No siempre la intensidad y excitación que genera la música procede del rock, el pop o la electrónica –que dominan el espectro de difusión-, existen otras muchas músicas que derraman pasión y vida. No puede sentirse ni decirse otra cosa ante la escucha de los haceres de Les Yeux Noirs, una banda Yiddish establecida en Francia desde donde dan otro rostro al jazz gitano y la tradición klezmer (judía).
Con una alineación que incluye doble bajo, acordeón, guitarra, chelo, cimbalón y batería, los dos hermanos Eric y Oliver Slabiak, cantan y tocan el violín con un virtuosismo rebelde, que les hace apropiarse de temas tradicionales de Rumania, Hungría y Rusia o bien llenar de emoción sus propias composiciones.
Juntos prácticamente por 20 años, ahora deciden publicar un álbum doble Best OYN / Oprescena (Harmonia Mundi, 09) que recoge en un disco 15 temas seleccionados de su trayectoria y en otro, 13 piezas grabadas en directo por Radio France.
Quizá su material no sea muy conocido de este lado del charco, pero posee una belleza poco común, ya sea cuando tocan a toda velocidad y nos dejan pasmados o cuando bajan la marcha y nos remontan a tiempos ancestrales.
Una maravilla sin desperdicio de parte de un grupo que toma su nombre de una canción original de Philippe Leotard, “Oï tzigané”, que dice: “la joven chica de Ojos Negros vino de los Urales con el viento en su mano”). De plano, si no consigue emocionarte es que estás muerto.
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