Kyp Malone (Tv on the radio) presenta su primer disco Rain Machine.
Una canción que lleva por titulo “Love won´t save you” anticipa mucho de su esencia; establece de entrada su naturaleza poco complaciente: quizá ni la fuerza más grande del mundo podrá salvarte. Y entonces aparece pletórica la voz, que es lo que apuntala el debut solista de Kyp Malone, guitarra y canto en uno de los colectivos musicales más importantes del rock contemporáneo: Tv on the Radio.
Ya nos estábamos acostumbrando a que Dave Sitek, el único blanco en la banda de Brooklyn, acaparara las planas, produciendo a Scarlet Johannson, colaborando con los Yeah Yeah Yeahs, entre otras muchas iniciativas. El resto de los miembros permanecían agazapados y guardando un perfil más bajo. Tras una gira importante por los escenarios más influyentes del planeta se veía venir un periodo de descanso, un año sabático para que los integrantes tomaran oxígeno. Pero tanto talento no podía permanecer inerte.
Una voz potente, flexible y de tan amplios registros –de graves cavernosos al falsete- debía de ser usada para mostrar la manera en que su dueño comprende las cosas y las transforma en música. Y si alguien tenía duda de la aportación de cada persona a la banda, ahora es posible apreciar cuanto del sello personal de Malone había en Tv. Es posible subrayar en que medida era y es “su banda”, pues más allá de la maraña de efectos eléctricos que aporta el hombre pálido de las gafas, aquí se aprecia la misma esencia de las canciones, que abrevan de distintos afluentes de la negritud. Es música con alma y sentimiento, que puede casi cabalgar sola como “Love won´t save you” o guarecerse en la potencia completa del rock, que en “Give Blood” es todo ritmo y furia.
Kip había venido componiendo con o sin grupo, incluso llegó a presentarse como Black Lights, pero existía otra agrupación similar y lo dejó. Al momento de concebir su material como un álbum, visualizó su nombre impreso en afiches y camisetas y no le gustó, así surgió la Máquina de lluvia.
Esta primera entrega, editada por Anti (sello también establecido en Nueva York), se sostiene en la interpretación, en esos juegos vocales. Ian Brennan se encargó de un acabado de producción discreto pero efectivo, que fuera agregando los instrumentos necesarios para mantener distancia con la jungla sonora entre la que está acostumbrado a cantar, para evidenciarlo basta con escuchar “Smiling black faces”.
El fondo de campanas va apareciendo paulatinamente, junto al resto de la base rítmica, para apoyar la línea de voz. Para la guitarra se reserva un preciso punteo.
Con estas 11 canciones, Kyp pretendía conducir al escucha por una experiencia placentera, que es: “el reflejo de una variedad de emociones y situaciones reales e imaginarias, algo de ritmo y algo de rima”.
El músico toma una pequeña piedra, la rueda en la nieve y cuando se da cuenta ya creó una enorme bola que en cualquier momento deja caer. Lo que comienza como una música de evocaciones ancestrales va lentamente sublimando su naturaleza y se hace otra cosa distinta, como en “Driftwood heart”.
Con Tv on the Radio aparcados durante un año, Kyp Malone nos ofrece buen alimento para el alma, tenemos con nosotros a un músico hábil, capaz de trasformar al soul y al bluegrass, de darles un nuevo rostro. No hubiera bastado toda su capacidad técnica si no se tratará de un hombre que habla con honestidad. Si es verdad que el amor no podrá salvarnos, al menos tendremos la música como un refugio viable y hasta cierto punto seguro.
Una canción que lleva por titulo “Love won´t save you” anticipa mucho de su esencia; establece de entrada su naturaleza poco complaciente: quizá ni la fuerza más grande del mundo podrá salvarte. Y entonces aparece pletórica la voz, que es lo que apuntala el debut solista de Kyp Malone, guitarra y canto en uno de los colectivos musicales más importantes del rock contemporáneo: Tv on the Radio.
Ya nos estábamos acostumbrando a que Dave Sitek, el único blanco en la banda de Brooklyn, acaparara las planas, produciendo a Scarlet Johannson, colaborando con los Yeah Yeah Yeahs, entre otras muchas iniciativas. El resto de los miembros permanecían agazapados y guardando un perfil más bajo. Tras una gira importante por los escenarios más influyentes del planeta se veía venir un periodo de descanso, un año sabático para que los integrantes tomaran oxígeno. Pero tanto talento no podía permanecer inerte.
Una voz potente, flexible y de tan amplios registros –de graves cavernosos al falsete- debía de ser usada para mostrar la manera en que su dueño comprende las cosas y las transforma en música. Y si alguien tenía duda de la aportación de cada persona a la banda, ahora es posible apreciar cuanto del sello personal de Malone había en Tv. Es posible subrayar en que medida era y es “su banda”, pues más allá de la maraña de efectos eléctricos que aporta el hombre pálido de las gafas, aquí se aprecia la misma esencia de las canciones, que abrevan de distintos afluentes de la negritud. Es música con alma y sentimiento, que puede casi cabalgar sola como “Love won´t save you” o guarecerse en la potencia completa del rock, que en “Give Blood” es todo ritmo y furia.
Kip había venido componiendo con o sin grupo, incluso llegó a presentarse como Black Lights, pero existía otra agrupación similar y lo dejó. Al momento de concebir su material como un álbum, visualizó su nombre impreso en afiches y camisetas y no le gustó, así surgió la Máquina de lluvia.
Esta primera entrega, editada por Anti (sello también establecido en Nueva York), se sostiene en la interpretación, en esos juegos vocales. Ian Brennan se encargó de un acabado de producción discreto pero efectivo, que fuera agregando los instrumentos necesarios para mantener distancia con la jungla sonora entre la que está acostumbrado a cantar, para evidenciarlo basta con escuchar “Smiling black faces”.
El fondo de campanas va apareciendo paulatinamente, junto al resto de la base rítmica, para apoyar la línea de voz. Para la guitarra se reserva un preciso punteo.
Con estas 11 canciones, Kyp pretendía conducir al escucha por una experiencia placentera, que es: “el reflejo de una variedad de emociones y situaciones reales e imaginarias, algo de ritmo y algo de rima”.
El músico toma una pequeña piedra, la rueda en la nieve y cuando se da cuenta ya creó una enorme bola que en cualquier momento deja caer. Lo que comienza como una música de evocaciones ancestrales va lentamente sublimando su naturaleza y se hace otra cosa distinta, como en “Driftwood heart”.
Con Tv on the Radio aparcados durante un año, Kyp Malone nos ofrece buen alimento para el alma, tenemos con nosotros a un músico hábil, capaz de trasformar al soul y al bluegrass, de darles un nuevo rostro. No hubiera bastado toda su capacidad técnica si no se tratará de un hombre que habla con honestidad. Si es verdad que el amor no podrá salvarnos, al menos tendremos la música como un refugio viable y hasta cierto punto seguro.
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