viernes, 15 de octubre de 2010

Win Butler marcha


Encontré un rincón debajo de un Billboard
que hacía las veces de un sofá de concreto
desde allí formulaba preguntas
arrullado por la marea lenta de automóviles
y viendo como las hojas rojizas flotaban en el aire
como pedazos de fuego levitantes.

Existir en los suburbios se vuelve lento y gris
pero algunos se creen los historias de una biblia de Neón
-la única luz que pueden imaginar-
a los demás no les queda más que el vacío y una tarjeta de crédito.


La gente suele reírse de mi pequeña rebelión
más cuando sabe que la tramé desde al asiento de atrás
escuchando y mirando postales efímeras
de ciudades en las que casi no había niños.

Me instalé luego en un cuarto vacío
justo en medio entre lo esencial vs lo aleatorio
delante del conflicto del hombre moderno
pero no puedo decir que me sintiera un poco mal siquiera.



Con el correr del tiempo apenas tengo claro
que una verdad siempre se deja ver por mitades
para irla asimilando poco a poco
como un niño pequeño que pierde el miedo a los columpios.

Sentado a la vera del camino
no tengo demasiada prisa
saben, para la jugada importante
se requieren dos cosas:
elegir bien y saber esperar.

Incluso hallar una zarza envuelta en fuego
puede ser un espejismo
que atrase una marcha de largo aliento;
el caminante conoce el momento de detenerse
cuando dejar que los carros sigan corriendo
sentir la pausa viene del interior
luego el cuerpo sentirá ese calor irrefrenable
la clara señal que estoy listo para arrancar de nuevo.

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