre la música española y los escuchas mexicanos siguiera extendiéndose e hiciera que esta pequeña maravilla pasara desapercibida.

El quinto disco de Antonio Galváñ, nativo de Murcia, es una obra casi conceptual con canciones que saben adaptarse a los arreglos sinfónicos y detalles electrónicos sin perder el brillo del pop más esplendente. En los tiempos que corren ya casi es inusual hallar un disco con por lo menos 4 temas enormes y este los tiene, comenzando por el que le da nombre y que habla de la tristeza que llega a embargar a Superman hasta obligarlo a huir a su refugio; luego esta la pieza que abre, dedicada el científico Stephen Hawking y que lo ubica flotando en el espacio; siguiendo este tipo de asuntos se encuentra “El astrónomo melancólico”, para abordar luego un surrealista paisaje entorno a Dylan y un aerolito.

En el complemento hay una saga llamada Rainbows Avenue que nos remite al rock argentino al estilo Charly García y una versión de los Carpenters. Parade ha hecho un opus espacial que nace desde la comodidad de la alcoba, donde comienzan los grandes viajes. Notable y delicioso.

Parade
La fortaleza de la soledad
Jabalina, 09

lunes, 5 de octubre de 2009

Nocturno sin la negra


La noche que te fuiste, negra,
nos faltaron las fuerzas
y si en Buenos Aires no estabas sola,
acá me arrastraba un dolor huérfano.

Ni siquiera era consuelo saber que la memoria ardería para siempre,
y que tu voz de roble
no se callaría nunca –ni en ciudades y pampas-,
allí donde lo injusto todavía se niega a desaparecer.

Muchas veces dijiste que la vida es una hoguera,
y hoy siento ganas de encenderme
entre piras de frases que queman al mencionar tu nombre,
a mitad de la noche más negra que otras noches,
una inmensidad en que casi se nos olvida
cantar tu canción sobre el deseo infinito
y así –tal vez- no acabarás jamás de dejarnos.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Cuando el amor no salva, la música es un refugio


Kyp Malone (Tv on the radio) presenta su primer disco Rain Machine.

Una canción que lleva por titulo “Love won´t save you” anticipa mucho de su esencia; establece de entrada su naturaleza poco complaciente: quizá ni la fuerza más grande del mundo podrá salvarte. Y entonces aparece pletórica la voz, que es lo que apuntala el debut solista de Kyp Malone, guitarra y canto en uno de los colectivos musicales más importantes del rock contemporáneo: Tv on the Radio.

Ya nos estábamos acostumbrando a que Dave Sitek, el único blanco en la banda de Brooklyn, acaparara las planas, produciendo a Scarlet Johannson, colaborando con los Yeah Yeah Yeahs, entre otras muchas iniciativas. El resto de los miembros permanecían agazapados y guardando un perfil más bajo. Tras una gira importante por los escenarios más influyentes del planeta se veía venir un periodo de descanso, un año sabático para que los integrantes tomaran oxígeno. Pero tanto talento no podía permanecer inerte.

Una voz potente, flexible y de tan amplios registros –de graves cavernosos al falsete- debía de ser usada para mostrar la manera en que su dueño comprende las cosas y las transforma en música. Y si alguien tenía duda de la aportación de cada persona a la banda, ahora es posible apreciar cuanto del sello personal de Malone había en Tv. Es posible subrayar en que medida era y es “su banda”, pues más allá de la maraña de efectos eléctricos que aporta el hombre pálido de las gafas, aquí se aprecia la misma esencia de las canciones, que abrevan de distintos afluentes de la negritud. Es música con alma y sentimiento, que puede casi cabalgar sola como “Love won´t save you” o guarecerse en la potencia completa del rock, que en “Give Blood” es todo ritmo y furia.

Kip había venido componiendo con o sin grupo, incluso llegó a presentarse como Black Lights, pero existía otra agrupación similar y lo dejó. Al momento de concebir su material como un álbum, visualizó su nombre impreso en afiches y camisetas y no le gustó, así surgió la Máquina de lluvia.

Esta primera entrega, editada por Anti (sello también establecido en Nueva York), se sostiene en la interpretación, en esos juegos vocales. Ian Brennan se encargó de un acabado de producción discreto pero efectivo, que fuera agregando los instrumentos necesarios para mantener distancia con la jungla sonora entre la que está acostumbrado a cantar, para evidenciarlo basta con escuchar “Smiling black faces”.
El fondo de campanas va apareciendo paulatinamente, junto al resto de la base rítmica, para apoyar la línea de voz. Para la guitarra se reserva un preciso punteo.

Con estas 11 canciones, Kyp pretendía conducir al escucha por una experiencia placentera, que es: “el reflejo de una variedad de emociones y situaciones reales e imaginarias, algo de ritmo y algo de rima”.


El músico toma una pequeña piedra, la rueda en la nieve y cuando se da cuenta ya creó una enorme bola que en cualquier momento deja caer. Lo que comienza como una música de evocaciones ancestrales va lentamente sublimando su naturaleza y se hace otra cosa distinta, como en “Driftwood heart”.

Con Tv on the Radio aparcados durante un año, Kyp Malone nos ofrece buen alimento para el alma, tenemos con nosotros a un músico hábil, capaz de trasformar al soul y al bluegrass, de darles un nuevo rostro. No hubiera bastado toda su capacidad técnica si no se tratará de un hombre que habla con honestidad. Si es verdad que el amor no podrá salvarnos, al menos tendremos la música como un refugio viable y hasta cierto punto seguro.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Museo Vivo o de cuando la plástica detona la poesía


A los poetas les suele atraer el reto de trastocar las estructuras tradicionales y hallar, además, fuentes diversas que provoquen el momento creativo. En este sentido es interesante el primer libro de Ordoñez (Toluca, 1981), que parte de su pasión por las artes plásticas para enfrentar la escritura. Aprecia ciertas obras que le provocan escribir poemas que no pretenden ser la fiel transpolación de la pieza sino un pretexto para construirse y decontruirse a sí mismo a través del lenguaje.
46 obras, procedentes de épocas y corrientes distantes, detonan el surgimiento de los versos, que han de ser tan polimorfos para resignificar universos disímbolos como los de El Bosco, Damien Hirst, Francis Bacon, Giorgio de Chirico, Robert Motherwell o Paul Klee. La imagen es la célula madre pero luego viene el corpus amasado por el escritor.
La lectura de este libro se convierte en una experiencia viva por un museo orgánico y el escritor un ente que teclea trasmutando instantes precisos, como en Lucky Lulu Blonde: “La artillería alemana se aproxima y aquí arde algo, pero no es un astro ni tu ojos, Lulu, es un cigarrillo entre dedos engarrotados”. Los poetas emergentes libran con valor sus batallas; al menos esa es una buena señal.
Museo Vivo
Saúl Ordoñez
Fondo Editorial Tierra Adentro, 09

jueves, 17 de septiembre de 2009

La elegancia callejera de Speech Debelle



  • Ganadora del Mercury Prize 09


Es importante constatar que existen concursos en los que los jurados se toman muy en serio su papel y analizan a conciencia el material. Esta semi desconocida rapera de South London ha dejado con las ganas a figuras tan vigentes como Bat for Lashes, The Horrors, La roux o Kasabian, entre otros, y se ha alzado con el influyente premio Mercury que se entrega en el Reino Unido.
Y es que el debut de esta cantante con una convulsa biografía vinculada a la vida callejera es un disco que se desmarca de la mayoría del hip hop existente por su elegancia, cuidadosos arreglos, coqueteos jazzy e impecable producción. Aquí no hay estruendo y gritoneo para sacar la rabia sino estilo interpretativo, contención y buen sentido musical.
Mucha sincopa, sentimientos desgarrados, guitarras acústicas y honestidad, al que si debo encontrar una liga es con The Streets por ese toque tan british. Un brillante ejercicio en pos de la reconciliación (consigo misma, su oficio y su familia). Aquí los golpes de la existencia son convertidos en buenas líneas que le dan una nota alta a la faceta menos recurrente del hip hop.

Speech Debelle
Speech Theraphy
Ninja Tune, 09

martes, 18 de agosto de 2009

The Gaslight Anthem: la revuelta comienza en el patio trasero de un pueblo chico


Cuando se habla de la vida en el norte de la costa este de los Estados Unidos existen dos grandes escenarios. Por un lado, la vida en las grandes ciudades (las figuras de Nueva York y Boston lo acaparan casi todo), y sus implicaciones de caos y hacinamiento urbano. Pero también está lo que ocurre en la periferia, en los pequeños poblados que parecen ir a un ritmo más lento que el resto del país y que también conllevan su complejidad social.

En eso sitios viven adultos y jóvenes que no gozan del American dream y que palpa de muy cerca la falta de empleo y opciones de progreso. El espejismo capitalista nos vende la polaroid de un mundo en que cada individuo pasa por ser un ejecutivo, pero no difunde por igual el retrato de los obreros llenos de grasa tras la jornada o la de los granjeros lidiando con los problemas diarios de la siembra.

No existe pues una visión monolítica de los U.S.A., sus realidades alternan en tiempo y espacio con un marcado alto contraste que subraya sus diferencias. Un artista que ha desarrollado su carrera cronicando las historias de esta gente es Bruce Springsteen, considerado un bardo de este segmento de la cultura popular gabacha: la clase trabajadora.

Muchos de los jóvenes de este tipo de zonas crecen escuchando sus canciones, que alternan con otros referentes como el punk, el rockabilly o el metal. Es importante subrayar la función que cumple la música en estos grupos sociales, pues se convierte en el vehículo a través del cuál se encauzan los pesares que la existencia va dejando.

Aquí es donde se preserva integra la capacidad del rock para brindar identidad a sus seguidores. Tal es el caso de una banda procedente de New Brunswick, New Jersey, cuyas composiciones aglutinan el discurso de Springsteen con las enseñanzas de distintas corrientes que van del punk a lo The Clash al tratamiento peculiar de guitarras que caracteriza a The Cure.

En un momento en que el punk se ha convertido mayormente en glamour e impostura, no es fácil hallar artistas cuyo discurso sea congruente y alejado del panfleto político o la vaciedad adolescente. Eso es lo que ha hecho que The Gaslight Anthem se destaque; han encontrado la manera de componer canciones con una lírica interesante que también se apoyan en melodías que suenan épicas.

Sus composiciones poseen fuerza y elusividad; no se dejan encasillar tan fácilmente, por ello su debut Sink or Swim (XOXO Records, 07) llamó la atención de todo tipo de portales y publicaciones punks, pero también de medios más establecidos, como las revistas Spin y Kerrang. Esta publicación inglesa, de corte rocker, los catapultó a la portada prácticamente sin haber escrito nada previo y los recomendó como: “La mejor banda que vas a escuchar en el 2008”.



Así se abrieron espacios en la BBC para una banda novata y casi inédita en Europa, que no decepcionó con su segundo largo The 59 sound, cuyos temas dan cuentan de las cosas que pasan en la bahía de Jersey (Jersey Shore). Se trata de un grupo que encontró la manera de ser y sonar norteamericanos sin caer en los clichés; las canciones cuentan historias desde la óptica de sabios vagabundos que extraen la esencia del entorno, de ahí títulos tales como “Even Cowgirls Get The Blues” y “Here’s Looking At You, Kid”.

Otro aspecto muy loable de la banda, es que no por ser muy jóvenes desconocen a sus antecesores, todo lo contrario, aprecian y estiman la tradición, como lo confirma Alex Rosamilia, guitarra de la banda: “Me gustaría pensar que las referencias a Peter Seger, Tom Petty o Dylan son debidas a que nos gusta la buena música y el hecho de que no hay mucha buena últimamente. También la literatura es una manera de contar cosas y como tal también es otra influencia”.

Por ello no extraña que el primer corte este inspirado en Grandes esperanzas de Charles Dickens, cuya figura impregna otros momentos del disco, por el que desfilan otros fantasmas de gran peso, como en “Miles Davis & The Cool” y “Casanova, Baby”.

The Gaslight Anthem se empeñan en nutrir de sustancia sus temas, ya que encuentran que actualmente demasiadas bandas se fijan mucho en cosas externas más allá de la propia canción. Parecen como salidos de otra época, no les atraen los asuntos relativos a la moda, ellos aprecian el estilo antiguo de entender al rock, donde había compromiso y honestidad: “Estaría muy bien haber nacido hace décadas y haber podido abrir algún concierto para Elvis Presley, pero también lo es poder hacerlo para Social Distortion o Bruce Springsteen”. Un sueño que hace muy poco se cumplió.
Con todo, The 59 sound es un trabajo cuya proyección ha sido gradual, pues aunque lleva tiempo editado en su país natal apenas aparece en Europa, como un novedad para mover durante el circuito veraniego de festivales (como en el de Bilbao donde les fue muy bien).

Brian Fallon, el vocalista, es quien resume su labor: “Gran parte de nuestro material se puede considerar como intrincado, pues no sólo tiene que ver en la cantidad de notas que puedes meter en una composición de tiempo extraño, también se trata de ser capaces de subir y bajar, y de alguna manera meterse en la cabeza de alguien”.

Para renovar al punk prefirieron tirarse de cabeza en las raíces, así que no sólo podemos rememorar al Boss, allí está la herencia de Joe Strummer, junto a The Clash y luego con Los mezcaleros. Sus personajes parecen prófugos de una canción de Tom Waits o de una película de Jim Jarmush. Por fortuna, nos encontramos con unos chicos rudos que en vez de conformarse con solamente gritar peroratas, prefieren narrar historias sobre los héroes anónimos y domésticos. A final de cuentas, las grandes batallas –y su épica- comienzan en el patio trasero de un pueblo chico.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Principios básicos de astronomía



¿Qué tan lejos estamos de Los Planetas?
Es un hecho de sobra conocido que las nuevas generaciones de roqueros han crecido con sus sentidos puestos en la cultura anglosajona. La Unión Americana e Inglaterra compiten fieramente por conservar tanto la vanguardia como la oferta mainstream. Poca atención se presta a otras regiones del planeta, con ciertas excepciones: Francia, Canadá y los países escandinavos.
Cuando nos enfocamos al rock español la mayor referencia sigue siendo la generación de la Movida, que nos trajo su música durante la segunda mitad de los ochenta y principios de los noventa, hasta ir perdiendo fuerza. Durante años nos llegan del territorio ibérico las agrupaciones y solistas de mayor potencial comercial y menor índice cualitativo.
Aunado a ello, los grupos mexicanos están más interesados en aprender a cantar bien en inglés que en conocer y asimilar el trabajo de quienes usan el castellano. Estos son factores que han alimentado el distanciamiento entre la parte más novel del movimiento rocker y el trabajo de los artistas hispanos, que se concentran más en el autoconsumo que en la proyección internacional (hasta la llegada de El Guincho no habían tenido una figura indie que traspusiera fronteras).
Permanece como una tarea pendiente a través del tiempo, entre otras muchas cosas, el adentrarse en el conocimiento de un grupo que ha dado distintos ejemplos de su lucidez y valentía. Los Planetas son una banda que ha logrado preservar su personalidad ante la industria, sabiendo navegar a contracorriente e impulsar una personalísima forma de entender al shoegaze y el noise pop.
Porque la herencia de la banda granadina, empujando discográficamente desde 1994, es la de hallar el modo para cobijar a las melodías y los estribillos de capas y capas de mantas eléctricas y sedas disonantes. Provienen de una casta que tiene en The Jesús and Mary Chain, Neds Atomic Dustbin, Mercury Rev, Chapterhouse y Curve algunos de sus miembros más insignes.
Los planetas han dado también ejemplo de que un grupo de rock madura a través de un continuo fogueo sobre el escenario. Han recorrido en incontables ocasiones España de punta a punta para mostrar lo suyo. Con el tiempo se fueron haciendo mejores instrumentistas, enfocaron mejor su sonido y establecieron fuertes nexos con la gente, el sostén esencial de un artista.
Durante 15 años de carrera han dado múltiples dolores de cabeza a sus disqueras por aferrarse a hacer las cosas a su modo, que incluyen su manera de mezclar las voces –casi fundidas a los instrumentos-, conservar el mismo diseñador de arte (Javier Aramburu) durante años, arriesgando con fórmulas nuevas disco a disco: sumando sección de cuerdas, trabajando con orquesta, dando mayor o menor énfasis a los teclados, coqueteando con otras tradiciones, como el flamenco, haciendo madurar su trabajo lírico y creando conceptos sólidos y coherentes para cada álbum.
Siete álbumes y 15 años de carrera no son poca cosa, por lo que han decido celebrarlos con una compilación que no esta conformada de manera típica sino que se centra en el trabajo de ilustración de 22 canciones elegidas, a cargo del dibujante Juanjo Saéz, autor del comic de 48 páginas a color, que se acompaña del cd respectivo y un dvd que conjunta todos los trabajos de videoclip realizados por el grupo.
De las 19 canciones incluidas finalmente en el disco, 18 son ya conocidas y una es de reciente creación. “Soy un Pobre Granaino” nos deja ver que la agrupación encabezada por J. y Florent aun le queda mucho que experimentar con ese entrecruzamiento entre los palos flamencos y el rock más vibrante.
El resto posee la peculiaridad de proceder de una selección subjetiva y no cumplir objetivos documentales o de semblanza. Ya se han alzado voces que señalan la ausencia de ¿Qué puedo hacer?, uno de los temas insignia, o que en general no refleja la carrera entera y que tiene mayor énfasis en los discos más recientes, lo que quizá le agrega un carácter distintivo al conjunto.
Con todos los reclamos de los especialistas, no deja de ser una buena manera de crearnos un panorama general, que arranca con “De viaje” del inical Super 8 (94) y pasa por la célebre “Himno generacional #83”, procedente del Pop (96).
Pero el verdadero redescubrimiento viene con “Un buen día”, original de Unidad de desplazamiento (00), donde la suma de talentos genera un importante volumen de rock, concentra su capacidad pop para desarrollar armonías y melodías y su coloquial modo de compartir historias.
Habrá quien prefiera •”Devuélveme la pasta” (Contra la ley de gravedad, 04) o bien “Yo no me asomo a la reja” (La leyenda del espacio, 07). Lo cierto es abunda el material en que Los planetas subrayan que se han negado a perder su lado silvestre, a condensar su energía, a ser domesticados por las transnacionales.
Aquí un cuidado paquete lleno de arte, una introducción para recién llegados y el mejor ejemplo que en esto del rock and roll hace falta perseverancia y disciplina aunada a la locura y el debraye. Los planetas nos dan sus lecciones de astronomía y nos hacen ver que el genio no se encuentra en una galaxia lejano sino muy cerca de quien quiera verlo.

domingo, 19 de julio de 2009

El dinosaurio está en la granja


J. Mascis, Murph y Lou Barlow no han inventado nada juntos, no pasa por ellos algún retortijón provocado por la originalidad, pero tocando a pleno han redefinido y dejado una huella indeleble sobre el rock norteamericano desde la segunda mitad de los ochenta, cuando el dinosaurio bebé vio la luz.
Su influencia fue fundamental en deidades como Nirvana, Pixies, Pearl Jam y una lista muy larga. Su estruendoso guitarreo se anticipó a la revuelta grunge, pero enseñó a muchos ejecutantes la manera en volver arte sublime al ruido y la distorsión. Crearon una leyenda negra tras perder su alineación original rozando los noventa, pleitos y desacuerdos por doquier, pero en 2007 el enorme reptil volvió a rugir como tal.
Retornaron con Beyond dejando en claro que los años no les restaron energía ni contundencia. Rockean como una aplanadora, un trío perfectamente ajustado que da lecciones acerca de las supervivencia de los largos solos de guitarra, una práctica casi en extinción.
Banda de culto, agrupación más apreciada por músicos; una tercia de desadaptados. Dinosaur Jr acometen con Farm (Jagjaguwar), donde hacen explícito que la fórmula funciona: rock de rompe y rasga, himnos eléctricos no aptos para niños bonitos.
12 canciones parejas en su notable calidad, pero a menester de resaltar ahí están “I want you to know”, “Pieces”, “I dont´t wanna go there” y “Plans”. Este es el grupo que deben escuchar las nuevas generaciones –de fans y músicos- para aprender algo acerca del rock. Frase atrevida que no tengo menor duda en sostener, sobran las figuras en quienes apoyarme. No hay duda: los viejos rockeros nunca mueren, aunque no tengan nada de originales, ni falta que hace, son auténticos.

miércoles, 8 de julio de 2009

Santa N: Canciones nocturnas para el Mediterráneo.


Carlos Ann es una figura que destella más allá de la banal superficie de la música española contemporánea. Basta recordar que formó parte de Bushido, una banda conformada junto a Enrique Bunbury y Shuarma. No obstante contar con 6 discos como solista y haber sido producido nada menos que por Howie B. en Entre lujos y miserias (02), el hecho de ser colaborador del Héroe del silencio en Bunbury Feak Show (05) le ha abierto horizontes en América latina, especialmente en México, donde cuenta con un nutrido grupo de seguidores, que abrazan con emoción cada una de sus incursiones.

Discos como el que realizó con el poeta Bruno Galindo y Bunbury entorno a la figura del poeta maldito Leopoldo María Panero y que dio pie a un documental, un cd y un libro, publicados en 2004; su incursión como poeta en Líneas abiertas y ahora el dueto constituido con Mariona Aupí, conocido como Santa N, cuyo disco debut ha venido a presentar a tierras aztecas, hacen de este hombre un músico de culto, apasionado por el arte de la vida y sus secretos. Algunos de los cuales nos comparte haciendo gala de su peculiar modo para acariciar al lenguaje.

Por ahí se cuenta de la primera reunión formal entre Mariona y tú, en un restaurante de la Barceloneta, comiendo una paella, pero no se dice cómo o porqué llegaron hasta allí, ¿Quién los convocó?

El azar nos juntó de una de las maneras más comunicantes que existe: "la culinaria". Empezamos a escribir textos sobre los manteles de papel y a jugar con las tintas de la paella, estuvimos bebiendo, comiendo y cantando canciones de Antonio Machín, Chavela Vargas y Parálisis Permanente, hasta que no quedó nadie en el restaurante. Mariona es “una alma poética” que poco tiene que ver con los tiempos actuales, es muy difícil estar con Mariona y no sucumbir al arte.

Mariona escribió los textos y luego trabajaste la música, ¿de manera espontánea surgió ese entrecruzamiento entre los ambientes de arrabal, Tom Waits, el vodevil y hasta algún eco de ranchera?

Mariona escribió los textos que ella canta, excepto el de la canción "labios", que lo escribió Peinga Rayo y las canciones interpretadas por mi son textos míos. Desde luego, para realizar conjuntamente un disco con alguien debes conectar con un montón de cosas. En el caso de Santa N, hemos ido de la mano con Tom Waits, Chavela Vargas y un larguísimo etc... Estamos en un momento que la música con una clara raíz e identidad nos persigue muchísimo.





Ambos llevaban largo trecho en la música, ¿fue fácil ceder y concertar para que el proyecto fluyera?

Fue muy fácil: la pasión hacia la música, el champagne, el sueño y el misterio, el mar mediterráneo y la magia, hicieron perfectamente su trabajo, nosotros simplemente nos dejamos llevar.

¿De qué manera guardar una sana distancia entre el músico –el cantante de canciones- y el poeta? ¿Son estadios distintos o complementarios?

Estoy entrando en un lugar, en el que todo me parece lo mismo, el poema, la canción, el cante, “todo es uno”. Es un área en la que no puedo separar un trazo de un eje, una melodía de una sirena, un paisaje de un poema. Todo está conectado y estoy disfrutando muchísimo de este misterio.

Las piezas que integran Santa N son muy ricas en instrumentación y los arreglos minuciosos y cuidados, ¿cómo se fueron visualizando las necesidades de cada uno de los temas?

Se trata de un disco artesano, cuidado casi como una pieza única; elaborado con la más absoluta calma y dedicación. Cada canción podría pertenecer a un disco diferente, sobretodo a nivel de arreglos. El proceso fue larguísimo, a la vez muy enriquecedor y mágico. Son canciones que le gusta llevar un buen traje, ir bien peinadas y sentir la vida. Pero han conocido todos los estados físicos y mentales de la creación, y hasta han buscado el delirio como forma de subsistencia.

En España el trabajo dedicado a Panero fue contundente y muy apreciado, ¿consideras que en México no se conoció lo suficiente?

En México gustó lo que tenía que agradar, igual que en España. Es un disco difícil, con una selección de poemas no apta para todos los públicos y con una notable transgresión. Sinceramente para mi, todo fue una gran sorpresa.

¿A que atribuyes el desarrollo de ese fuerte nexo que has establecido con el público mexicano?

Pasión, entrega y verdad, es algo recíproco; además el público mexicano tiene mucha memoria, identidad y búsqueda.

¿Cómo es que has conseguido seguir desarrollando la estructura de la canción para que no quede en su forma más habitual?

Estoy trabajando muchísimo en las estructuras musicales, es casi una obsesión en mi forma actual de crear. Me gusta mucho deconstruir y volver a construir. Cada canción escrita forma parte de un juego de llaves que voy guardando. Todas tienen su habitación en “el castillo de la música”.


Han comentado que una de sus influencias es Federico Fellini, ¿crees que le gustarían las canciones de Santa N?

No sé si las canciones le gustarían, pero que se lo pasaría en grande con nosotros, eso te lo puedo asegurar.

¿Cómo surge el proyecto Pierda usted cuidado con Juan Carlos Allende y Enrique Castañeda, músicos de Chavela Vargas?

Disfrutando de sus discos noche a noche, he estado años escuchando esos “requintos” que me arañaban y dignificaban mi corazón.Todo se materializó en un concierto de Chavela en Barcelona, me lancé al escenario y los abordé, como si se tratara de un barco pirata. Me dejé llevar y me salió bien. No me pude contener, nadie me paró. Todo estaba escrito. Juan Carlos Allende lo recuerda como si yo estuviera totalmente poseído, y bueno, creo que no se equivoca del todo.

A partir de ahí sólo han hablado las canciones. Ese va a ser mi próximo disco, llevo mucho tiempo trabajando en él, puedo asegurar que ahí están algunas de las mejores canciones que he escrito nunca.








martes, 7 de julio de 2009

Stuaart Murdoch y su música para películas futuras


El creador de Belle and Sebastian es un tipo de otros tiempos; sencillamente, no pertenece a esta época. Su pop de orfebrería me hace compararlo con un anticuario, alguien que ama las cosas del pasado por sobre las novedades. Ahora su particular perspectiva lo hace convocar a distintas vocalistas, con tal que no se parezcan a Celine Dion, para elaborar lo que será la música de una película del mismo título que comenzará a rodarse hasta el próximo año.
Apoyado en dos recreaciones de temas de antaño (“Act of the Apostle”, y “Funny Little Frog” de The life pursuit), resulta el disco con la más pura esencia de la banda en muchos años. Un trabajo lleno de pasajes orquestales, tratamientos a lo spaghetti western y pinceladas jazz, que conviven con momentos de music hall y rock pop oldie.
El álbum toca la historia de una joven llamada Eve, recién salida de un manicomio y en proceso de buscar novio y una nueva vida. En cada uno de los 14 temas que lo conforman hay detalles interesantes, como la participación de Neil Hannon de Divine Comedy en una canción que le es ideal: “Perfection As A Hipster”. Entre las damas elegidas por Stuart destacan Catherine Ireton (que se lleva casi todo el disco) y Brittany Stallings que hacen brillar canciones tan acariciantes y aterciopeladas como la que le da título, “Musicians, Please Take Heed”, “I’ll Have To Dance With Cassie” y “Come Monday Night”.
Stuart Murdoch
God Help the Girl
Matador, 09

sábado, 30 de mayo de 2009

Akron/Family: La furia y la calma de la weird America.


Antes eran cuatro pero ahora como trío los de Pennsylvania no han perdido un ápice de potencia y creatividad; lo suyo traspira de total libertad y van a tope en aquello que se entiende como freak-folk. Ellos hacen una versión orgánica al 100% parecida a lo que Animal Collective logran su mescolanza, pero aun hay que precisar que aun en los momentos en los que priva el caos no se pierde el rigor y la buena factura.

Una agrupación como esta da testimonio de que existen corrientes por las que circulan sonoridades realmente heterodoxas; vamos que no son bandas que suenen del todo convencional y que si dan señas de que exista algo parecido a una Weird America.

Más asentados que nunca, no desprecian la calma y siguen amando la furia; saben torcer las melodías y hacer el uso necesario de los aires primitivistas. Se afirman como prolongadores y distorsionadores de la música ancestral de Norteamérica, gracias a temas como “River”, “They will apear” (con una guitarra afiladísima) y “Gravely Mountains of the Moon” (que rinde pleitesía a Neil Young y sus Crazy Horse). Akron/Family entrega la mejor de las cuentas, muchos les apartan un lugar en lo mejor del año, pelando palmo a palmo con Geizzly Bear.

Akron/Family
Set ´Em Wild, Set ´Em Free
Dead Oceans, 09

White Rabbits: Piano rock de locomotoras a dos baterías


Esta banda originaria de Missouri, pero con unos años asentada en Brooklyn, Nueva York, se ha ganado a pulso un lugar en el paisaje internacional de la música por tener un directo contundente, que se potencia por el hecho de que el sexteto incluye dos baterías. Con Fort Nightly (07) consiguieron un alentador debut que les llevó a telonear para The Walkmen, Kaiser Chiefs y Spoon, banda de la que tomaron a Britt Daniel, cantante y guitarrista, para producir su segunda incursión.
En esto del rock es bien difícil construir un sonido propio y estos conejillos lo han logrado dosificando la parte experimental, dando su lugar al piano y las guitarras acústicos. Hasta podemos acordarnos de Primal Scream cuando los escuchamos (“Rudie Fails”), y, siendo optimistas, incluso de los Radiohead más ligeros (“They done wrong/ We done wrong”), con quienes comparten disquera. Pero aunque este trabajo los lleva adelante ahora deberán concentrarse en componer canciones memorables, de esas que se recuerdan siempre.
Autodefinidos como creadores de un piano rock de locomotora, suenan actuales, aguerridos e inquietos, sólo les falta que su materia prima perviva, que sus temas se queden para siempre. La suerte no les ha faltado, ellos mismos se jactan se ser la banda más desconocida que ha pasado por el Late Show de David Letterman.
White Rabbits están a punto de grabar un disco que los congracie con la eternidad, por lo pronto han conseguido un segundo trabajo respetable y lleno de detalles.
White Rabbits
I`ts Frightening
TBD Records, 09

Folk de terciopelo, un leñador de nuestros días


Ojalá la mayoría de las disqueras y los artistas entendieran que especialmente los discos de rarezas, lados B y versiones deben ser generosos para contar con el favor del fan. Sam Beam es un tipo brillante y ello lo demuestra no sólo en su folk de terciopelo sino en el modo de dirigirse por la vida y esta entrega no es la excepción, pues resulta toda congruencia desde el arte a los 23 cortes que la integran.

Sorprende que este leñador de nuestros días, cuya discografía no es tan extensa en cuanto a álbumes (3), posea tal cantidad de canciones con un nivel de calidad y belleza superlativo. En ningún momento se siente como material de relleno; todo lo contrario, se halla en estado de gracia en cuanto a su rol de cantautor acústico.

Siguiendo la vereda por la que un día transitaron Nick Drake y Elliot Smith, compila viejas grabaciones domésticas, sesiones registradas con recursos elementales, ejercicios de estilo y temas ajenos elegidos con tacto que hacen las veces de enormes imanes: “Such Great Heights” de The Postal Service , “Waitin’ for a Superman” de Flaming Lips y“Love Vigilantes” de New Order.

Sam y su vieja guitarra, sentado en un porche y soltando pequeñas maravillas como: “Belated Promise Ring”, “Dearest Forsaken” y “Hickory”. A su lado tiene una banca vacía que espera por nosotros.

Vicente Amigo: un Paseo de Gracia visto por un flamenco


Por si no bastara haber acompañado a inmensos cantaores como Camarón de la Isla y Carmen Linares, este discípulo de Manolo Sanlúcar se cruzó con la gloria cuando en 1992 formó parte del mítico concierto Leyendas de guitarra en Sevilla, donde alternó con Paco de Lucía, Keith Richards y Bob Dylan. ¿Hace falta algo más para recomendar a un músico?
El cordobés Vicente Amigo (1967) ha mantenido un romance de largo aliento con el flamenco y ahora con su sexto disco se da tiempo de dedicarle un homenaje a una de las zonas más fascinantes de Barcelona, al tiempo que convoca a una pléyade de figuras del flamenco para que sumaran su arte.
Por este Paseo de Gracia (Sony/BMG, 09) desfilan la familia Morente entera (el inmenso Enrique junto a Estrella, Soleá y Enrique hijo). A su vera están Niña Pastori, Rafael de Utrera, Lin y Nani Cortés, entre un nutrido grupo de invitados.
Vicente ha conseguido un equilibrio entre la vena flamenca y la canción; consigue toquetear otros ritmos sin perder elegancia, sabiduría y jondura. Musicalmente, se encuentra arropado como nunca: Tino di Geraldo (batería y percusión), Antonio Ramos “Maca” (bajo), Alexis Lefêvre (violín) y Paquito González (percusión).
Los empeños de un músico dedicado a cantar a través de la guitarra ahora son puestos al servicio de letras escritas por él mismo y que le aportan al disco ese grado de intimidad tan personal (Ahí está “Autorretrato”) aun pasando por tantos colaboradores.
Como siempre, la parte armónica es elaborada con maestría y filigrana sin importar “el palo” al que recurra o si se atreve a saltar a otro género, como en la rumba-tango “Amor de nadie” y el paso por bulerías de “Luz de la sombra".
Bastan 9 temas para comprobar que este Amigo ha dado en estado de Gracia un Paseo empapado de arte flamenco por las calles de la Joya del Mediterráneo.

sábado, 23 de mayo de 2009

Ojos de brujo: brillante collar del mestizaje musical.


Si Barcelona es la perla del Mediterráneo, esta banda es el collar en que está engarzada. Desde hace años que su mixtura de flamenco, electrónica y otras hierbas engrandece el ambiente de su ciudad, que se precia por su toque multicultural.
Tras recorrer buena parte del mundo, recibiendo merecidos elogios, Marina “La canillas” había optado por detener el trote del combo y tras de varios alumbramientos de por medio (de ella y esposas de otros miembros) han regresado con energías renovadas con este Ahora (Aocaná en caló gitano).
El disco representa una vuelta a la rumba, género que les es natural, pero con perceptibles influencias de los ritmos latinos, traídos por Carlitos (trompetista y esposo de Marina); Siempre elegante es el trabajo guitarrístico de Ramón Giménez y Dj Panko se muestra más sabio y contenido, pero ello no resta al disco nada de la potencia y la prodigiosa ejecución que los define.
Ahí sigue su vena política (“Una verdad incómoda”) y “Baraka”, un tango-bolero sobre el drama de la inmigración clandestina. Por si no fuera poco con su arte romaní se hacen acompañar del rapero Tote King, el gran Chano Domínguez al piano, el flamenco Duquende y la legendaria orquesta cubana Los Van Van.
Son cubano, bulerías, chispazos electrónicos, reggae, funk y hasta sonidos hindúes (de parte de Katana College of percussion) confluyen en un disco que tiene en “La rumba del adiós” su punto más alto.
Ojos de brujo
Aocaná
Warner, 09

Bombay Dub Orchestra: transformando la música tradicional hindú


El éxito de la película Slumdog Millonaire trajo consigo no sólo que su banda sonora se venda como pan caliente, sino que muchos escuchas están apuntando sus oídos hacía las nuevas sonoridades que emanan del subcontinente Indio y esto ha beneficiado incluso a agrupaciones y solistas que venían transformando el sonido de una tradición musical milenaria.

Tal es el caso de Bombay Dub Orchestra, un proyecto creado por los británicos Gary Hughes y Andrew T. Mackay, que han desarrollado un trabajo integral (son músicos, productores y arreglistas) que cada vez crece en sus dimensiones; para este segundo álbum grabaron en Mumbai (antigua Bombay), Chennai (Madras), donde trabajaron con una orquesta de 75 músicos, posteriormente dar el toque electrónico y post-producir en Londres. La estancia en tales ciudades les sugirió el título de una entrega que ha sido apoyada por el influyente sello de San Francisco, California, Six Deegres, especializado en este tipo de entrecruzamientos.

El acervo folklórico pasa por el tratamiento clásico de la orquesta para finalmente obtener su cariz contemporáneo durante su acabado final. Esta carambola de tres bandas, así como la imaginería y seriedad puestos en los en los 11 temas hacen de esta propuesta un elemento clave para renovar el anquilosado concepto de chill out.

Bombay Dub Orchestra representan la complejidad de la India del presente, asida a su pasado pero buscando nuevos horizontes. Un disco que no escatima al momento de regalarnos paisajes sonoros de serena belleza.


Bombay Dub Orchestra
3 cities
Six Deegres, 09

martes, 12 de mayo de 2009

Réquiem Pop para Antonio


Insistías en conocer la Anatomía de una ola
o hacer de Madrid un lugar perdido
donde pasar 3000 horas con Marga
pero la impostergable cita
se cumplió una mañana de mayo.


En una décima de segundo salió la última gota
de la jeringa que selló el trato
escrito con sangre sobre un opiáceo lienzo años atrás.


Mientras transcurría el otoño
amenazabas con venirte abajo
pero la chica de ayer te redimía siempre
sin importar el gigante con el que dar la lucha.


Los relojes ocultos en la oscuridad juntaron sus manecillas
y una voz susurrante te dijo: -vístete-;
para decir adiós a la ciudad sólo deseabas mirar una vez más
las calles mojadas que te vieron crecer
pero ya no hubo tiempo,
apenas unos segundos y una frase anotada
casi sin pensar en un papel:
demasiado tarde para comprender
chica vete a tu casa no podemos jugar".

lunes, 4 de mayo de 2009

Les Yeux Noirs: prodigio del jazz gitano y la música judía



No siempre la intensidad y excitación que genera la música procede del rock, el pop o la electrónica –que dominan el espectro de difusión-, existen otras muchas músicas que derraman pasión y vida. No puede sentirse ni decirse otra cosa ante la escucha de los haceres de Les Yeux Noirs, una banda Yiddish establecida en Francia desde donde dan otro rostro al jazz gitano y la tradición klezmer (judía).
Con una alineación que incluye doble bajo, acordeón, guitarra, chelo, cimbalón y batería, los dos hermanos Eric y Oliver Slabiak, cantan y tocan el violín con un virtuosismo rebelde, que les hace apropiarse de temas tradicionales de Rumania, Hungría y Rusia o bien llenar de emoción sus propias composiciones.
Juntos prácticamente por 20 años, ahora deciden publicar un álbum doble Best OYN / Oprescena (Harmonia Mundi, 09) que recoge en un disco 15 temas seleccionados de su trayectoria y en otro, 13 piezas grabadas en directo por Radio France.
Quizá su material no sea muy conocido de este lado del charco, pero posee una belleza poco común, ya sea cuando tocan a toda velocidad y nos dejan pasmados o cuando bajan la marcha y nos remontan a tiempos ancestrales.
Una maravilla sin desperdicio de parte de un grupo que toma su nombre de una canción original de Philippe Leotard, “Oï tzigané”, que dice: “la joven chica de Ojos Negros vino de los Urales con el viento en su mano”). De plano, si no consigue emocionarte es que estás muerto.

domingo, 3 de mayo de 2009

Bonnie "Prince" Billy: cronista y poeta de la Norteamerica profunda


El pensamiento único es una trampa, reforzada por el sistema comercial que pretende estandarizarlo todo para aumentar su potencial mercado. Un país como los Estados Unidos fraguado con base en los migrantes no puede ser representado por una cultura monolítica y superficial. No todos los gringos son estúpidos y no todo en música se limita a Britney o Rihanna. En verdad existe un acervo enorme que procede de la raíz multirracial y que de verdad honra a la historia de uno de los países más jóvenes del planeta.

Casi de todos lados del orbe arribó gente para asentarse en ese vasto territorio de la parte norte de América. Cada grupo social llevó sus costumbres y tradiciones, cada pueblo le puso música a su existencia. Unos para quejarse de su situación, otros para elevar una plegaria y tantos más para acompañar sus celebraciones y acontecimientos.

Sobre esa tierra fértil descansa una nación extraviada en su soberbia y egoísmo, pero afortunadamente existen creadores que se desmarcan, que dan cuenta de la existencia de otra nación, que aunque agazapada existe y transpira. A lo que hace Bonnie Prince Billy se le puede llamar country alternativo, weird folk, o cualquier otro término, pero ante todo es un músico que se encarga de componer temas con alma, que son honestos en su modo de narrar el mundo y que en el escucha atento buscan complicidad.

Apenas han pasado unos cuantos meses de que publicó su último álbum de estudio“Lie Down in the Hill” (Drag City/Domino, 08), y un directo “Is It The Sea?” (Domino, 08) cuando ya está de vuelta con una obra que ya es considerada como maestra entre quienes conocen el trabajo de un hombre barbado que no es materia para la frívola farándula, los tabloides escandalosos y la radio fórmula.

Más que emanado de las grandes ciudades, el sonido de este hombre, creador de varios seudónimos, es campirano y ciertamente melancólico. No desparrama alegría, más bien se orienta hacia una sensibilidad taciturna y reposada. Beware (Dragcity/Domino,09), su disco nuevo, es un ejemplo máximo de lo que es una belleza serena, pero no por ello menos impactante o emocional.

Nunca como ahora se dedicó a detallar un disco grande: reunió casi a una orquesta, grabó rodeado de recursos y puso énfasis a su modo de cantar, antes un tanto solemne. Este admirador de Elvis, figura del Americana y elusivo compositor, se acercó incluso al góspel en está oportunidad, se rodeó de coros femeninos y, como siempre, agregó muchas vivencias personales a las letras, que son evidentes en títulos como “I won’t ask again”, “My life´s work”, “You can´t hurt me now” y “I am goodbye”, que por cierto es el primer sencillo.


Beware es su trabajo más rico en orquestación y matices, lo que se debe por una parte al uso de instrumentos diversos, como xilófono, banjo, saxofón y violín, aunados a la participación de gente como Josh Abrams de Town and Country, Jennifer Hutt, Emmett Kelly de The Cairo Gang, Michael Zerang, Rob Mazurek (Chicago Underground Orchestra, Isotope 217), Greg Leisz (Matthew Sweet Band), Leroy Bach (ex Wilco), Jon Langford (The Mekons) y Azita Youssefi.
Algunos son habituales junto a Will Oldham, como en realidad se llama Bonnie, y otros fueron invitados especialmente para enriquecer composiciones embriagadas de vida que ahora ya no lucen tan desnudas o desprotegidas.
Quizá la gente que no haya pasado por desilusiones o que finge ser completamente feliz no se identifique con canciones que constantemente hablan de despedidas, que suenan: "a adiós / como el fin de algo maravilloso".
Teniendo de su lado un caudal de más de 30 disco editados de 1993 a la fecha, Prince Billy sólo tiene al cielo por frontera; es un vaquero que cabalga rumbo a la eternidad mientras canta como si no se inmutara siquiera. No necesita del estruendo para decir verdades enormes o lamentarse de la rutina adulta. La parte más luminosa y rítmica la deja para “I´m goodbye”, con acento bluegrass y corta duración (apenas poco más de dos minutos).
Al autor de I see darkness (02) y The letting go (06), nacido en Louisville, Kentucky, hay quien lo ve como el más digno sucesor de Dylan, elogio grande pero merecido, aunque en Beware subraya que anda en la misma senda polvosa por la que paso Johnny Cash; el hombre de negro puede reconfortarse en el más allá al saber que tiene alguien que supo asimilar sus enseñanzas.
Bonnie Prince Billy es un talento silvestre, un poeta lírico, un artista taciturno que ha encontrado la manera de congraciarse con la esencia de la música tradicional de un país que muchos no quieren mirar pero que existe. La Norteamérica profundo tiene en este hombre a uno de sus más grandes cronistas.

viernes, 1 de mayo de 2009

Rompepistas, diario íntimo de un punk de provincia



· Tercera novela del español KiKo Amat.

Porque en este pueblo,
¿cómo escoges un color,
cuando lo único que hay son distintos tonos de gris mierda?

La destartalada banda de punk llamada Las duelistas estaba compuesta por tres adolescentes que vivían en el extrarradio barcelonés, en una pequeña ciudad que sólo es conocida por sus manicomios y su equipo de rugby. Los tres tenían 17 años y se hallaban extraviados entre el aburrimiento colectivo y el desmoronamiento familiar, gastando su existencia fingiendo ser rudos, pero exudando solamente ternura.

Rompepistas, del que se oculta siempre el nombre de pila, es miope, esquelético, asmático y tiene el pelo teñido de rubio; expulsado del colegio, junto a su compinche Carnaval, da cuenta de cómo va tirando por la borda los días, que transcurren entre su amor frustrado con Clareana, bajista del grupo, encendidos pleitos paternales y las interminable juergas y tropelías junto a los Skinheads por la Paz, una turba despatarrada, cuyo líder es un hooligan conocido como el Chopped, y compuesta por tipos de apodos tan delirantes como el jejé, el puños, el pachanga, el sutil, el bomba fétida, el antología y el peligro.

Salpimentada con canciones de Generation X, The Clash y The Specials (aunque no falta el rock radical vasco de Kortatu), la tercera novela del también periodista Kiko Amat, editada por Anagrama, cierra una trilogía sobre historias de adolescentes, con las que el autor guarda cierto contacto autobiográfico.

Nacido en 1971, Amat da cuenta de lo vivido durante los ochenta (la obra se centra en 1987) en la comarca de Sant Boi de Llobregat, donde esa pandilla de provincianos pasa de la adolescencia a la juventud acompañados del nerviosismo del No futuro y el burbujeo de inagotables cervezas. Rompepistas es honesto en cuanto al rol que desempeñaban: “Éramos la sarna del pueblo y como tal nos comportábamos”.

Se trata de una novela punk, imbuida de la candidez de ese tipo de espíritu romántico; y en ese sentido, genuina, honesta y natural. Apasionado de la cultura pop –de filia británica-, KiKo no ha hecho un ejercicio experimental ni una introspección psicológica en los personajes; no se trata pues de una obra de grandes pretensiones formales sino de una gesta escritural en la que priva el deseo por contar de manera eficiente y cálida una historia.




Más allá de las peleas callejeras y el recuento de una violenta infancia en un colegio católico, en el que no escaseaban los castigos y las vejaciones, subyacen tópicos como la amistad, la traición y la fidelidad; los miedos e inseguridades propios de la edad y la súbita y brutal pérdida de la inocencia.
Colaborador de La vanguardia y también autor de El día que me vaya no se lo diré a nadie (03) y Cosas que hacen BUM (07), aprovechó sus primeras obras para llegar a esta, una evocación del momento en que: “a todos los efectos eres un niño pero haces majaderías de adulto; un punto extraño e indefinido”.

La novela como acto memorialista de una generación, que anhelaba hallar una vía de escape, existente en muchas ocasiones a través de la música. Para el escritor la fórmula era simple: “En aquel tiempo, todas las cosas eran usadas, no reflexionadas. Los discos eran para bailar, no para elaborar grandes tesis”. En ese sentido, se trata de un libro que habrá de decepcionar a los amantes de las estructuras complejas o de los grandes retos narrativos. Aquí hay una historia sencilla, contada con afilado humor y vehemencia, y por la que se filtran asuntos como la culpa y el remordimiento.

Un rara avis del periodismo, como puede constatarse en su blog La escuela moderna, e instalado en las antípodas del fenómeno Nocilla y todo el asunto del afterpop, Kiko es más bien un escritor tradicionalista al estilo del inglés Nick Hornby (Alta fidelidad, Fiebre en las gradas).
A lo largo de la novela se recuperan viejas canciones y frases para el combate callejero, que hoy dan risa: Curas al paredón, Nuclear si… por supuesto, Condenados a luchar. 20 años pasaron para que el autor pudiese decantar y transformar sus recuerdos, que de alguna manera exaltan los viejos tiempos: "la cohesión de la banda fue lo que nos salvó, mientras que las canciones de los discos de vinilo eran la única posibilidad de acceder a algo bonito".

Rompepistas es ante todo el diario íntimo de un punk de provincias, una instantánea novelada de: "unos niños dañados y perdidos en un mundo que no entendían, con todo en contra".


viernes, 24 de abril de 2009

Harlem shakes: ¿Dylan era new wave? ?The birds sobre una pista de baile?



  • La fiesta technicolor comienza en Brooklyn


Sí uno tiene una banda en que el vocalista tenga el registro gangoso de Bob Dylan, donde el resto de los miembros tiene conocimiento y gusto tanto por los ritmos latinos como por el afro-pop; sí además te conviertes en amistad cercana de los vecinos, que son Vampire Weekend y compartes incluso juergas con ellos, aunado a que agregas a tu sonido algunos riffs de country y haces que de los teclados salten líneas saltarinas, lo único que te falta es convocar a un productor que sea figura de la escena e invitar a un puñado de gente ilustre que vive y pasa por el barrio para que te conviertas en el siguiente gran suceso de Brooklyn y desde ahí trazar tu propio plan para conquistar al mundo.

Para complementar tal ardid, un quinteto de chavales, que arrancaron apenas en 2006, tomaron un nombre de un estilo de baile procedente de Etiopia y consistente en agitar los hombros, popular porque que aparecía en el video de “Lets Get It” de G-dep. El bailecito dominado entre la gente del famoso barrio habitado por gente de color y latinos, principalmente, y denominado como Harlem shake. Una buena decisión pues suena exótico y desparpajado a la vez.

Lo cierto es que Burning Birthdays, el EP con el que debutaron apenas unos meses después de su conformación, tuvo más que generosos comentarios de parte de medios influyentes, que van de Pitchfork a Rolling Stone, pasando por SPIN y The Village Voice, entre tantos otros.

Insertos en el mismo envión en el que se hallan grupos como The Walkmen, White Rabbits y Born Ruffians, la banda generó grandes expectativas acerca de su primer largo, para lo cuál reclutaron a Chris Zane, quien ya había hecho lo propio con Les Savy Fav y Passion Pit; un tipo que conoce de sobra de que va esta chispeante movida neoyorkina.

Y es que Technicolor Health (Gigantic Records, 2009) no decepciona, todo lo contrario; sus canciones pertenecen a un género mutante que acepta casi de todo; guitarras acústicas, metales, percusiones onda world beat y vocales en coro, muy en plan sixties. Pero no se trata de un retorcido ejercicio experimental sino de una festiva andanada de alegre pop bizarro.

Pero no sólo girar con Clap Your Hands and Say Yeah!, Deerhoof y Vampire les vino bien, también fueron invitados por los mismísimos Arctic Monkeys y Beirut. Lo que le sobra a los Harlem Shakes es carisma y buena vibra, por ello no extraña la pasarela de ilustres colegas que pasaron por el estudio a echarles una mano: “En el disco contamos con la experiencia de Stuart Bogie de Antibalas/TV on the Radio al saxo barítono y tenor, Eric Biondo de Antibalas y Beyondo a la trompeta, Kelly Pratt de Arcade Fire y Team B a la trompa, Jon Natchez de Beirut al saxo, Shilpa Ray de Shilpa Ray and Her Happy Hookers y Beat the Devil, Julia Tepper de Frances and The Americans a las voces, y la adorable Larkin Grimm de Young God Recordings en otros coros”, apunta Lex, el líder no oficial y principal cantante.

El resultado de todo ese desfile de personalidades contribuyó a que las 10 canciones tengan una excelente factura y una vibra contagiosa: “Strictly Game”, primer sencillo, explota su lado afro; “Natural man” hace lucir pletóricos los coros y tiene una esencia dylanesca subida de velocidad, mientras que “TFO” presume el trabajo colectivo en todo su poder y “Sunlight” combina al folk con secuencias y programaciones apropiadas para el baile y –predeciblemente- ochenteras. De este tema hay quien dice que suena: “como sí Arcade Fire se inyectaran cafeína mientras manipulan una caja de ritmos”.

Tan sólo de pensar en la posibilidad de un Dylan versión New Wave, o unos coros propios de The Birds aplicados a la pista de baile hacen interesante a estos Harlem Shakes, que tienen en “Niagara falls”, “Radio Orlando” y “Unhurried Hearts” otra gran terna de canciones y reflejo fiel de la propuesta: plantarle la cara al ambiente hostil, actitud positiva, creativo trabajo melódico y reivindicaciones diversas del pasado musical.

Si algo hay que agregar acerca del debut de Harlem Shakes es acerca de su carácter abigarrado, saltarín y, sin duda, multicolor y brillante. A ellos no les preocupa ni las implicaciones acerca del nombre, ya que plantean: “¿eran los Afghan Whigs de Afganistán? ¿son los Tokyo Police Club de Tokyo?”, y mucho menos la idea de que exista en Brooklyn un sonido uniforme: “aunque somos amigos de algunas de las bandas significativas de allí, y estamos inevitablemente influenciados/inspirados por algunos amigos, somos fuertemente independientes”.

sábado, 18 de abril de 2009

La Bien querida: ¿de qué hablamos cuando hablamos de amor?


Sin duda, lo mejor que puede decirse de Romancero es que se trata de un disco destinado a convertirse en un clásico inmediato de la España contemporánea y es que posee un encanto y una simplicidad abrumadores. De hecho, la primera frase que lo compone dice: “Te estuve esperando, toda la tarde, toda la noche, tu no aparecías y yo no sabía que hacer”.
Lírica silvestre, una voz delicada que mucho recuerda a Jeannette y una personalidad envolvente. Aquí menos no sólo es más, lo es todo. La propuesta de La bien querida es harto sencilla pero nos hace rozar el cielo, paladear unos instantes de eternidad.
Ana Fernández Villaverde nos confirma que la canción no pasará jamás y comienza su leyenda después de haber grabado uno de los demos más apreciados y perseguidos en años, y que provocó que personajes claves del rock hispano, como Luis Calvo y Jesús Llorente se entusiasmaran tanto como cuando escucharon por primera vez las canciones de Family, Los Planetas o El Sr. Chinarro.
Fue precisamente este último artista quien animó a esta mujer a dar sus primeros pasos, a grabar su maqueta (con Horacio Nistal y Edu de Waldorf Histeria) y presentarse luego en público, fungiendo como acompañamiento. Aunque también estaban ahí Jota y David Rodríguez (Beef y La Estrella De David), que ahora funge también como productor del debut, arropado por una de las indies más influyentes de aquellos lares: Elefant Records.
Tras un fervor inesperado provocado por su My space (medio por el que conoció incluso a su productor), sus escasas presentaciones y su voz, Ana se apartó momentáneamente de su carrera como pintora, que le había brindado su único contacto con la industria musical al realizar un óleo para la portada de Grandes éxitos y fracasos (Episodio I), una compilación de Extremoduro.
Precisamente en un impasse de su trayectoria como artista plástico fue que decidió bajarse de internet algunos acordes e incursionar con la guitarra. Ya que su padre es músico, algún gen le ayudó a dominar el instrumento con rapidez para componer canciones que son como manifiestos de una chica frágil y sensible que es toda verdad: “tengo miedo que en algún descuido me rompas de un golpe el corazón”
A la postre, Romancero se integró con nuevas versiones de los 7 temas del célebre demo que le antecede, más cinco composiciones recientes, en las que Rodríguez vertió toda su pasión por el pop de orfebrería: guitarras acústicas, percusiones discretas, pinceladas de flamenco ligero, flautas, teclados etéreos, etc. Todo dispuesto para que lo que luzca sea la voz de La bien querida, siempre en primer plano y por momentos casi a capella.
Un álbum que es todo amor, más aun si tomamos en cuenta que Ana y David se liaron sentimentalmente durante la grabación, por lo que es ensoñador e intenso, aun en los momentos menos evidentes, como en la fantástica y marcial “Corpus Christi”: “Los aeronautas hablan de la eflorescencia del aire en invierno y los astrofísicos del sol y las estrellas en el universo”. Mientras esto pasa, la chica se rompe en pedazos ya que transcurren 4 días sin ver al objeto del deseo.

Ana ha tomado todo el barullo con naturalidad y templanza, utilizando las tablas con las que ya contaba como pintora y señalando los puntos de contacto entre ambas disciplinas: “Para mí hay una conexión total entre música y pintura. Un cuadro y una canción son temática, composición, armonía y tonalidad”.

Nacida en Bilbao, hija única de un pareja interesada en la cultura, arribó a Madrid con 20 años para dedicarse a las artes plásticas pero el éxito le ha llegado a través de la música y eso que ella sólo pretendía entretenerse con canciones simples al estilo Mojave 3, pero “De momento abril” y “El zoo absoluto” tienen la elegancia y la finura del pop de las más alta estirpe. Ella es una princesa que viste de andaluza en la portada de un disco que va a estar entre nuestros “bien queridos” por largo tiempo.

Nos viene de lo mejor contar con una mujer que suelta verdades sencillas pero inapelables y que además canta en castellano. De hecho se sincera con la prensa española acerca de la naturaleza de sus canciones: “A mí no me avergüenza decir ‘amor’ o ‘enamorarme’ en una canción. Lo que me produciría pudor sería dar vueltas sobre esa idea sin enfrentarme a ella. Canto sobre experiencias personales y por el momento se trata tan sólo de canciones de amor porque no me salen de otra forma. Mis libros de cabecera no tienen nada que ver con la temática amorosa, son cosas como Petrarca, Lucrecio, Cioran, Breton… Me encantaría hacer letras que tratasen sobre la astronomía, la botánica o las aves exóticas, pero de momento no me salen, no hay manera”.

Por si la naturaleza orgánica de 11 canciones no fuera bastante para seducirnos, una de las viejas canciones estuvo a punto de quedar fuera de no ser por que decidieron darle un tratamiento electrónico. Así “9.6” suena incluso un poco “bakalao” para su autora, pero se ha convertido en un auténtico rompepistas que pronto contará con versión extendend. Algo que para el productor era una versión a modo de broma de mal gustó será la que alcance la mayor difusión mediática.

La saga de poesía callejera un tanto naive acompañada de música de ensueño, a la usanza de bandas como La Buena Vida y Le Mans, ya tiene otra obra mayor que desentraña ese peculiar enigma que ya planteara Raymond Carver en uno de sus mejores libros: ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? ¡Larga vida a La Bien querida!

domingo, 12 de abril de 2009

Elvis Perkins in Dearland


La tragedia se ha ceñido sobre la familia de Elvis Perkins, por lo que la fatalidad le ha hecho sombra al trabajo de un compositor dedicado, minucioso y valiente. Ash Wednesday, su debut, no alcanzó todo el reconocimiento que se merecía pero lo puso en camino: un chico blanco, conocedor de la tradición norteamericana y fino letrista.
Creando un vínculo más estrecho con el trío que lo acompaña, se presenta ahora como una unidad y profundiza en su trabajo con la negritud: del blues al góspel, de los pantanos de Lousiana a las calles de Nueva Orleans. Se muestra como un Huckleberry Finn del folk-rock y sorprende a propios y extraños cuando alcanza registros que en mucho nos recuerdan al Bob Marley más acústico, como es patente en“Shampoo”, el tema de apertura del disco Elvis Perkins in Dearland (XL Recordings, 09)
En “’l´ ll Be Arriving” utiliza el sonido de las cadenas que agitaban los esclavos y logra un efecto poderoso en su terrible alusión. Sus temas son profundos y su postura abierta, no sobredramatiza ni sobre sí mismo ni sobre el mundo, pero sí pone el dedo en las llagas, en las heridas. Al dedicarse a estos menesteres no puede negar todas las enseñanzas de aquel que se apellida Dylan; ni hablar, es un enorme paradigma.
En fin, que los vientos del pasado soplan huracanados en un disco distante de las modas. Metales campiranos, metáforas robadas de tiempos idos… el pasado deja una pátina imposible de quitar de este otro Elvis, un vaquero dispuesto a cabalgar en esta época, temas como “Doomsday”, “Chains, Chains, Chains” y “Send My Fond Regards To Lonelyville” nos invitan a recorrer con él sus propias praderas.

Extraperlo: el sonido más cálido y festivo del Mediterráneo


Hace tiempo que la escena española está produciendo artistas muy propositivos, más allá del estrato comercial con el que nos castiga la industria. Ya no son casos aislados, el conjunto es nutrido y su postura es transgredir fronteras y tender puentes con otros territorios, lo que de hecho se da en su factura, ahora falta que se de en su difusión.
Alguien puede decirme: ¿Porqué se perdió el nexo entre México y el movimiento contemporáneo musical hispano? Es buen momento sin duda para prestar atención a grupos tan anchos de miras como Extraperlo, que buscan incluso tomar gran distancia con lo hecho por las grandes estrellas locales de los últimos tiempos, como Los planetas o La habitación roja.
Interesados por devorar el mapamundi sonoro, toman prestados ecos africanos, pasajes latinos y bases electrónicas para trazar su Mediterráneo del presente. Su debut Desayuno continental (Mushroom Pillow, 09) es cálido, soleado y festivo, y se inserta en esa tendencia de grupos que no cantan propiamente sus temas, casi los recitan, los dicen sin énfasis y acento. Al perder a su baterista, estuvieron en ruta para consolidar su personalidad: una vieja caja de ritmos, programada con simplicidad, puede dar un soporte muy en “onda”.
Aquí hay canción pop, bossa mutante, resabios tecnosos y condimentos diversos. Tras la escucha de piezas como “Las palmeras del amor”, “Bañadores” y “Entre las plantas” se perciben las acotaciones de Vampire Weekend y el reciente suceso español conocido como El guincho, que colabora con su tambache percusivo, y con el que comparten bajista.
Pinceladas de calypso y matices tropicalistas dan cierto toque a un disco que no carece de buenos temas, como los ya mencionados, y a los que hay que sumar “Negroni” y “Wornie”. Quizá el único “pero” sea esa manía tan ibérica de dejar el nivel de la voz fundido con el resto de los instrumentos, aunque se aprecia una decisión intencional del todo.
11 canciones para musicalizar una primavera ardiente y vacacional. Nuevos vientos soplan desde la vieja Hispania.