lunes, 13 de diciembre de 2010

Enrique Morente, hasta pronto!


Enrique Morente transformó al flamenco y de paso creó uno de los discos más transgresores del siglo XX, Omega (junto a Lagartija Nick), donde incluye versos de Federico García Lorca y Leonard Cohen, entre otros. Falleció a los 67 años de edad, apenas algunos días después de haber cantado delante del Guernica de Picasso, a quien dedicaría un nuevo disco abriendo el 2011. Aquí ofrecemos un texto sobre su pasada entrega discográfica a modo de homenaje a un Cantaor único, a una voz capaz de derribar a una muralla, a un creador libérrimo e irreductible.

Enrique Morente o de las raíces del flamenco
Si existe un territorio musical donde la tradición se defienda con celo y algo de fanatismo es el del flamenco. Los viejos maestros y los eruditos calculan y valoran con tiento cada incursión para aquilatarla o desterrarla de los círculos ancestrales. Es por ello, que al cante le cuesta tanto tirar para adelante. Casi siempre se insiste en que a lo hecho por los artistas de leyenda no se le supera, si acaso se le iguala.
Pese a cierta inercia conservadora, de cuando en cuando surgen figuras que a través de su hacer son capaces de renovar el pasado y proyectar su arte hacia el futuro. Así lo ha hecho el granadino Enrique Morente (1942), que si bien comenzó su carrera apegado a las formas y estructuras históricas del flamenco halló la manera para alimentarlo de referencias poéticas y coqueteos con otros ritmos y escuelas más contemporáneas, como lo es el rock.
En su discografía conviven desde trabajos de línea pura como Cante Flamenco (67), acompañado por Félix de Utrera y Nueva York/Granada, Morente-Sabicas (90), la última grabación del maestro navarro de la guitarra, con obras de una inmensa capacidad rompedora como su Misa flamenca (91), con textos de San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Lope de Vega y Juan de la Encina; Omega (96) junto al grupo de rock granadino Lagartija Nick y numerosos artistas del flamenco, como Vicente Amigo y Tomatito, para adaptar poemas de Federico García Lorca y temas del cantautor canadiense Leonard Cohen. Este disco ha sido todo un referente en la revolución del flamenco e incluso se presentó en México en 2008. Otro trabajo en el que abreva de fuentes literarias es Morente sueña la alhambra (05), revisando autores hispanos y moros.
La gran capacidad interpretativa de Morente le ha llevado a montar, en 1988, el espectáculo El loco romántico, basado en Don Quijote de la Mancha, a presentarse ante la Catedral de Barcelona, acompañado de las Voces Búlgaras y más recientemente en el Festival Primavera Sound 2008, aclamado por un público joven y eminentemente rockero.
Pero en su trayectoria no existía un disco grabado en directo y concebido como tal. Por lo que decidió que el sucesor del álbum dedicado a Picasso, Pablo de Málaga (08), fuera su primer material en vivo y que obedece a una petición directa de su esposa Aurora, quien le pedía hacer un disco para la familia, totalmente flamenco, para que se despegará de “los discos raros que suele hacer”.
Así es como surge Morente Flamenco (Universal, 09), una revisión generosa y amplia de los distintos palos –claro, no están todos- en compañía de cinco guitarristas de primera línea: Juan y Pepe Habichuela, Rafael Riqueni, David Cerreduela y Juan José Suárez “Paquete”.
Este repaso a las raíces del género incluye homenajes a sus maestros, como la serrana de Pepe de la Matrona y los tientos a Sernita de Jerez, además del repaso a “Tangos de la vida”, “Soleá de los cañaverales” y “Fandangos naturales”.
El único tema inédito es el que abre y cierra la sesión. “Nana de Oriente” está dedicada “a las madres que han perdido a sus seres más queridos en guerras y cruzadas” y en ella aparecen sus hijas Estrella –de amplio reconocimiento- y Soleá –prácticamente haciendo su debut-. A ellas se suma un coro de niños –en el que están los nietos- para crear una atmósfera de tintes nostálgicos en esta bulería.
Considerado la primera figura del cante, cada proyecto de Morente despierta gran atención mediática. Es un hombre acostumbrado a tratar con la prensa, Pero no deja de sorprender la sinceridad humilde con la que aborda el comienzo de su carrera, que tuvo, en la década de los setenta, una importante estancia en suelo nacional. Cuando el periodista Luis Troquel se remonta a la pervivencia en el tiempo del cantaor, Enrique hace memoria: “A mí, cuando me preguntan dónde aprendí a cantar, tengo que decir: en México. Todo el mundo cuenta que aprendió en las cuevas, con su tía no sé qué, con su abuelo no sé cuántos, qué si soy nieto de tal y heredero de cuál dinastía… Pero en mi caso no fue así. Claro que le debo mucho al arte que tenía mi madre, que cantaba de maravilla aunque no se dedicara a ello, pero yo me encontré a mí mismo en México. Yo soy casi más mexicano que español”.
En nuestro país editó primero un disco-homenaje a Miguel Hernández (71) y convivio con artistas e intelectuales del exilio, entre ellos, Paco Ignacio Taibo I, que frecuentemente invitaba a españoles a comer y donde surgió una anécdota sensacional: “Todos los días aparecíamos unos cuantos caraduras a comer. Todos en una mesa muy larga… Había un tipo que casi no hablaba pero se reía mucho con las tonterías que decíamos el guitarrista y yo… y al cabo de unos años me cultivo un poco más, cojo algo de cultura, y un amigo me regala un libro que se llama Pedro Páramo y digo: ¡Pero si este es Juanito!”.
Así es el hombre del que se dice que "ha inventado el cante del siglo XXI". Un respetuoso de las fuentes de las que ha abrevado, al tiempo que ha sabido transgredir barreras y clichés: “El flamenco está ligado a muchos tópicos, a mentalidades casi islámicas. Dogmas y confusiones no dejan libre el oído. Me parece grave que sectores del flamenco adopten una actitud de partido político dentro del arte, atacando a unos y defendiendo a otros. Entender el flamenco, aun sin estar metido en este mundo, lo entiende todo el que sabe escuchar".

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Las mañanas de John


El día que murió Lennon estaba acostado todavía
transmitieron la nota en prime time
carecí de fuerza y causa para levantarme
-la provincia incurable, como siempre-
parecía que el tiempo se había detenido
aunque las concentraciones masivas nada me decían
las mismas mujeres histéricas tras descubrir a los escarabajos
-gritos carentes de sentido inundando Central Park-
muchos otros prefirieron callar
y perderse en la inmensidad de sus habitaciones
-la mía era tan grande como el mar
y terminé ahogado-.


Desde entonces es una de las escasas fechas que recuerdo
y cada 12 meses pienso en que si la historia es una espiral
ese día se torció.

No puedo negar que otros lo han intentado
pero John tenía un modo muy simple de revelar secretos
eso lo hacía tan cercano
mucho más que el cabello largo, las gafas y las poses.

Con él se fue la broma como oposición al sistema
lo imagino contento con los wikileaks
¿merecerían una nueva canción?
seguro le hizo gracia que un cantante regordete interpretara a su asesino
-un poco de humor negro convertido en biopic-.

Esta mañana los medios se alimentan
de cuando despertamos hace treinta años
el working class heroe sigue siendo rentable
sus canciones ahora se venden por iTunes
y juro que no me siento bien
nada bien
prefiero las expectativas modestas
prófugas de un disco de vinil que gira en una habitación.


viernes, 3 de diciembre de 2010

John Grant: entre la caída de Zares y el encuentro de Reinas


Si fuera por la parte más conservadora de la industria musical lo que privaría serían historias de gente que salió de la nada (preferentemente barrios pobres y familias disfuncionales) y alcanzó el éxito masivo pese a todo tipo de obstáculos. Adoran aquello de “Y vivieron felices para siempre”. Aunque también existe la vertiente que se alimenta y financia de las tragedias de las estrellas. Existen medios para dar seguimiento a las grandes figuras caídas en desgracia. Ese síndrome de Elvis y Marilyn en nuestros días crece en Pete Doherty, Charlie Sheen o Amy Winehouse. Los tabloides arden en deseo de nuevos desplantes, de más traspiés que llenen portadas y vendan miles de ejemplares.
Se tiende entonces a la dicotomía, a un universo maniqueo dividido únicamente en buenos y malos. Y así no es la vida. Existen muchas aristas, inflecciones y posturas que no nos hacen meros héroes y villanos. Existe una gran complejidad que de verdad nos humaniza, nos vincula con la experiencia existencial hasta la médula, ya sea a través del dolor o el placer.
No falta quien se aferra al modelo de la Cenicienta o Rocky, pero no son pocos a quienes seducen biografías como Sid Vicious o Ian Curtis de Joy división –la atracción por la tragedia-. Se trata de paradigmas extremos muy propios para las leyendas de celuloide, exageraciones que se salen de la medianía. Lo que es un hecho es que entre ambas tendencias hay un espectro vastísimo de formas de vivir para gente de carne y hueso; experiencias con subidas y bajadas que mucho tienen de impredecibles. Hay todo un rango donde se mueven personas que saben lo que es caer, levantarse y seguir luchando, sin que les importe como tema central el éxito; prefieren primero rescatarse y sobrevivir haciendo lo que mejor pueden y más les llena.
Así ha ocurrido con John Grant, quien hace una década trataba de subir algunos peldaños en el escalafón del rock junto a su banda: The Czars. Por más que la propuesta (shoegaze y pop ambiental) poseía calidad y calidez no trascendió; sus miembros al ver que nada bueno ocurría decidieron desintegrar el grupo tras de grabar Sorry, I Made You Cry (06), cambiar de aires y dejar Denver, entonces su centro de operaciones.
John se vio sin músicos y sin rumbo. Paró en Nueva York, donde se empleó por como mesero e intérprete en un hospital. Las más duras batallas las libró con su depresiva personalidad y con una historia crónica de adicciones. Hoy día ni se conmisera ni se victimiza, pero sabe que sigue siendo un conflicto que debe enfrentar: “A veces siento que tendría que haber seguido bebiendo, consumiendo cocaína y escapando, porque es muy duro afrontar todo esto. Hay gente ahí a la que puedo acudir. Lo que me dicen es que todo va a estar bien, ellos lo creen, pero tengo que ser yo quien lo crea. Me gustaría no tener que pasar por esto. A veces creo que mi cabeza va a explotar, porque no entiendo nada. Pero bueno, luego te despiertas y ahí está un día nuevo”.
Grant se debatía entre un estira y afloja, pero al menos algunos de sus buenos amigos no lo dejaban de lado. De vez en vez los Flaming Lips lo invitaban a tocar juntos, al igual que los texanos de Midlake. Estos últimos cambiaron el rumbo de esta historia; se preparaban para entrar a grabar lo que a la postre sería The courage of others (2010), pero pensaron que entre sesión y sesión se abrían espacios que su colega podría aprovechar para reactivar su carrera y si hacía falta una banda de apoyo ellos se encargarían de cubrir tal rol.
John Grant no tenía más que melancolía, resabios de sus adicciones, una infancia perdida como constante cita, y por si fuera poco, una atormentada vivencia de su homosexualidad. Reunió todo ello, lo transcribió en canciones y obtuvo Queen Of Denmark, un álbum hermosísimo, reposado y sincero, al que no dominan los pesares –no va en la ruta de Antony- sino una apreciación agridulce y humorística de cada una de sus tribulaciones: “Ahora que ha pasado más de un año desde que fue grabado me doy cuenta de que a estas canciones las ha salvado el humor. Es el principal motivo gracias al que puedo escuchar este disco. Hablo abiertamente sobre cuestiones muy personales, doy opiniones, lo que cuento podría no agradar. Pero el humor es humano y unifica”.
Otro aspecto importante de esta grabación, cobijada por el espléndido sello Bella Union, es que no se trata del manifiesto del que se ha sometido a una desintoxicación, fue al revés; ocurrió que tras escuchar sus propios composiciones fue que decidió ingresar a una clínica. Tras este trance, ahora hace de abridor para Wilco en su gira europea –lo que no es poca cosa-.
Queen of Denmark rebosa de pureza y elegancia desde el instante mismo en que comienza el tema de apertura “TC And Honeybear”, en que incluye, además de cuerdas, a una cantante de ópera. Pero parece que la aclamación –al menos de los especialistas- vino con “I wanna go to Marz”, de la que existe una gran versión en vivo desde el programa de Jools Holland. Importantes publicaciones como como Mojo o Uncut le han dedicado elogios unánimes. Lo que sin duda da sentido a un hombre volcado sobre su obra: “Mi implicación es muy grande, casi insoportable. Para mí es inevitable hacerlo así. Estoy intentando mirar dentro de mí y aceptar lo que veo. Necesito saber si puedo vivir con lo que soy. Hasta ahora este disco es lo más cercano que he tenido a disfrutar en el estudio, pero al mismo tiempo ha sido muy doloroso. Todo estaba sucediendo mientras lo grababa. Me gustaría hablar de la belleza, de pasarlo bien, de ser joven. Espero poder hacerlo algún día”.
Un poco de folk, orquestaciones perfectas, soft rock, teclados intimistas y una interpretación que cala hondo contribuyen a convertirlo en uno de los hallazgos del año, en una de sus joyas (escúchese “Where dreams go to die”). Aquí hay un torrente de verdad y entrega, que además se encauza sobre el flujo del preciosismo. Una estructura musical de ensueño que permite a un compositor mirar a la cara a sus demonios, como confesó a una revista española: “La gente pasa por la misma mierda por la que paso yo, así que a nadie le puedes importar realmente. Porque no eres especial, sólo eres una persona. Me resulta difícil llegar a darme cuenta de los motivos por los que yo puedo importar. Pero por otro lado pienso que estoy aquí. Estoy aquí y tengo contacto con gente cada día. Tú y yo estamos hablando ahora mismo, importamos”.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Muere Illy Bleeding: ¿conoce el rock mexicano a sus leyendas?


Las ideas y los sucesos se agolpan. Leo que el Director de Wired señala que cada vez menos gente utiliza Internet para su sentido fundamental: navegar. La red es un espacio para que donde antes un paseante al estilo de Walter Benjamín recorría barrios y ciudades, ahora el internauta se pierda en laberintos virtuales. Me seduce la idea, así que prefiero vagar por donde me lleva esta digresión que pende de un click.
Reviso una nota sobre las colaboraciones de Gustavo Cerati; tal como esperaba los visitantes arrojan muchos datos más de los contemplados por el periodista. Uno de ellos rompe la secuencia de duetos del argentino, para avisar a los visitantes del Blog que ha muerto Jaime Keller, a quien la historia del rock mexicano conoció como Illy Bleeding o Illy Godzilla, vocalista de una agrupación seminal para el punk: Size.
De inmediato imagine que se trataría de un asunto para clavados, ya que las nuevas generaciones inmiscuidas en el consumo y culto de nuestro rock (¿o debería decir rockcito?) poco o nada conocen del periodo menos documentado del devenir del rock nacional; ese que comienza con la debacle tras Avándaro en 1971 y que concluye hacia mediados de los ochenta cuando regresan los conciertos internacionales y las agrupaciones nativas asoman la cabeza.
Es escasa la bibliografía existente, poco se apuesta por la historiografía y el periodismo especializado y los materiales discográficos son difíciles de conseguir aun en estos tiempos. Para mi sorpresa, descubro que hace menos de 3 meses, el crítico jalapeño José Homero dedicó su espacio de blog en Letras Libres para disertar sobre Size y su sitio en el desarrollo de nuestro rock (¿Lo que no diría Paz!).
Me parece oportuno citar el texto del también veracruzano poeta y ensayista:
“En 1978 surge Size con Illy Bleeding (o Illy Kosovo, Illy Godzilla e incluso Illy Keller), Walter Schmidt (también Dennis Sanborns), Carlos Robledo (This Grace) y Dean Style. En sus seis años de existencia dejaron huella con canciones memorables, y patentaron las vicisitudes y el devenir que la escena musical experimentaría a raíz del punk.
Canciones como la emblemática “Tonite” acusan el influjo del punk en el fraseo de Bleeding y en la crudeza de la letra, pero prepondera el elemento bailable, cifrado ya desde el inolvidable intro, con efectos juguetones, líneas funk en el bajo e inquietantes y líricos subrayados de sintetizador, que le otorgan ya un inconfundible sello postpunk. Se trata de la asimilación mexicana de esa experiencia que se decantó hacia la electrónica con instrumentos baratos, que comienza Daniel Miller y expresaron mejor Fad Gadget y Depeche Mode, justo en el sello del primero”.
Tras el artículo original han sido varios los que han alimentado una candente polémica que es característica de nuestro entorno. Un fan talibán apoya a las viejas figuras y no faltan los que ponen en tela de juicio los méritos de aquellas “glorias”. Que si Chac Mool es cumbre del progresivo azteca o que si Toncho Pilatos o Bandido daban escuela de lo que debía de ser una big band.
El más radical de los implicados no vacila en repudiar a Size por provenir de una clase acomodada, como también ocurría con Dangerous Rhythm –después Ritmo Peligroso-.
Un acontecimiento como la muerte de Illy nos permite plantear ciertas ideas a propósito de la manera en que se entiende y abordar al rock de acá. ¿En verdad es relevante aclarar si el punk más auténtico es el de los barrios periféricos y pobres? No le demos vueltas, el punk entró por el Pedregal y las Lomas –allí habitaban los primeros punks aztecas-. Luego bajó hasta Insurgentes Sur, donde se localizaba Hip 70, la tienda de Armando Blanco y que expendía los mejores discos, bien resguardados por un par de perros Doberman. El sitio contaba con una salita superior para conciertos, que como era de esperarse, tenía condiciones infames y equipo paupérrimo, pero allí comenzaron a tirar quienes no se lamentaban por no vivir en Londres o Nueva York. La cosa era intentarlo, ampliar los horizontes de mira y escucha.
Luego vinieron Silueta Pálida, Syntoma, Las Pijama A go go, Casino Shangai, El escuadrón del ritmo, Chula Chula Chaqueta, María Bonita, Interface, todos los proyectos del Dr. Fanatik y muchos otros visionarios. Si nos apegamos a estrictos juicios de calidad, obtendremos distintos valores para cada proyecto, pero es un asunto que requiere de más espacio.
Regresemos al fallecimiento de Bleeding, un tipo que atento a lo que ocurría fuera también se cortaba en el escenario más por seguir a Iggy Pop que a Sid Vicious, para plantear una interrogante: ¿porqué carecemos de verdaderos rockstars locales? ¿Por qué se ha demeritado tanto este tipo de figuras? Lo más devaluado del asunto sería que nos conformáramos con la saga de You tube en que arrestan a un ebrio como León de Zoe.
Antes para ganarse un sitio ante un público prácticamente inexistente había que poner todo por delante y nos sólo aparecer en revistas del corazón. Homero es quien se concentra en los haceres de Size, pioneros no sólo del punk, sino del new romantic y la electrónica: “Decía que distinguen a Size las texturas de sus acordes sintetizados. Schmidt posee un gran talento para crear riffs atractivos y pegajosos. Pero esos riffs no sólo atraen, a manera de una inteligente motivación ensayística, sino que sostienen la estructura de la composición y permiten los cambios de ritmo sin brusquedad. “Time Trap” y “El diablo en el cuerpo”, composiciones complejas, muestran claramente ese dominio digamos clásico de Schmidt en conjunción con Robledo, quien acentúa la melodía con su teclado, para transitar de un espacio sonoro a otro, puentes con tintes de complejidad barroca”.
Es lamentable que en México para todo –y no sólo en el rock- carezcamos de memoria histórica, que se nos olvide la mayor parte, que casi nada permanezca. Para que hoy existan personajes que rayan en lo vacuo o lo banal pero se sienten rockstars, debieron existir toda una generación de picapedreros a los que les tocó la parte más ingrata de una saga que ha construido una tradición –ciertamente endeble- peleando a la contra y con todo por perder.
Una figura como la de Illy Bleeding también nos permite enfatizar que para ciertas personas el rock and rock no sólo es fama, pasarelas y reflectores. Tras varios años fuera de la escena este hombre volvió con otro proyecto, acompañado por Los rebotes trucosos. Jamás alcanzó los escenarios más importantes, no obtuvo un reconocimiento masivo, pero allá donde los abismos del verdadero underground se abrían conectaba sus instrumentos y comenzaba a actuar.
Aquellos Beatiful losers –que anticipara Leonard Cohen- bien merece una hagiografía, una improvisada reivindicación que no conoce de clases sociales y que se limita a señalar esa perseverancia y espíritu irreductible de algunos rockeros de antaño. Illy vivió como el título que dio al álbum de Size: “Con el diablo en el cuerpo”.

viernes, 15 de octubre de 2010

Win Butler marcha


Encontré un rincón debajo de un Billboard
que hacía las veces de un sofá de concreto
desde allí formulaba preguntas
arrullado por la marea lenta de automóviles
y viendo como las hojas rojizas flotaban en el aire
como pedazos de fuego levitantes.

Existir en los suburbios se vuelve lento y gris
pero algunos se creen los historias de una biblia de Neón
-la única luz que pueden imaginar-
a los demás no les queda más que el vacío y una tarjeta de crédito.


La gente suele reírse de mi pequeña rebelión
más cuando sabe que la tramé desde al asiento de atrás
escuchando y mirando postales efímeras
de ciudades en las que casi no había niños.

Me instalé luego en un cuarto vacío
justo en medio entre lo esencial vs lo aleatorio
delante del conflicto del hombre moderno
pero no puedo decir que me sintiera un poco mal siquiera.



Con el correr del tiempo apenas tengo claro
que una verdad siempre se deja ver por mitades
para irla asimilando poco a poco
como un niño pequeño que pierde el miedo a los columpios.

Sentado a la vera del camino
no tengo demasiada prisa
saben, para la jugada importante
se requieren dos cosas:
elegir bien y saber esperar.

Incluso hallar una zarza envuelta en fuego
puede ser un espejismo
que atrase una marcha de largo aliento;
el caminante conoce el momento de detenerse
cuando dejar que los carros sigan corriendo
sentir la pausa viene del interior
luego el cuerpo sentirá ese calor irrefrenable
la clara señal que estoy listo para arrancar de nuevo.

lunes, 23 de agosto de 2010

!!! o la danza ritual del clima extraño


Una de las mejores propiedades que posee la música es que se trata de una expresión simple y directa, que en muchísimas ocasiones requiere de pocas explicaciones. Sencillamente, captura los sentidos, se va resbalando por la piel y atrapa primero el cuerpo para luego apoderarse de tu mente. Es una experiencia en sí misma que no requiere de ningún diccionario; es un lenguaje universal de acceso y disfrute inmediato.

Así que lo mejor que puedo decir de un grupo como !!!, es que me provoca esa excitación sensible que sólo una música libre, descarada y poderosa puede producir. Strange weather, isn't it? es apenas su cuarto largo en una carrera dilatada que se remonta a 1995, cuando se congregaron en Sacramento, California y aun no imaginaban su mudanza a Nueva York, donde se convertirían en uno de los emblemas andantes del punk funk, una andanada excitante en la que en su momento cabían desde The Rapture a unos esquivos LCD Soundystem, donde ahora milita su bajista original.

Pero antes que seguir en la ruta historiográfica, prefiero detenerme en el solaz que provoca “Made of Money”, el último corte del disco, pues además de que cierra el disco en todo lo alto y nos deja con el cuerpo lleno de endorfinas, representa la última pieza grabada por Jerry Fuchs, baterista que muriera en un accidente ocurrido en el elevador de un estacionamiento de autos.

Sin duda, se trató de una perdida grande para un grupo que se mueve como un colectivo, sin líder preponderante y con tan buena vibra que incluso montaron un proyecto paralelo, conocido como Out Hud (ahora desintegrado para siempre).

Strange weather, isn't it? (Warp,10) no se anda por las ramas; de inmediato se sienten esas gruesas líneas de bajo, las bases machaconas –que ahora casi rozan el drum & bass o el kraut rock- y las líneas melódicas que cortan en fragmentos el aire. Aquí hay una pátina de autor más que un descubrimiento. Más bien engrandecen una historia de baile tribal que arrancó con dos sencillos tremendos como “Take ectasy with me” y "Me And Giuliani Down By The School Yard (A True Story)", publicado en junio de 2003, y en el que retaban al mismísimo alcalde de Nueva York, célebre por sus políticas de cero tolerancia y que estableció fuertes medidas en contra de las discotecas y bares de concierto.

Pero fue con su anterior trabajo que todo lo sembrado dio frutos. Myth takes (07) despertó gran entusiasmo a partir de la contundencia de dos temas: “Heart to hearts” y “Must be the moon”. El grupo siempre ha mostrado gran solvencia sobre la parte instrumental y se sienten cómodos moviéndose, digamos que a media tabla, de la liga mundial del rock. Gozan de un prestigio underground y no parece que les obsesione el convertirse en cabezas de cartel de los grandes festivales. Sus canciones son robustas y contagiosas; conforman la médula de su oficio sin que la fama se convierta en un lastre.

Aprovechando un promisorio panorama que se les abría, optaron por moverse a Berlín para fraguar su siguiente largo, que presentaron al mundo a través del sencillo “AM/FM”, que se podía descargar de forma gratuita desde la web del grupo, en formato de un alucinado video dirigido por Black Dice.

A lo largo de los 11 temas que lo conforman se siguen explayando en la duración y dando gran importancia a los pasajes instrumentales. Se nota de sobra que Nic Offer, Mario Andreoni, Daniel Gorman, y Allan Wilson (miembros de antaño) y los recién llegados, Shannon Funchess (vocalista del grupo Light Asylum y colaboradora de gente como TV On The Radio y Telepathe) y el baterista Paul Quattrone (antes en la banda Modey Lemon) se lo pasan bárbaro.

Y ello podemos sentirlo en canciones como “The most certain sure”, “Wannagain, wannagain” (con un tremendo bajeo funk), “Jamie, my intentions are bass” y “Steady as the sidewalk cracks”.

Chk chk chk saben congraciarse tanto con la profesión como con los elementos externos. Intuyen que tienen esa capacidad para prender fuego a ese clima extraño que les rodea. Ante la indiferencia y frialdad que suelen transmitir las ciudades, este combo apuesta por un trance ritual a través del baile y la música. Podríamos definirlos como hedonistas inteligentes.

Si bien en la literatura Enrique Vila Matas se ha encargado de enfatizar el encanto y atracción de los llamados escritores raros o excéntricos, es tiempo de que hagamos algo parecido en términos de músicos. Sin duda, que existe como un tronco central en donde caben los grandes monstruos –que acaban siendo monolitos institucionalizados-; lejos del núcleo de esta arborescencia –en sus ramas lejanas- existen prodigios algo retorcidos, con formas poco comunes que se destacan.

Esta banda tiene tintes tan disfrutables como su nombre mismo, que tomaron de la terminación de las películas de la saga de Los dioses debe estar locos; producciones ochenteras donde un bosquimano enfrentaba la maldición de la cultura occidental encarnada en una botella de Coca-cola. Haberse bautizado con tres signos de admiración igual los hace una de las búsquedas más difíciles de Internet –si se teclean tal cual, no aparece nada-.

Si en el mundo de hoy el clima se muestra cada vez más y más enrarecido, al menos tenemos con nosotros a un disco cuyas propiedades convierten a su escucha en un ritual –que como las danzas primitivas- aleja al mal karma y trae consigo todo tipo de parabienes. Una vez más, la música y el baile nos harán libres.

domingo, 25 de julio de 2010

Suave como el peligro


Brotan de tus labios frases arborescentes
para renombrar
al jardín celeste del universo
(Del poema Que nadie sepa)


Casi siempre preparo a detalle lo que voy a decir de otros libros; usualmente me toca ser presentador y/o reseñista de obras ajenas y ello representa una emoción distinta. Es difícil tratar de describir el trabajo propio. Suave como el peligro es mi libro de más reciente publicación (apenas el lunes pasado se presentó en la Feria del Libro Infantil y Juvenil). Tal acontecimiento me provoca unas cuantas digresiones sobre lo que representa dar a conocer un trabajo terminado y el concepto que tengo acerca de la poesía.

Para empezar, celebro en todo lo que cabe su aparición porque representa la confirmación de una amistad fraguada a sangre, fuego y vino durante muchos años. El artista plástico Enrique Garnica y yo, durante años, nos hemos sentido como un par de islas que con su lento desplazamiento han ido creando un archipiélago. Con el tiempo funcionamos ya como una suma de ínsulas que confluyen en el intento de sacudir a una geografía aparentemente llana y carente de atractivos.

Sobre todas las cosas siempre ha prevalecido la creación; una y otra vez han surgido proyectos que nos mantienen juntos. En unos vamos con ciertas compañías, en otros cambian los nombres pero no las intenciones. El apoyo mutuo se convierte en el acicate para no soltar las amarras que unen a las islas.

Más allá de polémicas, diatribas e insolencias hemos trabajado en pos de que lo que quede sea nuestro trabajo, la obra que surge. Suave como el peligro nos permite subrayar que hoy más que nunca creemos que las fronteras entre las disciplinas artísticas se han ido difuminando. En la utópica nación que hemos constituido no hay distingos entre técnicas y procedencias. Aquí se puede oler la arquitectura; escuchar el canto de una pintura o paladear el sabor de una escultura.

Este libro surge de la necesidad personal de escribir una obra que no tuviera ninguna cita, ya que en Loop traicionero (05) recurrí a diversos remixes poéticos. Al final hubo una única concesión, el título es un verso del admiradísimo poeta y loco Leopoldo María Panero. Y nada más, el resto fue rendir un homenaje estético a una obra como la de Enrique, que trasuda vitalidad y riesgo, que encierra un sinnúmero de significados sin asumir por ello una actitud metafísica o mesiánica. Luego vendría una cita puesta antes de la impresión por quien estuvo al cuidado de la edición, Daniel Fragoso, quien completa la plataforma de Pachuco Press.



Quien ha contemplado cada una de las obras de Garnica sabe que en ellas hay una hermosura salvaje y un cierto latido de que algo siniestro subyace en el fondo. No puede ser de otra manera, es Suave como el peligro. Así le gusta ser, un cazador de belleza y verdad en lo profundo de los bajos fondos de la existencia.

Por otra parte, acotó acerca del porqué escribir un libro de poesía y no otra cosa. Aun cuando esta rama de la escritura no atraviese por el más popular de sus estadios sobre la línea del tiempo.

Considero, pues, necesario entender a la poesía -una derivación del lenguaje- como si de un organismo vivo se tratase; por lo que dada su naturaleza se mantiene en un permanente proceso de adaptación-mutación como parte de una estrategia que le permite sobrevivir.

Cada iniciativa de ajuste al medio permite elevar las posibilidades de sobrevivencia a cada individuo. En ese sentido, la literatura se muestra como una posibilidad íntima de salvación ante una fatalidad que agazapada espera el momento oportuno para ceñirse sobre una nueva víctima.

Ante el inevitable proceso de degradación y muerte, sólo nos sobrevivirá la palabra, hija putativa de su tiempo y en pos de una fuga que anticipe un fragmento del porvenir. Cuando no seamos más que restos de materia orgánica en reposo, la poesía –el lenguaje- dará cuenta de aquello que fuimos. Su eco habrá de encontrar la manera de perpetuarse, ya sea en las estrofas de una canción, el fluido digital contenido en una red infinita o la voz de una especie en pos de un poco de eternidad.

Quizá en el ordenador de los tiempos la escritura postrera consista en un poema, tal vez la exhalación final del último de los seres humanos sea un verso. Si la batalla está perdida, el arte es la única estrategia posible para dilatar una partida en contra del olvido y la extinción.

Suave como el peligro está a la venta en la librería Margarita Michelena (interior del teatro Hidalgo Bartolomé de Medina, en la Plaza Juárez).

lunes, 14 de junio de 2010

Tierra trágalos de Kalus & Kinski


Siempre vendrá bien un grupo que en cada texto llame la atención. Estos murcianos lo hicieron con el propio nombre y el primer disco (Tu hoguera está ardiendo, 08) y ahora repiten no sólo con el título mismo sino con canciones como “El Rey del Mambo y la Reina de Saba” y “Los niños muertos y la decadencia política”, que van del pasodoble a la balada noir.
No cualquier banda puede pasar de un ritmo a otro sin que su personalidad se diluya, aquí ocurre lo contrario. Saben ceñirse al Folk en ’Mamá no quiero ir al colegio” con su letra demoledora: (“Mamá no quiero levantarme porque no quiero morir / Mamá no quiero hacerme viejo y que no haya marcha atrás”), a la bossa nova “Deja el odio para después de comer” y llegan hasta el noise en “Ya estaba así cuando llegué”.
El único “pero” pasa por esa costumbre tan del rock español de revolver la pista de las voces con el resto de los instrumentos, lo que en este caso en particular lastra a frases bien trabajadas y cortantes. Por ahí le dedican un tema al padre del anarquismo (“Carne de Bakunin”) y recurren a la jerga de la teoría social.
Resabios de La buena vida en el estilo vocal, para un disco lleno de detalles (ritmos diversos, personajes históricos). Piezas como “Forma, sentido y realidad” y “Eres un sinvergüenza” son evidencia de que es un disco grande al que hay muchísimo por sacarle.

Referencias
Klaus & Kinski
Tu hoguera está ardiendo
El celebradísimo debut, igual llenos de recovecos y frases atrayentes.
Nosoträsh
Popemas
En su parte naif comparten letras llenas de ironía, humor siniestro, melodías soleadas y poesía callejera.

Yo la tengo
Popular songs

Klaus & Kinski
Tierra trágalos
Jabalina, 2010

lunes, 3 de mayo de 2010

Pensar y reflexionar el Vive latino 2010


Un puñado de conclusiones

Una vez concluidas las tres jornadas de una cita crucial para la música contemporánea continental es interesante ofrecer una serie de ideas a modo de concreciones cualitativas de lo ocurrido y que se deslinden de las típicas crónicas al uso, con el fin de propiciar una reflexión que tanta falta nos hace. Tras el Vive Latino de este año podemos apreciar y subrayar que:
• Que con sus aciertos y errores se afirma como un evento necesario para el rock no sólo de México sino de Latinoamérica entera.

• Que los grupos con mayor calidad no son los que más publico convocan y viceversa; así crítica y público amplían su brecha irreconciliable.

• Que la Carpa Intolerante se consolida como un espacio sumamente propositivo, abundante en proyectos interesantes y que ofrece propuestas más arriesgadas y de calidad.

• Que un problema fundamental de esta edición fue la calidad de audio, pues muchos grupos tuvieron notables dificultades, y bueno, la tragedia de Austin se cuece aparte, ¡una lástima!

• Que no hizo falta una mayor cantidad de cabezas de cartel para contar con un festival de respetable calidad y atractivo.

• Que Calle 13 atraviesa por un importante momento; no sólo su música se ha enriquecido sino que se agradece la postura políticamente incorrecta de Residente. Sin duda, una de las dos mejores actuaciones del Festival.

• Que aun en los grupos más noveles se nota un mayor dominio de los instrumentos, se nota que se preparan con ahínco. Cada vez son menos las bandas que se muestran insolventes o casi amateurs sobre los escenarios.

• Que las huestes que siguen al ska y el rock combativo son las de menor capacidad intelectual; se comportan como si fueran barras futboleras y su actitud es la de provocar la revuelta sin sentido y razón, -el desmadre por el desmadre-.
• Que han aumentado la cantidad de músicos que integran las bandas y entre ellos ha crecido el número de ejecutantes de percusiones y metales. ¡Una grata y buena señal!
• Que otra actuación de excelencia memorable fue la de Calexico; finura e inspiración que nos llevó al paroxismo con la versión de “Love wil tear us appart” de Joy Division. Ojalá y vinieran más bandas de esa estirpe.
• Que el performance multimedia que realiza Empire of The Sun dividió opiniones, aun con su sofisticación técnica inapelable.
• Que uno de los peores momentos –inserto en una muy mala actuación- fue cuando Celso Piña –mal sonorizado y con pésimo grupo de apoyo- se alejó del vallenato para intentar una versión de “Más allá del sol” de El Tri.
• Que Sussie 4 ha madurado mucho su propuesta e incendió el escenario principal, ya en formato de banda completa e incluyendo a una vocalista mexicana preciosa y afinada (la invitada neoyorkina no tuvo gracia).
• Que Ozomatli tardó en arrancar; fue de menos a más (al igual que la actuación de Los tres) y terminaron por mostrar su oficio aplicado a la música de fusión (mejores los viejos temas que lo nuevo).
• Que Nacho Vegas es un artista impresionante; inspiración lírica y elegancia en una actuación breve pero rebosante en poesía.
• Que es posible decir que Klezmerson fue la absoluta revelación de este Vive. Su sonido del oriente medio es rico en matices y texturas. Sonaron frescos e impredecibles.
• Que las nuevas composiciones de Austin Tv hacen esperar lo mejor; han llevado su rollo casi a terrenos del math rock. Lástima que ni con Chino Moreno se libraron de las fallas de audio. La mala suerte malogró algo que se presagiaba inmenso.
• Que Ely Guerra salió voluntariosa como siempre pero quizá la selección del set no fue lo más acertada posible. No terminó por despegar por completo, tal como le pasó a Julieta Venegas. Ambas cumplieron pudiendo alcanzar mayores alturas.
• Que Los Auténticos decadentes viven en estado de gracia con el público mexicano; saben cómo variar los ritmos y salirse de lo predecible, como al momento de invitar a Banda de Turistas y Carca.
• Que ni los propios Polka Madre se esperaban la tremenda recepción que tuvieron en el escenario rojo. Presentaron a una holandesa de invitada en el canto y aunque se esmeraban en su rollo gitano, la gente se aferraba a hacer slam de cualquier cosa.
• Que no se trata de un Festival único, sino varios festivales yuxtapuestos que nos ofrecen diferentes lecturas y posibilidades de interpretación; que se trata pues de un festival para armar.
• Que en el escenario azul la suerte se repartió caprichosa; Chetes sonó muy bien y mejor al retomar las canciones de Zurdok (allí estaba Terracina en el bajo). Otros no corrieron la misma suerte con el audio.
• Que Sonex son una autoridad en cuanto a llevar al folklore mexicano a otro nivel. Inventiva en el uso de la jarana, un frontman impresionante que además es bailaor. Otro hallazgo para agradecer a la carpa.
• Que Pedro Piedra aun les falta trecho por recorrer y madurar; aun en el escenario pequeño se sentían como perdidos y faltos de chispa.
• Que es una total incongruencia que el guitarrista de Deftones use un instrumento decorado de Louis Vuitton. Además sonaron demasiado emplastados los instrumentos. Su mejor momento pasó hace mucho.
• Que una vez más se comprueba la versatilidad de los Tacubos (Meme y los hermanos Rangel) para andar palomeando con medio mundo.
• Que la presencia escénica y la propuesta de las Kumbia Queers daba para un show más largo (apenas tocaron 20 minutos) y hasta merecen repetir.
• Que tal como dijera Calle 13, la gobernadora de Arizona es una cabrona. ¡Que se tome esa luz verde pa invadirla, ja!
• Que Los tres deberían grabar la versión completa de “El jefe de jefes” que incluyeron en su set, que aunque tardó finalmente tuvo su punch.
• Que además de su espléndida canción “The Crystal Frontier”, inspirada en el libro de Carlos Fuentes, Calexico acertó al combinar “Güero Canelo” con “Desaparecido” de Manu Chao.
• Que al montaje de Tijuana No –quizá demasiado forzado- le faltó mesura y concreción. Eran demasiados en el escenario tocando canciones que sonaron poco amarradas.
• Que Los Románticos de zacatecas son una banda muy inflada mediáticamente y a la que le falta aplicación; disfrutan de una fama inmerecida y precoz.
• Que a los inadaptados –por fortuna, los menos- debemos que cierren la estación del metro a la salida, lo que genera aglomeraciones y caminatas fatales a esas horas.
• Que fue una lástima que El Cuarteto de Nos no consiguiera desplegar toda la energía de la que son capaces. La libraron pero apenas.
• Que la Chilanga Habanera va muy en alza y su noción del mestizaje es sabrosa y cachonda.
• Que habrá Vive Latino para muchos años; primero está el concepto que el elenco propiamente. En la diversidad ha logrado cosechar nuevos y mejores frutos.

sábado, 20 de marzo de 2010

Eclosionan ciencia espacial y poesía en un disco de rock


Antonio Arias edita Multiverso


Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista…
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!"
Rimas IV
Gustavo Adolfo Bécquer

¿Cuántos discos en la historia del rock fueron grabados en un Observatorio?, ¿Existirán muchas canciones que citen a Kepler en sus letras?, ¿En cuántos discos de música aparece el logotipo del Instituto de Astrofísica de Andalucía?
Antonio Arias tiene una larga carrera como músico (casi 30 años), primero con el grupo 091 y luego con Lagartija Nick, una institución del noise rock español y siempre ha sido un atento lector de textos de ciencia y astronomía. Así que no es la primera vez, que este guitarrista hecha una mirada al espacio exterior, ya en 1999 invitó al astronauta Pedro Duque a sumarse al tema “Newton”, incluido en un disco epónimo.
Durante los últimos años, Arias ha venido cultivando una amistad con el científico José Antonio Caballero, quien desarrolla su trabajo principalmente en el Max-Planck-Institut für Astronomie de Heidelberg de Alemania. Fue el astrónomo español –seguidor de Lagartija Nick- quien estimuló a través del trato personal y algunos artículos sobre Música y Astronomía para que se animará a convertir en canciones algunos poemas sobre ciencia.
Una vez que se consideró que el proyecto era interesante –más aún porque el 2009 era el año Internacional de la Astronomía-, fue este mismo especialista quien realizó las gestiones correspondientes para que se les permitiera grabar al interior del Observatorio Espacial de Calar Alto en Almería, espacios usualmente muy restringidos. Se aprovechó pues este ambiente para registrar tres de las diez piezas que conforman a la postre Multiverso, un álbum al que su autor define como de "Astromúsica".
Arias y Caballero compilaron una buena selección de textos en los que abundan las referencias científicas, eligiendo material del Doctor en Física David Jou, de la periodista y escritora Natalia Carbajosa, del mexicano José Emilio Pacheco, del panameño Carlos Francisco Chanmartin y los españoles Ángel Mendoza y Carlos Marzal.
Así fue como canciones como “El ordenador simula el nacimiento de las estrellas” y “Desde una estrella enana” fueron conformando el primer disco en solitario de Antonio, que no implica un rompimiento con su grupo original sino una incursión paralela, a la que conminó a algunos de sus buenos colegas y amigos: Florent y J de Los Planetas, están presentes en "Laika", que también tiene coros de Noni y Alex de Lori Meyers. Estos intervienen también en los temas "Derrota de Bill Gates" y "Multiverso". Incluso Eric, Lorena y Víctor de Lagartija Nick hacen su aportación a "Cristal".
Multiverso (Recordings from the other side, Popstock, 09) comenzó a gestarse hace poco más de un año, cuando el guitarrista dedicaba su tiempo libre a buscar observatorios espaciales a través de Internet, para lo que pidió ayuda a Caballero. Con el proyecto en marcha, se trazaron dos objetivos: editar el disco antes de que terminara 2009, año de la celebración, y presentarlo en Granada, la ciudad natal del músico, donde consiguieron el palacio de Congresos. Posteriormente también llevaron el directo a las afueras del observatorio y ahora están dispuestos a presentar en otros sitios, acompañados con proyecciones cósmicas.
A fin de cuentas es un disco donde conviven la poesía y la ciencia; el pop y la psicodelia; un poco de catalán y mayormente castellano en las letras. El propósito común de los involucrados era intentar que la astronomía fuera comprensible y razonable –al menos en estas canciones-, y al parecer lo han conseguido, según lo explica su creador: “La música del disco está al servicio de la poesía porque es lo que mejor contrasta con esas letras cargadas de astronomía. Es una vertiente que me gusta mucho: letras científicas, nada personal. De esta manera se encuentra un punto de relajación entre los textos y la música. Me interesaba ese aspecto divulgativo de la ciencia, sin dejar de ser un disco de rock. Y todo haciéndolo con una sencillez muy evidente. Me animó mucho que en las primeras actuaciones la gente disfrutase con las canciones, sin conocerlas. Ciencia con diversión, sí”.
Para ello se ha recurrido a una base instrumental en la que cabe música espacial, y algo de rock puro, reunidos en un disco de ciencia cargado de filosofía del siglo XXI y en el que todavía suenan las reverberaciones naturales del Observatorio en el que fue parcialmente grabado; una experiencia indeleble en la memoria de Antonio Arias: “El viento se cuela por las cúpulas. Fue casi un ejercicio espiritual, entras en comunión con el ambiente y el entorno también entra en la canción. Además, es un sitio muy particular, con la misma llave se abren todas las puertas, está decorado como en los años 70”.

martes, 2 de marzo de 2010

¡Liberté, Fraternité et Musique! 10 canciones de la Francia de Hoy


Uno de los países más antiguos del mundo. Territorio de la cultura y el pensamiento. Su actual momento le lleva a replantear sus fundamentos y aceptarse –un tanto a la fuerza- policultural y múltiple. La Francia de hoy no tiene un color único de piel ni religión dominante. Su pasado colonial y la economía liberal provocan un flujo constante de gente que llega a la antigua Galia romana en busca de un futuro mejor.
Su complejidad socio-cultural la hace un territorio vibrante, intenso y rico en expresiones artísticas. A continuación ofrecemos una decena de canciones que se escuchan actualmente en el país de Balzac, Sartre, Zidane, Baudelaire, Tierry Henry, Daft Punk y –tristemente-, Sarkozy.
Dominique A
“Immortels”
Tras de casi 20 años de trayectoria, el arte de este hombre simboliza perfectamente la maleabilidad de la chanson. Heredero de Gainsbourg sabe cuando electrificarse y rozar el rock o el momento de quedarse con lo elemental y cultivar un folk casi acústico. He aquí el mejor ejemplo de lo que va el asunto: una canción intensa, casi mística, vaporosa. A base de teclado, programaciones y cajas de ritmo puede crear un universo metafísico lleno de metáforas elegantes y sensibilidad.
Caravan Palace
“Dragons”
Toda la belleza del jazz manouche -del que Django Reinhardt es leyenda- se combina con los beneficios de la electrónica más bullanguera. Así entre scratches, secuencias y cajas de ritmo surge una música que tiene toda la esencia de la bohemia típica de la ciudad luz. Un punto de encuentro entre tradición y actualidad resuelto con soltura y encanto. Abre su epónimo debut del 2009 y pone en el mapa al electro swing.
Benjamin Biolay
“Si tu suis mon regard”
A poca gente le embona tan bien el calificativo de enfant terrible. Este hombre es inclasificable, virtuoso y hasta de un petulante magnético. Letrista, productor y arreglista –todo lo hace con gran talento-. Su entrega del año pasado, La superbe es tan exuberante y lujosa como el personaje que ha creado. Aprovechó para reponerse del truene con Chiara Mastroianni, quien era su mujer. ¡Los amores rotos insuflan la canción gala; hasta en eso se parece a Gainsbourg!
Charlotte Gainsbourg
“Le Chat du Cafe des Artistes”
Turbulenta, inestable y controversial, así es la personalidad de la hija del feo más guapo de la historia, de quien recibió el apellido e hija también de Jane Birkin (inmortalizada por un orgasmo convertido en canción). De la mano de un mago vagabundo llamado Beck Hansen –volcado en el proyecto- hace una buena versión a un original de Jean-Pierre Ferland, que conserva la magia y misterio que asiste a París. Sin duda, la banda sonora para extraviarse por sus callejuelas, cafetines y plazas.
Phoenix
“Lisztomania”
Esta agrupación procedente de París está cobijada por una buena estrella enorme. Lo suyo es un rock pop de tintes electrónicos que no rebosa de originalidad, pero que se ha conectado con la sensibilidad del gran público. Son un producto de exportación de amplio reconocimiento (por eso cantan en inglés) que se apoya en melodías pegadizas, compuestas durante su residencia en un barquito anclado en el Sena. Esta pieza es parte esencial del laureado Wolfang Amadeus Phoenix (09).
Rachid Taha
“Ha baby”
Hijo de migrantes argelinos y procedente de la clase trabajadora, Rachid es una figura de la Francia mestiza, una nación que ha tenido que adaptarse al flujo humano procedente del Magreb y asimilar sus productos culturales, procedentes de una tradición milenaria. Taha gusta de la música árabe pero también del rock y la electrónica, que termina combinando en una mixtura subyugante y hermosa. Combativo en lo ideológico y lo político, es uno de los artistas más brillantes y respetables con que cuenta el país que inventó la guillotina.
Coralie Clement
“C´est la vie”
La peculiar óptica para entender la existencia de los galos, “entre ansiolíticos y café con crema”, que sale de la garganta suave de Coralie (hermana de Benjamin Biolay, quien la produce) acompañada por una flautita y un ukelele; folk silvestre hecho canción. Instrumentación de juguete, base de Toystore (08), que nos hace acordar de las bases que Manu Chao usó para Amadou et Mariam. No sabemos como lo hacen, pero en la simpleza encuentran la sofisticación.


The Do
“On my shoulders”
“Se acabaron los tiempos de Brel y Brassens, la música de hoy no puede tener fronteras”, esa la actitud de Olivia Bouyssou y Dan Levy, que forman el dueto conocido como The Do y que saltó a la fama poniendo fondo a un comercial. Instalados en una apertura de miras, pueden recurrir al finlandés o al inglés para cantar, lo que parece una irreverencia para los francofilicos. Aquí unas cuerdas de ensueño se incrustan en una bien lograda pieza de indie rock. Esta canción se convirtió en un éxito instantáneo y sustentó su brillante debut A Mouthful (08).
Les yeus noirs
“Calusul”
La presencia de la cultura judía es muy importante en la composición de la Francia de hoy. Los hermanos Eric y Oliver Slabiak llevan 20 años encabezando a un grupo que interpreta piezas de la tradición yiddish y klezmer procedentes de distintos países. La parte medular del proyecto consiste en que ambos cantan y tocan el violín con una sincronización asombrosa, su velocidad es sorprendente, y si a ello agregamos que la banda incluye doble bajo, acordeón, guitarra, chelo, cimbalón y batería, el atractivo salta a los oídos. Pueden parecer tradicionalistas, pero tienen un espíritu renovador, como puede comprobarse en el doble recopilatorio Best OYN/Opre escena (09).
Orchestre National de Barbes
“Sympathy for the devil”
Barbes es el barrio donde se establecen los inmigrantes africanos, lo que le da una energía muy especial. Algunos de los músicos del vecindario fundaron una orquesta que representa al rumbo como si fuera un estado virtual e independiente. Sus presentaciones son ardientes y en ellas abundan los instrumentos árabes, un folklore milenario y la fuerza del rock, como en este clásico de los Rolling con el que suelen cerrar sus mítines-concierto.
Bonus track
Moriarty
“Jimmy”
Son algo así como descendientes del Humprey Bogart en Casablanca. Son 5 tipos errabundos que se encontraron en París, cada uno con nacionalidad distinta, de Suiza a Vietnam. Se juntaron y decidieron homenajear a Jack Kerouac usando el apellido de uno de sus personajes más célebre. Tocan una mixtura de jazz y folk que teje brumosas atmosferas propias para la ensoñación. Esta canción viene en su disco debut Gee Whiz But This Is A Lonesome Town (08).

sábado, 13 de febrero de 2010

Los 20 discos de la década (más allá de las fronteras mexicanas)


Hispanoamérica, un territorio ideológico y cultural atravesando una década que tendió vasos comunicantes a través de la explosión tecnológica. Escuchas más atentos que nunca intercambiando grabaciones y artistas. El surgimiento de figuras transcontinentales atendiendo a generaciones cada vez más cosmopolitas, pero ansiosas de encontrar mensajes que les brinden identidad a corta distancia.

Solemos prestar mayor atención al autoconsumo, a los fenómenos locales, así que nos viene bien repasar una veintena de grandes discos surgidos del imaginario hispanoparlante a partir de la premisa de no incluir a México en el recuento. He aquí los detalles de lo hallado.

Infame (03)
Babasónicos
Renovación generacional para el rock argentino, no sólo en forma sino en el discurso y la lírica. Una extraña y bella poesía callejera inserta en desplantes de glamour y mucha energía rutilante. Rock con chispazos electrónicos que se espació por toda Hispanoamérica. “Irresponsables”, “Putita” e “Y qué” se erigieron himnos instantáneos.

Hola, Chau (01)
Los fabulosos Cadillacs
No es usual incluir un doble en vivo en las listas, pero se trata de una obra vasta y generosa que marcó un antes y después en la historia de este combo. Hicieron una pausa en lo más alto, desbordando frenesí y posibilidades musicales. Punto de inflexión para el rock latino.

Los de atrás vienen conmigo (08)
Calle 13
Destruir las nociones y conceptos que se tengan del reggaetón desde el interior del reggaetón fue y es la consigna de Residente y Visitante. Han dotado de letras mordientes y lúcidas a su música mutante, que lo mismo recurre al hip hop, que a la salsa o pasajes balcánicos. Los duetos con Café Tacuba y Rubén Bládes son ejemplos perfectos de su mixtura.

El mundo según (06)
Sr. Chinarro
Un minucioso artesano de la palabra consiguiendo estupendas imágenes y metáforas. Antonio Luque tiene una larga carrera que lo confirma como una de las figuras más insignes del indie español. Sus letras van de un impresionismo sutil al que han considerado una interpretación hispana del surrealismo.



Alegranza (07)
El guincho
Dentro del panorama alternativo español este es el disco de mayor proyección internacional en mucho tiempo; tan es así que esta tropicalia electrónica en clave low fi fue reelanzada por el importante sello inglés XL Recodings. Pablo Diáz-Reixa creó una cumbre del cut & paste por la que pasa la enorme cultura musical que adquirió mientras vivía en las islas Canarias. Sin duda, la pista sonora para un carnaval globalizado.

Siempre es hoy (02)
Gustavo Cerati
Para Latinoamérica, el ex – líder de Soda Estéreo constituye un artista mayor, casi una especie de chamán que despierta un culto apasionado. En solitario ha probado con un rock sobrio y adulto cuidado al detalle. Entrega algunas canciones de medio tiempo siempre elegantes y evocadoras. Estilo y personalidad, esa es su gracia.

Vida de perros (05)
Los bunkers
Un puñado de mozalbetes chilenos aferrados al formato de canción rock con toda la vehemencia y fe del mundo. Y obtuvieron una colección llena de nervio y brío que se comunicaba de manera directa e inmediata con los más jóvenes. Espíritu rock en su más pura esencia.

La leyenda de espacio (07)
Los planetas
La banda de Granada alcanza su madurez plena explorando los palos del flamenco y llevándolos a los territorios más eléctricos y guitarreros del rock. Veteranos de mil batallas, poseen la capacidad suficiente para adaptar una tradición tan complicada y fascinante, y así rendir un sincero homenaje al inmenso Camarón de la Isla.

La lengua popular (06)
Andrés Calamaro
Tras de una carrera de excesos y proyectos desmesurados, regresa el Calamaro compositor de canciones redondas. En estado de gracias con la melodía y extrayendo de la cultura popular imágenes conmovedoras, Andrés se afirma como un héroe entrañable, cercano. Hace patente que basado en lo cotidiano puede gestar su propia épica.

Malamarismo (07)
La Mala rodríguez
Al hip hop en español le hacía falta ganarse a cabalidad las jotas. Esta mujer le da sofisticación, belleza y prestancia a su jip jop aflamencado. Conocedora de los problemas de la vida real y su dureza hace del micrófono una tribuna para lanzar reclamos y arengas. Los duetos con Raimundo Amador, Julieta Venegas y Tego Calderón apuntalan su calado.



Idioma suave (02)
Entre ríos
Isol es una mujer con un timbre de voz extraordinario, que le brindaba gran personalidad a la cruza de electrónica y pop generada por sus dos compañeros. Sus letras son como pinturas impresionistas que abordan el amplio espectro de experiencias del hombre imbuido en las grandes urbes. Fueron un orgullo argentino de lo que se entiende por una banda indie.

Hungría (07)
Gepe
Desde Chile vino una actualización del folk a través de la electrónica suave más pespuntes de pop. Una incursión casi minimalista que intenta ensanchar lo más posible el formato canción y llevarlo un paso adelante. Si en algún lado se vale recurrir a la poesía lírica es aquí. Menos trovero que Drexler pero sin llegar a ser Beck, aunque Original Hamster –el productor- bien lo hubiera deseado.

Estalla (08)
Bomba estéreo
No podemos conformarnos con Juanes y Shakira, Colombia es mucho, mucho más que eso. Así que este dueto revoluciona la cumbia y otros ritmos vernáculos para sazonarlos con rap, reggae y tecno low fi. Producen una música quemante, que es la fiesta en sí misma: despatarrada, callejera y carnal.

Ortopedías Bonitas (07)
Manos de topo
Tener a un cantante que prácticamente llora en cada tema puede llevarte a la gloria o condenarte. En Barcelona se tramó el debut de un grupo que dramatiza y se regodea en la tragedia amorosa, con la música como pretexto. Es un grupo excesivo que se destaca por no parecerse a nadie.

Coba Coba (09)
Novalima
Existen países, como Perú, en que las raíces africanas constituyen un fuerte acervo cultural. La perspectiva de un colectivo de músicos y productores como Novalima es utilizar estos materiales y pasarlos por un tamiz contemporáneo para obtener un producto final que respete la tradición y la catapulte a la modernidad.

Dont´ mess with the dragon (07)
Ozomatli
No puede hablarse de Hispanoamérica sin considerar California. Este combo norteamericano se ha caracterizado por abanderar causas sociales y canalizarlas mediante su fusión de salsa, ska y rap. En este álbum dejan un tanto de lado las consignas y se avocan a montar la fiesta más grande que Aztlán recuerde.




Flamingos (02)
Enrique Bunbury
Amado por muchos, odiado por tantos. El zaragozano es un músico arriesgado, potente y con gran voz y estilo interpretativo. Por si ello no bastara, disco a disco decide reinventarse y aquí recurre a un rock más puro y llano para explorar la mitología de la sociedad norteamericana. El sonido está influenciado por el Bowie del periodo berlinés.

The venezuelan Zinga Son Vol. 1 (03)
Los amigos invisibles
Ejemplo de tenacidad y perseverancia, desde su residencia neoyorkina impulsaron y esparcieron su sabroso menjurje de funk, disco y ritmos anfroantillanos. Pasaron de contar con el apoyo de David Byrne a impulsar por su cuenta su trabajo hasta que alcanzó un nivel cualitativo óptimo y reconocimiento continental.

Canciones inexplicables (07)
Nacho Vegas
Este cantautor permaneció durante años lejano a los reflectores mediáticos y el gran público, que se vale ponderar un recopilatorio que permitió mostrar grandes maravillas casi desconocidas. Una especie de Dylan o Leonard Cohen made in Spain. Gracias a esta antología podemos apreciar juntas “El hombre que casi conoció a Michi Panero”, “Que te vaya bien, Miss Carrusell” y “En el jardín de la duermevela”.

Romancero (09)
La bien querida
Ana Fernández Villaverde pintaba cuadros y tocaba en su ratos libres, hasta que buenos amigos como J. de Los Planetas y el Sr. Chinarro la animaron a tomárselo en serio. ¿El resultado? Pocas veces una mujer logra hablar con tanta franqueza de las relaciones amorosas y soltar sentencias como rayos. ¿La música? Un rock pop que puede irse al flamenco o al tecno según la pieza.

Bonus (el lugar 21)

Supercrepús (08)
Joe crepúsculo
Un cantante desafinado que se pertrecha con teclados viejos y cajas de ritmo de antaño. Luego utiliza como letrista a San Agustín o traduce a Barbara Streisand. El resultado es una obra magna del kitsch más delirante. Es disco barroco, dance intelectual o simplemente baladas pastelosas. Un proyecto que termina siendo un montaje performático lleno de frases ocurrentes y música pegadiza a mares.

martes, 2 de febrero de 2010

Se cierra la trilogía Nocilla en un laboratorio imaginario


Un bar en la isla de Cerdeña que se parece a otro ubicado en las Azores. Una pareja en un recorrido errático que les permite realizar un calculado y secretísimo Proyecto, que cabe dentro del estuche de una guitarra Les Paul. La vaciedad de una cárcel convertida en hotel de agroturismo que facilita el desdoblamiento y el plan vacacional del alter ego.
Obsesionado con las posibilidades y herramientas de la meta-ficción, Fernández Mallo crea otros Fernández Mallo que se expliquen mejor que él y dejen ir una escritura rizomática; un loop sempiterno de cultura y observación mundana, en que se acomodan una y otra vez imágenes extraídas de un televisor silente, un alud de bragas de mujer usadas y La música del azar de Paul Auster.
En la pieza que completa la trilogía Nocilla se crea un espacio obsesivo e inquietante donde lo ficcional absorbe a lo biográfico y los recursos narrativos y el lenguaje se diversifican, mutan una y otra vez para terminar siendo los mismos. Se trata del patíbulo para un Kafka del Siglo XXI que acompaña su última cena con Enrique Vila Matas. He aquí que la literatura todavía puede inquietar y sembrar interrogantes, como en los filmes más logrados de David Lynch.

Agustín Fernández Mallo
Nocilla lab
Ed. Alfaguara

Tarot Sport de Fuck buttons, la sagrada familia de las catedrales sónicas


“El ruido no es la textura que nos interesa alcanzar, pero nos proporciona el lienzo sobre el que derramar nuestros experimentos con el sonido. Es una herramienta más, como lo son las melodías, la estructura, el ritmo o la percusión”
Quizá el ruido no sea el fin, pero si es un medio muy dúctil para que Andrew Hung y Benjamin John Power –Fuck Buttons- construyan auténticas odiseas sónicas, que en Street Horrrsing (ATP Recordings, 08) –su anterior lp- alcanzaba proporciones extremas, pero que también consiguió notoriedad al trasponer el estrecho círculo de consumidores de la música avanzada.
Los de Bristol han ido perfeccionando sus esculturas musicales, su arquitectura auditiva, porque es un hecho que su debut todavía contenía pasajes en los que la maraña abstracta y ruidista perdía un poco su rumbo. No olvidemos que estas cosas se sustentan en un proceso experimental, en el acierto y error; entre el hallazgo y el extravío. La música es búsqueda permanente, en ocasiones llegas a buen puerto y en otras permaneces a la deriva.
Y en insistir se basa el lograr; Fuck Buttons han dado en el blanco y lo han volado en mil pedazos. Tarot sport, su más reciente entrega, es una obra mayor; una experiencia estética de altos vuelos sustentada en capas y capas de sonido en las que texturas y ruidos están a disposición de generar un eclosión plena de sensaciones y registros. No se escucha algo así todos los días; no en vano la crítica especializada del diario inglés The Guardian, que suele ser seria y formal (no en vano tiene a Brian Eno entre sus colaboradores), ha considerado a este álbum “la Sagrada Familia de las catedrales sónicas”.
En buena medida han potenciado su propuesta gracias al trabajo de producción de Andrew Weatherall, a quien se debe la sapiencia al momento de dosificar el torrente eléctrico de My Bloody Valentine y dar mayor energía a Primal Scream. Ahora logró un equilibrio exacto trabajando el concepto del espacio (se dice que a mitad de las sesiones se salía de la sala para realizar una evaluación del sonido desde la distancia y ver hasta dónde podía llegar).
La odisea comienza con “Surf Solar” –dado a conocer como anticipo- que ahora alcanza los 10 minutos 35 segundos y es un manifiesto de lo que vendrá después: texturas rasposas, sonidos espaciales y efectos crepitantes que vagan sobre secuencias rítmicas que paulatinamente van cambiando.


Hung y Power se encargan de distorsionar las fuentes originales de sonido, pasándolas por filtros, pedales y demás aparataje, hasta llegar al punto de que es difícil identificar de qué instrumento se trata.
No son tantos los tracks, pero el suceso es intenso; hay cierta marcialidad en “The Lisbon Maru” y algo cercano a un trance hipnótico en “Olympians” y así hasta llegar a la pieza final, “Flight Of The Feathered Serpent”, que nos remite a la grandeza de las creaciones de Underworld sin olvidarnos un poco de la locura tribal de Animal Collective. Es lo más cercano a una canción bailable que han hecho.
Así, Tarot Sport está dedicado a la repetición, a la búsqueda de algo parecido a la hipnosis, alternando un sentido primitivo del ritmo con una telaraña ruidosa tejida con elementos digitales y análogos. Aun en su aspereza hay quien lo ve como un rock espacial de forma libre, un espacio imaginario donde confluyen distintas épocas y conceptos.
No se trata de un caso aislado, ahí están Gang Gang Dance, Atlas Sound y Black Dice para hacerles compañía. Lo cierto es que tras el minuto y treinta y pocos segundos que tarda en entrar el bombo en “Surf Solar” –haciendo las veces de introducción ambiente- se abren las puertas de entrada a otra dimensión; una en la que privan armonías en forma de serpentina, voces pululantes y una indeleble pátina de ruido que sube y baja de intensidad.
Es verdad, Fuco Butrones han construido La Sagrada familia de las catedrales sónicas, ahora sólo falta que el número de feligreses crezca notablemente. Milagros para fomentar su culto no les faltan.

miércoles, 13 de enero de 2010

Yeasayer: el lado sensible de lo experimental


Si partimos de las apreciaciones que dicta el turismo, la fama de Nueva York se le atribuye principalmente a Manhattan, quizá el más célebre de los cincos distritos que conforman la ciudad. Allí se concentra el glamur y el dinero pero no la vitalidad y la energía creativa. Pensemos en novelas como La última salida a Brooklyn de Hubert Selby Jr., Llámame Brooklyn de Eduardo Lago y muchas de las obras de Paul Auster y tendremos una idea de para donde van los tiros del arte en la urbe de hierro.
Desde hace unos años el más grande asentamiento poblacional citadino se ha convertido en el centro neurálgico de la vanguardia musical contemporánea. Algunos reportajes han llegado a afirmar que se trata de la mayor concentración de artistas por metro cuadrado, superando a París y Londres. En poco territorio se han asentando un ejército de creadores de todas las disciplinas, pero ha sido la música donde dicha explosión estética ha cobrado mayor notoriedad.
No son pocas al agrupaciones brooklynitas: The National, Sufjan Stevens, Tv on the Radio, Gang Gang Dance, Telepathe, Prefuse 73, School of Seven Bells, Vampire Weekend, Harlem Shakes y Ra Ra Riot, entre muchísimos otros; tal es el caso de Yeasayer, la agrupación que conforman Anand Wilder, Chris Keating, Ira Wolf Tuton y Luke Fasano.
Juntos han optado por esa elástica concepción de lo experimental que caracteriza a los residentes del barrio. Su amplitud de miras permite que pasen del noise al folk sin perder el sentido popero. Es música mutante para el siglo XXI; elusiva de nacimiento, que busca no ceñirse a algún corsé en particular.
Si bien su debut All Hour Cymbals (We are free, 07) fue más ruidoso y peleón, ya en la muy lograda “Tightrope”, incluida en el compilado Dark Was The Night pudimos entrever que les interesaba torcer las melodías y hacer juegos armónicos sin dejar a un lado el sustento electrónico.
Y lo mejor fue que Odd Blood (Secretly Canadian, 10) exhibe a un grupo que no pierde energía pero gana en sensibilidad. Nunca falta quien achaca a la electrónica falta de alma y frialdad, aquí se puede dar cuenta de que la cosa no es así. Los aparatos están ahí para que el ser humano canalice sus sentimientos y les de forma musical.
Lo más curioso es que dos de las piezas centrales del disco, “I Remember” y “O.N.E.” resultan todo menos cerebrales y poco afectivas. Yeasayer han logrado una música muy emocional, cuando su punto de partida parecía anunciar algo diferente. Con insistencia señalaron que gran parte de la música actual es creada para hacerte sentir especialmente cool. Lo cual encuentran catastrófico, por lo que planeaban componer temas nuevos que hicieran sentir al público incómodo: “como si no fuera lo suficientemente cool como para estar escuchando esta música".
Tal vez lo hecho por sus colegas consiguió allanarles el camino. Pensemos en que propuestas como la de Animal Collective o Fuck buttons, que resultan más complejas en comparación, pero comparten la chispa excitante que sobreviene a un hallazgo importante. Una vez asimilados crucigramas sonoros tan difíciles, lo demás es una fiesta. Aquí las canciones se untan a la piel.
Porque Odd Blood tiene su parte electrosa, su veta psicodélica, pero también hay un paseo por esa década tan recurrida –y sobada en demasía-, como son los ochenta. “Love Me girl” alude toda ella a Duran Duran y los viejos fans de Japan, Yazoo o Visage hallaran cierto ADN sonoro en “Strange Reunions” y “Grizelda”.
En sentido contrario, “Ambling Alp” fue el primer anticipo y su estructura se emparenta con los mejores momentos de MGMT (compañeros de gira) y del cual existen remezclas de Memory Tapes y Dj Rupture. Absoluta actualidad y casi nada de retro.
Yeasayer no sólo logra convencernos con sus haceres de pop esquizoide, provoca emociones verdaderas con sus canciones freak, con su sofisticado pop mutante, al que han llegado a definir (Last Fm) como: “Middle Eastern-psych-snap-gospel”, cualquier cosa que ello signifique.
Queda pues demostrado que aun manipulando el amplio espectro de la música contemporánea de vanguardia se puede ser jovial y divertido; que aun transgrediendo géneros y esquemas se puede comunicar un sentimiento. Brooklyn sigue irradiando maravillas para obnubilar al resto del mundo.