lunes, 9 de marzo de 2009

Marianne Faithfull: el canto de una superviviente


Easy come, Easy go es un álbum de versiones y duetos que van del jazz al rock contemporáneo.

Escuchar “hold on, hold on” es una sublimación del arte realizado y concebido por mujeres. Se trata de una canción original de Neko Case, ex – vocalista de The New Pornographers, muy hábil para dotar de sensibilidad sus composiciones y explicitar su íntima percepción de las cosas sin perder energía. En este rock de medio tiempo confluyen las voces de dos damas: por un lado, la siempre intensa Cat Power, que tampoco pierde su toque aterciopelado al cantar, haciendo contrapeso con una señora que bordea los sesenta y que interpreta acusando un vida completa posada sobre el filo de los excesos.

Marianne Faithfull (Londres, 1946) ha editado un nuevo disco de versiones, Easy come, easy go (Naive, 08) completando una trilogía temática (que tiene en Kissin`time, 02 y Before the poison, 05, sus antecedentes inmediatos) en una carrera que se compone de 22 discos; una friolera que la ubica como una artista de largo aliento a la que ponderar por su obra misma, más allá que su biografía tenga tintes de leyenda.

Personaje esencial del swinging London de los años sesenta, era una belleza impresionante que atrapó al líder de los Rolling Stones. Descendiente del noble que dio pie al nacimiento del masoquismo (Leopold Von Sacher-Masoch, austriaco que escribió La Venus de las pieles), poseedora de gran cultura (que le brindaron numerosas instituciones privadas y colegios de monjas), fue ella quien dio a leer a Mick Jagger El maestro y Margarita, la novela de Bulgakov, inspiración a la postre de “Sympathy for the Devil”.

Descubierta por Andrew Loog-Oldham, miembro del crew de los Stones, fue descrita en aquel momento como: “un ángel con tetas grandes". Pero no sólo su físico era impresionante, hizo patente su talento como compositora al adjudicarse -tardíamente (mediante un juicio)- la autoría de la letra de “Sister Morphine”, contando con el apoyo de Keith Richards.

Debutó en el cine en 1968; vestida de cuero acudía a un encuentro con Alain Delon en La motocyclette. Para ese entonces ya llevaba cuatro años de carrera discográfica, que pese al éxito consistía de temas algo cándidos, en franco contraste con una vida de escándalos (se libró de prisión por un pelo tras la redada en el cuartel de Sus satánicas majestades por asuntos de estupefacientes).

Posteriormente, fue arrollada por la vorágine de la época, tal como lo narra en uno de sus dos libros de memorias: "Yo fui una más de los millones de estúpidos que, en los sesenta, nos sentíamos atraídos por el malditismo de la drogadicción. En El almuerzo desnudo, de William Burroughs, vi una guía para la autodestrucción como opción estética. Tuve que pasar por el infierno para comprender que, si había algún mensaje en el libro, es que había que tener mucho cuidado con las drogas. Y que la razón final de la obra es su inventiva literaria, su poderío verbal".
Lejos parecen los días en los que vagaba errante por Londres buscando hacerse de una nueva dosis. Al menos mantuvo su adicción lejos de los tabloides. Su vida privada no alimentó el morbo en demasía (dos divorcios y tres bodas), la prensa musical se ha interesado de buena manera por cada grabación de una auténtica superviviente (se sobrepuso en los últimos años a un cáncer de pecho que la aquejaba).

Tras de aparecer en el video de “The memory remains” de Metallica, ha regresado al cine. Por una parte, interpretó a María Teresa I de Austria en la película de Sofia Coppola María Antonieta, y posteriormente protagonizó Irina Palm, sobre una viuda madura que trabaja en un club de alterne para pagar un tratamiento médico a su nieto; además de aparecer en uno de los cortos de Paris Je t`aime.

Musicalmente, sus últimos trabajos dan cuenta, por una parte, de su buen gusto en cuanto a la selección del material, y por otra, subrayan muy buen tino al momento de elegir a sus invitados, elogio que quizá también se merece su equipo de trabajo, pero que sin duda le genera distintos y renovados escuchas.
Easy Come, Easy Go tiene una edición doble (acompañada de un DVD en la que explica la elección de cada uno de los 18 temas) que es la que refleja fielmente la naturaleza del proyecto (aunque por razones comerciales se ha lanzado también un disco unitario con una decena nada más; así como un doble vinilo). No faltan pues elementos para degustar de canciones sobriamente arregladas y que forman parte del corpus de una cantante en plena madurez. Ahí está un crooner maldito como Anthony Hegarty en “Baby” o la adaptación de un tema indie rock compuesto por la banda de Portland, The Decemberists, titulado “The Crane Wife” o bien, ese fastuoso interprete de oropel que es Rufus Wainwright sumando su voz a “Children of Stone”.

El productor Hal Willner (Leonard Cohen y Nick Cave, entre otros) se hizo de los estudios más antiguos de Manhattan, Sear Sound, para grabar. Durante las sesiones contó con el apoyo de los arreglistas Cohen Bernstein y Weinberg Goldstein para supervisar las tomas, que conforme a la fama de Marianne, llamada cariñosamente One Take Faithfull, requirió de escasas repeticiones, e incluso algunas piezas son tomas únicas.

Cierto es que los orquestadores contaban con material de primerísima calidad para trabajar. Basta mencionar que el tema que titula al álbum es un clásico de Bessie Smith o que “Solitude” pertenece al legado de la inmensa Billie Holiday. Pero no sólo se optó por temas jazzeros, ahí están “Dear God, Please Help Me”, compuesta por Morrisey, además de “Salvation” de Black Rebel Motorcycle Club.

Con una historia que conjuga mitos urbanos, como prácticas eróticas usando chocolates, con curiosidades como ser la primera persona en utilizar la palabra fuck (coger) en una película (I'll Never Forget What's 'Isname), verdaderamente ha atravesado por momentos difíciles, entre los que se cuentan sobredosis, un aborto, intentos de suicidio y anorexia. Utiliza tal cúmulo de vivencias para volcarse sobre cada interpretación realizada con su voz rota y profunda, ya se en clave de jazz, blues o rock puro.

Para una mujer que reanudó su carrera en 1979, con el bien recibido por la crítica pero poco vendedor Broken english, es bueno contar con la complicidad y admiración de la gente a la que convoca para su serie de versiones. Se percibe el convencimiento de las partes y no sólo la participación para cumplir con el trámite; del dandy llamado Teddy Thompson (“How Many Words”) al reencuentro con esa ave de las tempestades que es Keith Richards (“Sing Me Back Home”). Cada personalidad brinda una arista interesante al conjunto. Ahí está Jarvis Cocker desparramando elegancia en “Somewhere (A place for Us)” de Leonard Bernstein o bien Marianne en solitario con “Down from Dover”, haciendo suyos los terrenos de Dolly Parton.

Lejos parecen quedar los días de la maraña psicodélica que la acompañaba mientras editaba sus primeros sencillos: “As Tears Go By” (compuesta por Jagger y Richards), “This Little Bird” y “Summer Night”. De la vida de excesos tan sólo queda una moderada afición por el tabaco y una energía imperecedera en torno al arte musical. Ella misma es consciente de ello: “Soy un ejemplo viviente de que no es cierto lo que predican los moralistas. Es posible que una mujer pueda vivir excesivamente y terminar convertida en una dama interesante. Como yo".



No hay comentarios: