*Publicado en el suplemento El ángel del Diario Reforma (Dic. 08)
Siempre será difícil llegar a listas definitivas e inapelables. Cada recuento es subjetivo y cuestionable. Por ello no se trata aquí de un compilado de los 10 mejores discos según el criterio del reseñista, sino de una selección de una decena de álbumes que de alguna manera contribuyan al memorioso acto de reconstrucción del año. Un ciclo que en cuanto a la música contemporánea se caracteriza, en términos generales, por una serie notable de debuts que concentran buena parte de las propuestas más creativas y energéticas, y que se ubican por encima de lo hecho por figuras supuestamente consolidadas.
2008 también será recordado por ser el año en que los músicos occidentales más han volteado hacia África, para recurrir a sus sonoridades y rítmicas. Por otra parte, habrá que consignar también la importancia de Brooklyn como epicentro de la producción musical. Diversos medios apuntan que, hoy por hoy, se trata del barrio con mayor concentración de artistas por metros cuadrado, basta citar unos cuantos ejemplos: Sufjan Stevens, Animal Collective, Tv on the Radio, Antibalas, The National, Clap your hands and say yeah!, The rapture, Yeah, Yeah, Yeahs, The Strokes, Ra Ra Riot, High Places, Prefuse 73 y un larguísimo etcétera.
Otro aspecto importante de resaltar en este recuento anual nos lleva a la escena de la electrónica, cuya crítica central se dirige a subrayar lo predecible y estandarizado de muchas de sus producciones. Durante los últimos doce meses aparecieron trabajos cuya ambición consiste en inyectar nueva vida a un género que terminó por ser casi pasteurizado y domesticado por la industria.
Revisemos entonces un puñado de obras que con el tiempo habrán de traernos al 2008 a la mente.
Vampire weekend
Vampire weekend
XL Recordings
Egresados de la Universidad de Columbia, este cuarteto de veinteañeros optaron por combinar el legado de los Talking Heads (banda que les ponían sus padres de pequeños) con el afrobeat a lo Fela Kuti. A medio camino entre el pop, el indie rock y la música del mundo, Vampire Weekend editó el álbum más refrescante del año, por ubicuo, inaprensible y chispeante. Un debut soberbio desde el corazón de Brooklyn.
Tv on the Radio
Dear science
4AD
Otros neoyorkinos que con sus dos anteriores discos ya anticipaban ser una de las bandas más propositivas del presente. Incluso la prensa británica consignó que su líder, David Sitek, es el productor que le está cambiando el sonido al mundo. Su tercera entrega es menos ruidosa que sus antecesoras, pero igual de energética en su entrecruzamiento entre funk, rock y electrónica. Recurren a guitarras filosas que acompañan a derivaciones rítmicas que rebosan negritud (de hecho, Sitek es el único miembro blanco del quinteto). Temáticamente, incursionaron en cuestionamientos humanistas sin perder su perfil de crítica social y política. La prensa del mundo entero reconocerá con amplitud a esta obra maestra; sin duda, un nuevo clásico.
Portishead
Third
Mercury
2008 será recordado como el año en que el triphop volvió (Tricky, Martina Topley Bird, Massive Attack y Leila, entre otros). Más de 10 años de espera para un lp nuevo de los de Bristol, que incluso dicen odiar al género con el que se les identifica. Regresaron para llevar su música un paso adelante y ello implicó hacerla más densa y experimental. Una maraña de texturas conducida por la voz de Beth Gibbons, en calidad de sílfide contemporánea. Aclamada por todos sus incondicionales, quienes pasan por alto su aspereza y carácter casi abstracto. Renacer completamente renovados y arriesgándolo todo, tal fue la consigna.
Hercules and love affair
Hercules and love affair
Mute
Andrew Butler, un dj del influyente sello neoyorkino DFA, decide crear un proyecto orgánico que transformara lo que se conoce como música Disco y para ello convocó a una terna de vocalistas, en la que destaca la voz de Antony Hegarty, una figura superlativa junto a The Johnsons, que interpreta con gran sensibilidad y registro andrógino. La combinación funciona al yuxtaponer a un crooner maldito, cajas de ritmos y festivos metales. La delirante fiesta posmoderna ha encontrado a sus nuevos heraldos.
El guincho
Alegranza
Discoteca océano /XL Recordings
Pablo Díaz- Reixa es un joven músico canario que aprovechó que por su isla pasaba todo tipo de artistas para nutrir su formación. Radicado ahora en Barcelona y armado con un sampler y un arsenal de percusiones, se inventó el disco español de mayor proyección en la escena anglosajona de los últimos años (relanzado incluso por el sello inglés XL). Alegranza es un complejo collage de música africana, ritmos caribeños y experimentación; un amasijo chispeante que reivindica lo artesanal y el llamado low-fi. Una fiesta tribal que no conoce de fronteras físicas ni musicales. Contribuye a la renovación de lo que se entiende como música electrónica a partir de una concepción amplia de la fusión.
Metallica
Death Magnetic
Vertigo / Universal Music
Tras un lustro sin editar un álbum, se da el regreso de los héroes del metal tras de sus producciones más dóciles. Una vuelta a su salvaje y frenético sonido original, de la mano de un productor de leyenda: Rick Rubin. Ante regresos tan pasteurizados, como los de Oasis o Primal Scream, este cuarteto norteamericano no se anduvo por las ramas y grabó su concepción total del pandemónium: baterías atronadoras, guitarras taladrantes y el bajeo de una aplanadora. Hace tiempo que el rock and roll deseaba reconciliarse con su naturaleza. Es rudo, es veloz y agresivo… es rock si ataduras ni contemplaciones. Buen ejemplo de envejecer con dignidad y sobreponerse al impulso de autodestrucción, tanto como personas como a nivel grupal.
The Bug
Londo zoo
Ninja Tune
Kevin Martin es un músico que ha estado inmerso en la vertiente más combativa de la electrónica desde los años noventa. Ahora presenta su particular visión acerca de Londres, que dista mucha de la aséptica postal que ya se vende a propósito de su futuro olímpico. Más que un visión armónica, The bug muestra las tensiones sociales y culturales que se viven en una de las ciudades más eclécticas del planeta. La música recupera el acervo jamaiquino de la comunidad de inmigrantes y lo mezcla con dubstep, una corriente crepitante y oscura, que se distingue por sus ritmos lentos y densos, más bajos poderosos. Aquí la música de club muestra su perfil político y reflexivo.
Cut copy
In ghost colours
Modular-Island
El maridaje perfecto entre rock y electrónica de baile procede de Australia. Este trío originario de Melbourne sabe como amalgamar secuencias y programaciones con elementos orgánicos, propios de una banda que toca en vivo. En su propuesta se adaptan sonoridades procedentes del funk y el dance al rock, para formar parte de esa entelequia llamada indie. Se trata de la pista sonora más maleable y hedonista del panorama actual.
Lindstrom
Where you go I go too
Smalltown supersound
Este músico es la punta de lanza de toda una camarilla de escandinavos que le están cambiando la cara al techno. La propuesta del escuadrón balear consiste en trabajar material considerado de escasa calidad procedente de la Disco music setentera, además de reivindicar a esa saga cósmica que va de Vangelis a Jean Michel Jarre hasta Tangerine dream. Eligen un tema y le pulen digitalmente todo lo que se considera de “mal gusto” para luego agregar guitarras espaciales y algunos otros elementos, obteniendo temas enteramente renovados e irreconocibles. Tal avanzada tiene otros nombres ilustres (Prins Thomas, Todd Terje, Diskjokke y Mental Overdrive; Aeroplano (dueto belga) más Cloudland Canyon (un alemán y un norteamericano), a los que Lindstrom sirve de carta de presentación. Sentido progresivo, toque retro y psicodelia digital empujando a favor del futuro.
Santogold
Santogold
Smalltown
Se trata de la nueva reina de las revistas de tendencias. Nacida en Filadelfia pero asentada en New York, Santi White encarna al estilo y sofisticación propios del mundo de la moda aplicados a la música. El dueto que conforma con Johnny Rodeo contó con el apoyo del dj-productor Diplo (clave también en la carrera de M.I.A.) allanándoles un lugar en el medio. Su música es capaz de aceptar cualquier tipo de influencia, del hip hop al raggamuffin, del pop a la electrónica y al new wave de segunda generación. Santogold lanzó un disco que se convirtió en suceso inmediato y que en su seno posee lo mejor y lo peor de la industria musical del tercer milenio.
Siempre será difícil llegar a listas definitivas e inapelables. Cada recuento es subjetivo y cuestionable. Por ello no se trata aquí de un compilado de los 10 mejores discos según el criterio del reseñista, sino de una selección de una decena de álbumes que de alguna manera contribuyan al memorioso acto de reconstrucción del año. Un ciclo que en cuanto a la música contemporánea se caracteriza, en términos generales, por una serie notable de debuts que concentran buena parte de las propuestas más creativas y energéticas, y que se ubican por encima de lo hecho por figuras supuestamente consolidadas.
2008 también será recordado por ser el año en que los músicos occidentales más han volteado hacia África, para recurrir a sus sonoridades y rítmicas. Por otra parte, habrá que consignar también la importancia de Brooklyn como epicentro de la producción musical. Diversos medios apuntan que, hoy por hoy, se trata del barrio con mayor concentración de artistas por metros cuadrado, basta citar unos cuantos ejemplos: Sufjan Stevens, Animal Collective, Tv on the Radio, Antibalas, The National, Clap your hands and say yeah!, The rapture, Yeah, Yeah, Yeahs, The Strokes, Ra Ra Riot, High Places, Prefuse 73 y un larguísimo etcétera.
Otro aspecto importante de resaltar en este recuento anual nos lleva a la escena de la electrónica, cuya crítica central se dirige a subrayar lo predecible y estandarizado de muchas de sus producciones. Durante los últimos doce meses aparecieron trabajos cuya ambición consiste en inyectar nueva vida a un género que terminó por ser casi pasteurizado y domesticado por la industria.
Revisemos entonces un puñado de obras que con el tiempo habrán de traernos al 2008 a la mente.
Vampire weekend
Vampire weekend
XL Recordings
Egresados de la Universidad de Columbia, este cuarteto de veinteañeros optaron por combinar el legado de los Talking Heads (banda que les ponían sus padres de pequeños) con el afrobeat a lo Fela Kuti. A medio camino entre el pop, el indie rock y la música del mundo, Vampire Weekend editó el álbum más refrescante del año, por ubicuo, inaprensible y chispeante. Un debut soberbio desde el corazón de Brooklyn.
Tv on the Radio
Dear science
4AD
Otros neoyorkinos que con sus dos anteriores discos ya anticipaban ser una de las bandas más propositivas del presente. Incluso la prensa británica consignó que su líder, David Sitek, es el productor que le está cambiando el sonido al mundo. Su tercera entrega es menos ruidosa que sus antecesoras, pero igual de energética en su entrecruzamiento entre funk, rock y electrónica. Recurren a guitarras filosas que acompañan a derivaciones rítmicas que rebosan negritud (de hecho, Sitek es el único miembro blanco del quinteto). Temáticamente, incursionaron en cuestionamientos humanistas sin perder su perfil de crítica social y política. La prensa del mundo entero reconocerá con amplitud a esta obra maestra; sin duda, un nuevo clásico.
Portishead
Third
Mercury
2008 será recordado como el año en que el triphop volvió (Tricky, Martina Topley Bird, Massive Attack y Leila, entre otros). Más de 10 años de espera para un lp nuevo de los de Bristol, que incluso dicen odiar al género con el que se les identifica. Regresaron para llevar su música un paso adelante y ello implicó hacerla más densa y experimental. Una maraña de texturas conducida por la voz de Beth Gibbons, en calidad de sílfide contemporánea. Aclamada por todos sus incondicionales, quienes pasan por alto su aspereza y carácter casi abstracto. Renacer completamente renovados y arriesgándolo todo, tal fue la consigna.
Hercules and love affair
Hercules and love affair
Mute
Andrew Butler, un dj del influyente sello neoyorkino DFA, decide crear un proyecto orgánico que transformara lo que se conoce como música Disco y para ello convocó a una terna de vocalistas, en la que destaca la voz de Antony Hegarty, una figura superlativa junto a The Johnsons, que interpreta con gran sensibilidad y registro andrógino. La combinación funciona al yuxtaponer a un crooner maldito, cajas de ritmos y festivos metales. La delirante fiesta posmoderna ha encontrado a sus nuevos heraldos.
El guincho
Alegranza
Discoteca océano /XL Recordings
Pablo Díaz- Reixa es un joven músico canario que aprovechó que por su isla pasaba todo tipo de artistas para nutrir su formación. Radicado ahora en Barcelona y armado con un sampler y un arsenal de percusiones, se inventó el disco español de mayor proyección en la escena anglosajona de los últimos años (relanzado incluso por el sello inglés XL). Alegranza es un complejo collage de música africana, ritmos caribeños y experimentación; un amasijo chispeante que reivindica lo artesanal y el llamado low-fi. Una fiesta tribal que no conoce de fronteras físicas ni musicales. Contribuye a la renovación de lo que se entiende como música electrónica a partir de una concepción amplia de la fusión.
Metallica
Death Magnetic
Vertigo / Universal Music
Tras un lustro sin editar un álbum, se da el regreso de los héroes del metal tras de sus producciones más dóciles. Una vuelta a su salvaje y frenético sonido original, de la mano de un productor de leyenda: Rick Rubin. Ante regresos tan pasteurizados, como los de Oasis o Primal Scream, este cuarteto norteamericano no se anduvo por las ramas y grabó su concepción total del pandemónium: baterías atronadoras, guitarras taladrantes y el bajeo de una aplanadora. Hace tiempo que el rock and roll deseaba reconciliarse con su naturaleza. Es rudo, es veloz y agresivo… es rock si ataduras ni contemplaciones. Buen ejemplo de envejecer con dignidad y sobreponerse al impulso de autodestrucción, tanto como personas como a nivel grupal.
The Bug
Londo zoo
Ninja Tune
Kevin Martin es un músico que ha estado inmerso en la vertiente más combativa de la electrónica desde los años noventa. Ahora presenta su particular visión acerca de Londres, que dista mucha de la aséptica postal que ya se vende a propósito de su futuro olímpico. Más que un visión armónica, The bug muestra las tensiones sociales y culturales que se viven en una de las ciudades más eclécticas del planeta. La música recupera el acervo jamaiquino de la comunidad de inmigrantes y lo mezcla con dubstep, una corriente crepitante y oscura, que se distingue por sus ritmos lentos y densos, más bajos poderosos. Aquí la música de club muestra su perfil político y reflexivo.
Cut copy
In ghost colours
Modular-Island
El maridaje perfecto entre rock y electrónica de baile procede de Australia. Este trío originario de Melbourne sabe como amalgamar secuencias y programaciones con elementos orgánicos, propios de una banda que toca en vivo. En su propuesta se adaptan sonoridades procedentes del funk y el dance al rock, para formar parte de esa entelequia llamada indie. Se trata de la pista sonora más maleable y hedonista del panorama actual.
Lindstrom
Where you go I go too
Smalltown supersound
Este músico es la punta de lanza de toda una camarilla de escandinavos que le están cambiando la cara al techno. La propuesta del escuadrón balear consiste en trabajar material considerado de escasa calidad procedente de la Disco music setentera, además de reivindicar a esa saga cósmica que va de Vangelis a Jean Michel Jarre hasta Tangerine dream. Eligen un tema y le pulen digitalmente todo lo que se considera de “mal gusto” para luego agregar guitarras espaciales y algunos otros elementos, obteniendo temas enteramente renovados e irreconocibles. Tal avanzada tiene otros nombres ilustres (Prins Thomas, Todd Terje, Diskjokke y Mental Overdrive; Aeroplano (dueto belga) más Cloudland Canyon (un alemán y un norteamericano), a los que Lindstrom sirve de carta de presentación. Sentido progresivo, toque retro y psicodelia digital empujando a favor del futuro.
Santogold
Santogold
Smalltown
Se trata de la nueva reina de las revistas de tendencias. Nacida en Filadelfia pero asentada en New York, Santi White encarna al estilo y sofisticación propios del mundo de la moda aplicados a la música. El dueto que conforma con Johnny Rodeo contó con el apoyo del dj-productor Diplo (clave también en la carrera de M.I.A.) allanándoles un lugar en el medio. Su música es capaz de aceptar cualquier tipo de influencia, del hip hop al raggamuffin, del pop a la electrónica y al new wave de segunda generación. Santogold lanzó un disco que se convirtió en suceso inmediato y que en su seno posee lo mejor y lo peor de la industria musical del tercer milenio.
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