sábado, 18 de abril de 2009

La Bien querida: ¿de qué hablamos cuando hablamos de amor?


Sin duda, lo mejor que puede decirse de Romancero es que se trata de un disco destinado a convertirse en un clásico inmediato de la España contemporánea y es que posee un encanto y una simplicidad abrumadores. De hecho, la primera frase que lo compone dice: “Te estuve esperando, toda la tarde, toda la noche, tu no aparecías y yo no sabía que hacer”.
Lírica silvestre, una voz delicada que mucho recuerda a Jeannette y una personalidad envolvente. Aquí menos no sólo es más, lo es todo. La propuesta de La bien querida es harto sencilla pero nos hace rozar el cielo, paladear unos instantes de eternidad.
Ana Fernández Villaverde nos confirma que la canción no pasará jamás y comienza su leyenda después de haber grabado uno de los demos más apreciados y perseguidos en años, y que provocó que personajes claves del rock hispano, como Luis Calvo y Jesús Llorente se entusiasmaran tanto como cuando escucharon por primera vez las canciones de Family, Los Planetas o El Sr. Chinarro.
Fue precisamente este último artista quien animó a esta mujer a dar sus primeros pasos, a grabar su maqueta (con Horacio Nistal y Edu de Waldorf Histeria) y presentarse luego en público, fungiendo como acompañamiento. Aunque también estaban ahí Jota y David Rodríguez (Beef y La Estrella De David), que ahora funge también como productor del debut, arropado por una de las indies más influyentes de aquellos lares: Elefant Records.
Tras un fervor inesperado provocado por su My space (medio por el que conoció incluso a su productor), sus escasas presentaciones y su voz, Ana se apartó momentáneamente de su carrera como pintora, que le había brindado su único contacto con la industria musical al realizar un óleo para la portada de Grandes éxitos y fracasos (Episodio I), una compilación de Extremoduro.
Precisamente en un impasse de su trayectoria como artista plástico fue que decidió bajarse de internet algunos acordes e incursionar con la guitarra. Ya que su padre es músico, algún gen le ayudó a dominar el instrumento con rapidez para componer canciones que son como manifiestos de una chica frágil y sensible que es toda verdad: “tengo miedo que en algún descuido me rompas de un golpe el corazón”
A la postre, Romancero se integró con nuevas versiones de los 7 temas del célebre demo que le antecede, más cinco composiciones recientes, en las que Rodríguez vertió toda su pasión por el pop de orfebrería: guitarras acústicas, percusiones discretas, pinceladas de flamenco ligero, flautas, teclados etéreos, etc. Todo dispuesto para que lo que luzca sea la voz de La bien querida, siempre en primer plano y por momentos casi a capella.
Un álbum que es todo amor, más aun si tomamos en cuenta que Ana y David se liaron sentimentalmente durante la grabación, por lo que es ensoñador e intenso, aun en los momentos menos evidentes, como en la fantástica y marcial “Corpus Christi”: “Los aeronautas hablan de la eflorescencia del aire en invierno y los astrofísicos del sol y las estrellas en el universo”. Mientras esto pasa, la chica se rompe en pedazos ya que transcurren 4 días sin ver al objeto del deseo.

Ana ha tomado todo el barullo con naturalidad y templanza, utilizando las tablas con las que ya contaba como pintora y señalando los puntos de contacto entre ambas disciplinas: “Para mí hay una conexión total entre música y pintura. Un cuadro y una canción son temática, composición, armonía y tonalidad”.

Nacida en Bilbao, hija única de un pareja interesada en la cultura, arribó a Madrid con 20 años para dedicarse a las artes plásticas pero el éxito le ha llegado a través de la música y eso que ella sólo pretendía entretenerse con canciones simples al estilo Mojave 3, pero “De momento abril” y “El zoo absoluto” tienen la elegancia y la finura del pop de las más alta estirpe. Ella es una princesa que viste de andaluza en la portada de un disco que va a estar entre nuestros “bien queridos” por largo tiempo.

Nos viene de lo mejor contar con una mujer que suelta verdades sencillas pero inapelables y que además canta en castellano. De hecho se sincera con la prensa española acerca de la naturaleza de sus canciones: “A mí no me avergüenza decir ‘amor’ o ‘enamorarme’ en una canción. Lo que me produciría pudor sería dar vueltas sobre esa idea sin enfrentarme a ella. Canto sobre experiencias personales y por el momento se trata tan sólo de canciones de amor porque no me salen de otra forma. Mis libros de cabecera no tienen nada que ver con la temática amorosa, son cosas como Petrarca, Lucrecio, Cioran, Breton… Me encantaría hacer letras que tratasen sobre la astronomía, la botánica o las aves exóticas, pero de momento no me salen, no hay manera”.

Por si la naturaleza orgánica de 11 canciones no fuera bastante para seducirnos, una de las viejas canciones estuvo a punto de quedar fuera de no ser por que decidieron darle un tratamiento electrónico. Así “9.6” suena incluso un poco “bakalao” para su autora, pero se ha convertido en un auténtico rompepistas que pronto contará con versión extendend. Algo que para el productor era una versión a modo de broma de mal gustó será la que alcance la mayor difusión mediática.

La saga de poesía callejera un tanto naive acompañada de música de ensueño, a la usanza de bandas como La Buena Vida y Le Mans, ya tiene otra obra mayor que desentraña ese peculiar enigma que ya planteara Raymond Carver en uno de sus mejores libros: ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? ¡Larga vida a La Bien querida!

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