Existe en México una tendencia exagerada para apropiarse los éxitos de los co-nacionales en el extranjero, pese a que sus familias o ellos mismos hayan tenido que emigrar ilegalmente o a que sean mexicanos de segunda generación, tal como ocurre con gente como Óscar de la Hoya, Tony Romo y, recientemente, con el quarterback de UCLA, Matt Garza. En ese sentido, es posible caer en la tentación de elogiar lo hecho por la banda californiana Abe Vigoda sólo por que la mitad esta conformada por jóvenes mexicanos que apenas rondan los veintipocos años de edad.
Pero sus orígenes son mera circunstancia, ellos pertenecen al entorno social en que han crecido, han asimilado su cultura y sus referentes, así les hagan gracia las rancheras. Lo cierto es que tienen los oídos puestos en música procedente de todas partes del mundo: “Hace un año empezamos a interesarnos por la world music, por grupos como Konono o Hallelujah Chicken Run Band, que llevaban la música tradicional africana al terreno del pop. También nos nutrimos de corridos y discos de calypso sin portada”.
El asunto es que Abe Vigoda (Juan Velázquez (líder, vocal y guitarra) Michael Vidal (guitarra y voz), David Reichardt (bajo) y Reggie Guerrero (batería), han firmado un disco en el que colisionan estilos divergentes, sacando chispas y despidiendo una energía furiosa. Skeleton no es un disco que permita las medias tintas, su estrepitosa acometida se ama o se odia, por igual.
Se trata de música que se siente tribal y primigenia, pero también urbana y ruda. A mucha gente se le antoja como el retorno de aquel exabrupto conocido como No wave, que emanara de la vanguardia neoyorkina a finales de los setenta.
Abe Vigoda saben como retorcer y quebrar los ritmos, fragmentarlos y ponerlos al servicio de canciones para rituales de nueva generación. Su propia disquera acuño un término para definirlos, lo mismo curioso que polémico: punk tropical.
Su sonido cambia constantemente y por ahora recupera la sensibilidad y falta de prejuicios de una nueva camada de grupos californianos (entre los que se encuentran Mika Miko y Health). De hecho, forman parte importante de las agrupaciones surgidas en torno a una sala de conciertos de espíritu autogestivo y de promoción musical: The Smell.
Ellos mismos precisan el sentido del lugar: “No se trata de un club, no está hecho para ganar dinero. Pagan a los grupos con las entradas y ellos no se llevan nada. Es un punto de encuentro donde nos reunimos con los amigos y tocan bandas hasta de chicos de catorce años que no pueden tocar en otro sitio”.
Jim Smith, el propietario, ha decidido cobrar un máximo de 5 dólares por entrada, además de vender únicamente café, té y agua, más algunos snacks y comida vegetariana. En ese ámbito han trabado una fuerte amistad con otro proyecto que en este momento vive un importante hype internacional: No age.
Lo que es más, Dean Spunt es el responsable de Post Present Medium, el pequeño sello donde graban (distribuido por Touch & Go en Norteamérica), y con quien han compartido varios splits, como miembro que es al 50% de No age (se trata de un dueto).
Aunque tienen detrás a Sky Route/ Star roof (05) y Kid city (07), el cuarteto considera a Skeleton su primer disco en forma, tanto por la naturaleza del material como por la actitud más comprometida que han asumido. Los medios les han encontrado cercanías con Battles y Frog Eyes, más allá de que al pasar a ser distribuidos en Europa por Bella Union (con el ex-Cocteau Twins Simon Raymonde al mando) se les hiciera pasar como: “el matrimonio entre Captain Beefheart y My Bloody Valentine que baila reggaetón”. Estrategia que funciona en lo publicitario pero un tanto alucinada en lo estrictamente musical.
En constante movimiento entre Chino y Los ángeles, buscan absorber todo cuanto cae en sus manos. Por lo mismo no extraña que su nombre provenga de un actor secundario, cuyos papeles más importantes fueron en las dos primeras cintas de El padrino, y que hoy tiene casi 90 años de edad. Nadie puede precisar sí Abraham Charles "Abe" Vigoda sabe que un grupo de punk ha utilizado su nombre y sí puede gustarle tan demencial propuesta.
Y es que Skeleton es un disco sin reposo, pura descarga adrenalínica; desde “Dead City/Waste wilderness”, pasando por "Bear face", "Lanterng lights", “The garden” y “Cranes”. 14 temas que se consumen con la intensidad de una pira: batería machacante, cierto minimalismo, melodía camuflada y cambios abruptos. 34 minutos sin elementos añadidos, puro tuétano.
Abe Vigoda es un grupo intuitivo y salvaje, que cuando menos en este disco consiguen llevar a la llamada world music un paso adelante, especialmente la de origen africano, aunque se resisten a una comparación formal con Vampire Weekend (los tienen en su myspace como una broma): “no creo que nos parezcamos. Hay mucha gente que siempre intenta comparar grupos por una cosa -refiriéndose a la influencia africana- pero me ofende un poco porque venimos de un lugar diferente y no tenemos nada que ver”, explica el baterista Reggie Guerrero.
Abe Vigoda es una banda que sabe lo que quiere. Rechazaron grabar para una disquera grande: “dijimos que no porque iba en contra de nuestros principios. Siempre nos han rodeado nuestros amigos y no queríamos que dejase de ser así. Era muy importante para nosotros sacarlo con un amigo porque sabemos que va a hacer lo que sea necesario por nosotros”, explica Velázquez. Además de que usan instrumentos baratos, como las guitarras Squier, graban en un estudio casero de a 8 dólares la hora (aunque la mezcla y las masterización si fueron profesionales).
La precariedad de recursos y tecnología más bien desata su creatividad. No dudan al momento de esconder las voces y las melodías en un segundo plano, ni se preocupan porque sólo dos de las canciones del disco rebasan los 3 minutos. Con muy pocas palabras resumen su actitud y postura: “Sabemos que no tenemos que seguir las reglas porque ya no existen”. Que la música sea.
Pero sus orígenes son mera circunstancia, ellos pertenecen al entorno social en que han crecido, han asimilado su cultura y sus referentes, así les hagan gracia las rancheras. Lo cierto es que tienen los oídos puestos en música procedente de todas partes del mundo: “Hace un año empezamos a interesarnos por la world music, por grupos como Konono o Hallelujah Chicken Run Band, que llevaban la música tradicional africana al terreno del pop. También nos nutrimos de corridos y discos de calypso sin portada”.
El asunto es que Abe Vigoda (Juan Velázquez (líder, vocal y guitarra) Michael Vidal (guitarra y voz), David Reichardt (bajo) y Reggie Guerrero (batería), han firmado un disco en el que colisionan estilos divergentes, sacando chispas y despidiendo una energía furiosa. Skeleton no es un disco que permita las medias tintas, su estrepitosa acometida se ama o se odia, por igual.
Se trata de música que se siente tribal y primigenia, pero también urbana y ruda. A mucha gente se le antoja como el retorno de aquel exabrupto conocido como No wave, que emanara de la vanguardia neoyorkina a finales de los setenta.
Abe Vigoda saben como retorcer y quebrar los ritmos, fragmentarlos y ponerlos al servicio de canciones para rituales de nueva generación. Su propia disquera acuño un término para definirlos, lo mismo curioso que polémico: punk tropical.
Su sonido cambia constantemente y por ahora recupera la sensibilidad y falta de prejuicios de una nueva camada de grupos californianos (entre los que se encuentran Mika Miko y Health). De hecho, forman parte importante de las agrupaciones surgidas en torno a una sala de conciertos de espíritu autogestivo y de promoción musical: The Smell.
Ellos mismos precisan el sentido del lugar: “No se trata de un club, no está hecho para ganar dinero. Pagan a los grupos con las entradas y ellos no se llevan nada. Es un punto de encuentro donde nos reunimos con los amigos y tocan bandas hasta de chicos de catorce años que no pueden tocar en otro sitio”.
Jim Smith, el propietario, ha decidido cobrar un máximo de 5 dólares por entrada, además de vender únicamente café, té y agua, más algunos snacks y comida vegetariana. En ese ámbito han trabado una fuerte amistad con otro proyecto que en este momento vive un importante hype internacional: No age.
Lo que es más, Dean Spunt es el responsable de Post Present Medium, el pequeño sello donde graban (distribuido por Touch & Go en Norteamérica), y con quien han compartido varios splits, como miembro que es al 50% de No age (se trata de un dueto).
Aunque tienen detrás a Sky Route/ Star roof (05) y Kid city (07), el cuarteto considera a Skeleton su primer disco en forma, tanto por la naturaleza del material como por la actitud más comprometida que han asumido. Los medios les han encontrado cercanías con Battles y Frog Eyes, más allá de que al pasar a ser distribuidos en Europa por Bella Union (con el ex-Cocteau Twins Simon Raymonde al mando) se les hiciera pasar como: “el matrimonio entre Captain Beefheart y My Bloody Valentine que baila reggaetón”. Estrategia que funciona en lo publicitario pero un tanto alucinada en lo estrictamente musical.
En constante movimiento entre Chino y Los ángeles, buscan absorber todo cuanto cae en sus manos. Por lo mismo no extraña que su nombre provenga de un actor secundario, cuyos papeles más importantes fueron en las dos primeras cintas de El padrino, y que hoy tiene casi 90 años de edad. Nadie puede precisar sí Abraham Charles "Abe" Vigoda sabe que un grupo de punk ha utilizado su nombre y sí puede gustarle tan demencial propuesta.
Y es que Skeleton es un disco sin reposo, pura descarga adrenalínica; desde “Dead City/Waste wilderness”, pasando por "Bear face", "Lanterng lights", “The garden” y “Cranes”. 14 temas que se consumen con la intensidad de una pira: batería machacante, cierto minimalismo, melodía camuflada y cambios abruptos. 34 minutos sin elementos añadidos, puro tuétano.
Abe Vigoda es un grupo intuitivo y salvaje, que cuando menos en este disco consiguen llevar a la llamada world music un paso adelante, especialmente la de origen africano, aunque se resisten a una comparación formal con Vampire Weekend (los tienen en su myspace como una broma): “no creo que nos parezcamos. Hay mucha gente que siempre intenta comparar grupos por una cosa -refiriéndose a la influencia africana- pero me ofende un poco porque venimos de un lugar diferente y no tenemos nada que ver”, explica el baterista Reggie Guerrero.
Abe Vigoda es una banda que sabe lo que quiere. Rechazaron grabar para una disquera grande: “dijimos que no porque iba en contra de nuestros principios. Siempre nos han rodeado nuestros amigos y no queríamos que dejase de ser así. Era muy importante para nosotros sacarlo con un amigo porque sabemos que va a hacer lo que sea necesario por nosotros”, explica Velázquez. Además de que usan instrumentos baratos, como las guitarras Squier, graban en un estudio casero de a 8 dólares la hora (aunque la mezcla y las masterización si fueron profesionales).
La precariedad de recursos y tecnología más bien desata su creatividad. No dudan al momento de esconder las voces y las melodías en un segundo plano, ni se preocupan porque sólo dos de las canciones del disco rebasan los 3 minutos. Con muy pocas palabras resumen su actitud y postura: “Sabemos que no tenemos que seguir las reglas porque ya no existen”. Que la música sea.
1 comentario:
Buena banda. Buen post. Yo hace mucho tiempo escribí un artículo sobre la hornada indie de bandas de ascendencia mexicana en Los Angeles. No me parece exagerado hablar de ello, es un fenómeno periodístico digno de resaltar. Tampoco creo que se exagere en darle bombo a los mexico-americanos ¿En que diario mexicano ocupan portadas Abe Vigoda? La vitalidad musical de una ciudad como Los Angeles se debe a su cruce multicultural, un reconocimiento de ese fenómeno fue una gran exposición sobre el origen "latino" (asi como lo oyes) del punk californiano en el museo de arte contemporáneo de Los Angeles. Me parece sintomático que en USA si se reconozca la influencia latina en su cultura y que en México no se haga el ejercicio contrario: valorar lo que los latinos han aportado a la cultura pop gringa. En algunos lugares le llaman malinchismo. Con todo respeto, ¿por que crees que a Abe Vigoda se les ocurrió el nombre (de broma, eso sí) "Punk Tropical"? Saludos. H.
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