viernes, 18 de septiembre de 2009

Museo Vivo o de cuando la plástica detona la poesía


A los poetas les suele atraer el reto de trastocar las estructuras tradicionales y hallar, además, fuentes diversas que provoquen el momento creativo. En este sentido es interesante el primer libro de Ordoñez (Toluca, 1981), que parte de su pasión por las artes plásticas para enfrentar la escritura. Aprecia ciertas obras que le provocan escribir poemas que no pretenden ser la fiel transpolación de la pieza sino un pretexto para construirse y decontruirse a sí mismo a través del lenguaje.
46 obras, procedentes de épocas y corrientes distantes, detonan el surgimiento de los versos, que han de ser tan polimorfos para resignificar universos disímbolos como los de El Bosco, Damien Hirst, Francis Bacon, Giorgio de Chirico, Robert Motherwell o Paul Klee. La imagen es la célula madre pero luego viene el corpus amasado por el escritor.
La lectura de este libro se convierte en una experiencia viva por un museo orgánico y el escritor un ente que teclea trasmutando instantes precisos, como en Lucky Lulu Blonde: “La artillería alemana se aproxima y aquí arde algo, pero no es un astro ni tu ojos, Lulu, es un cigarrillo entre dedos engarrotados”. Los poetas emergentes libran con valor sus batallas; al menos esa es una buena señal.
Museo Vivo
Saúl Ordoñez
Fondo Editorial Tierra Adentro, 09

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