sábado, 8 de noviembre de 2008

El cabaret fantástico de Lonely Drifter Karen





No es del dominio del gran público que el verdadero nombre de Lewis Carroll, autor de Alicia en el país de las maravillas, es Charles Lutwidge Dodgson y que además de llevar una vida como sacerdote anglicano, no sólo se dedicó a la literatura sino a la fotografía, disciplina en la que volcó su búsqueda de la belleza, expresada en importantes y largas series de retratos realizados a niñas. Algunas tomas fueron en traje de baño y otras semidesnudos, que ofendieron a la moral victoriana de la época.
Carroll, nacido en Daresbury, Cheshire, en 1832, generó con su trabajo tras de la lente ciertas sospechas de pederastia, además de que no faltó quien afirmará que consumía láudano, un analgésico que procede del opio y de uso común en aquellos años, o algún otro estupefaciente, que le permitieron concebir el mundo alucinado y psicodélico plasmado en su obra más célebre.
El caso es subrayar que en ocasiones las cosas aparentemente cándidas poseen también un lado oscuro que las dota de un encanto perverso. Es como si descubriéramos a Mary Poppins y Bert -el deshollinador- durante una sesión de sadomasoquismo o los personajes del Mago de OZ fumando marihuana.
Tal es el efecto que me produce la escucha repetida de Grass Is Singing, la ópera prima en formato largo de Tanja Frinta (Innsbruck, 1979), conocida por el mundo como Lonely Drifter Karen, y que aglutina en su propuesta un barroquismo que enriquece y torna delirante a lo que puede entenderse como pop en un amplio sentido.
Austriaca de nacimiento y nómada por convicción, ha retomado el sentido teatral de los musicales vieneses, la herencia del germano Kart Weill y la vasta y sinuosa tradición de la canción francesa para macerar su debut discográfico en formato largo, concebido en compañía de Giorgio Menossi (79), un baterista de origen italiano, y Marc Meliá (80), un pianista nativo de la isla de Mallorca, España.
Los trece temas, que mucho tienen de folk mediterráneo, parten de las afluentes creativas de Frinta: "Me atrae la idea del sueño. Sin orden, con caos, como son los sueños". El disco surge de las alternadas residencias entre Gotemburgo, Viena y Barcelona. Por lo que tiene un lado que no abandona la melancolía y otra cara mucho más luminosa; ambas llenas de elementos fantásticos. Tal como la naturaleza de los relatos infantiles.


La vagabunda y solitaria Karen tomó su nombre de batalla de uno de los personajes de Los idiotas, una cinta del maestro del dogma Lars Von Trier, y volcó todo su talento como cantante y guitarrista para conciliar su amor por el cabaret alemán con la vena de fan de Jacques Brel de Melià, productor y ex miembro de El Diablo en el Ojo y mitad del dúo El Piano Ardiendo.
Las piezas tienen un notable aire cinematográfico, cuyas imágenes, florales y arborescentes, se cuelgan de melodías sugerentes y arreglos sinuosos. Cuando le preguntan acerca de los filmes en específico en los que basan su música, es Meliá quien responde: "Ninguno en concreto. Nos interesa la música como generadora de imágenes; eso es lo que hacemos, pero si he de mencionar una referencia concreta, serían las composiciones de Nino Rota para Fellini. Y Tanja completa: "Hace tiempo, me di cuenta de que, cuando las oía, me imaginaba a mí misma cantando en esas piezas instrumentales".
El camino discográfico de Loney Drifter Karen comenzó en 2003 con el extended Sinsweetime, publicado con el sello vienés Fettkakao, en el que todos los instrumentos fueron interpretados por ella misma. Después vino la correspondiente gira, que la llevó por Alemania, Suecia, Noruega, Polonia, España e Italia, donde durante 2006 conoció a Giorgio, nativo de Verona.
Acerca de la elección de la perla del mediterráneo para grabar Grass is singing, editado por el sello belga Crammed Discs, Tanja precisa: "Me encanta la ciudad; es un lugar en el que pasan muchas cosas, y aún se conservan la cultura y la música popular, al igual que en Francia e Italia. En Austria o Alemania, en cambio, casi han desaparecido".
A esta fantasía cabaretera que narra un torcido cuento de hadas no le faltan las canciones memorables, Ahí están “This World Is Crazy”, “Carousel Horses”, “Climb” y “No True Woman” que constatan las intenciones vertidas por la cantante a través de su MySpace, en el que afirma que el mejor momento para cantar es cuando va en bicicleta, paseando.
La prensa europea ha dicho que se muestra como un Tom Waits que cambiara el motel por un tupido bosque. Lonely Drifter Karen nos entrega un primer álbum propicio para cualquier tipo de viaje; una grabación llena de detalles, filigranas y matices. Su elegancia traspone sus orígenes clásicos o jazzeros; sólo el pop sabe ser tan maleable y expansivo, y esconder detrás de una apariencia dulce y tranquila la esencia obscura de las cosas.

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